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Santiago Achával – Matervini: hacer vinos que provoquen emoción

 

Contador público. Santiago Achával ha conseguido grandes logros con sus vinos mendocinos, pero en su origen es cordobés y contador público nacional. En ese carácter cursó un MBA en la Universidad de Stanford, enviado por la cementera Minetti, pero recuerda que “allí, a dos horas de Napa Valley, empecé a visitar la zona y me picó el bichito del vino”. Desde entonces, a pesar de que al regreso continuó en Minetti e hizo desarrollos inmobiliarios, “durante 10 años leí todo lo que había de viticultura y enología, incluso los textos de las facultades y los ‘journals’ de las asociaciones de vinos de Estados Unidos”.

Achával-Ferrer. En 1996 viajó a San Juan con Manuel Ferrer (accionista de Minetti) a estudiar un diferimiento impositivo de viñedos. Aquello finalmente no se concretó, pero entre ambos decidieron crear en Mendoza la bodega Achával-Ferrer. “Queríamos hacer algo chiquito y de altísima calidad, y ya con la cosecha 2003 conseguimos 97, 96 y 95 puntos en Wine Advocate”, recuerda.

Matervini. En 2011 vendieron Achával-Ferrer pero se quedó allí hasta 2014 como presidente y consultor. En 2013, junto al italiano Roberto Cipresso como socio minoritario, creó Matervini con tres ideas fundamentales: “Explorar la precordillera con el Malbec como intérprete; ser sustentables como imperativo ético, y desarrollar la venta directa para que el vino llegue al cliente con su historia y filosofía completas”.

Emoción. A la hora de elaborar vinos, Achával asegura que “sólo con descartar defectos se llega a los 92 puntos, pero el desafío viene después, cuando hay que darle su carácter a través de otros elementos como los minerales y el terroir”. Sin embargo, asegura que “el punto máximo de interés es la emoción, la reacción visceral, cuando uno siente que está cara a cara con la Verdad, así, con mayúsculas. Buscamos que nuestros vinos provoquen emoción, porque ahí es cuando la vinicultura se transforma en arte”.

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