Tecnología

Cinco empresas explican el millonario negocio del e-learning en Argentina

Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla”, afirmó en su blog el periodista y educador universitario Leonardo Haberkon. El grito desesperado llegaba desde el otro lado del charco, de nuestra vecina y hermana Banda Oriental del Uruguay; pero la historia se repite en muchas otras partes del mundo y la Argentina no es una excepción. Los profesores, cada vez más, parecen estar reñidos con la relación tan estrecha que une a sus educandos con la tecnología. Smartphones, redes sociales, interactividad, contenido audiovisual, fluidez, autonomía educativa. Todos conceptos alejados del pizarrón, el delantal blanco y la tiza. No son pocas las personas que están empezando a forjar su camino educativo por fuera de las formas tradicionales, mirando hacia las pantallas electrónicas y una forma distinta, más moderna, de entender el arte de aprender.

 

Personalizar la experiencia

Oriundo de San Juan y un asiduo coder que desde los 14 años se dedica a crear software de distinta clase como aplicaciones o videojuegos,Tomás Escobar es, también, conocido como el creador de Cuevana, la plataforma de video en streaming que revolucionó la manera en que los argentinos miramos series y televisión, años antes de que Netflix clavase la bandera en el país. Antes, sin embargo, supo ser estudiante de ingeniería en computación, pero dejó no por voluntad propia, sino, dice, por la incapacidad del sistema educativo para retener a estudiantes como él. “Adquirí experiencia por mi cuenta, online y trabajando en los proyectos que me interesaban o consultando foros. Los motores de mi aprendizaje eran el interés personal y el manejo de mi propio tiempo, la motivación era cada uno de mis proyectos. Eso lo plasmé mucho junto a mis cuatro socios cuando fundamos Acamica”, explica.

Acamica nació, básicamente, de transformar la frustración que nace de la educación tradicional en una ventaja competitiva. La compañía ofrece cursos y capacitaciones íntegramente online, pero ellos se definen como “una empresa de tecnología que está enfocada en educación. También generamos tecnología innovadora y no sólo hacemos foco en el contenido”. La empresa fue creada a principios de 2013, cimentándose con fondos propios muy reducidos para crear todo el software y luego, al ingresar al programa de la aceleradora Wayra, consiguieron su primera inversión ángel de US$ 80.000, sumados a los US$ 50.000 que puso Wayra. “Nosotros buscamos una experiencia completa que sea útil en el mercado laboral para así cerrar el ciclo de aprendizaje con herramientas útiles para el mundo real.

La gran mayoría quiere aprender para progresar profesionalmente o para mejorar sus propios proyectos, no sólo por placer”, explica Escobar. El emprendimiento apuesta a estar más en contacto, acuerdos mediante, con las empresas, para poder acercar a los alumnos a ellas. “Nuestros alumnos se pueden formar en profesiones y carreras, desarrollar fullstack, front end, web… la idea es que tengan un camino para poder seguir y que vayan aprendiendo y practicando”, apuntó Escobar. El sistema funciona con videos cortos de uno a tres minutos que luego se complementan con una guía práctica que propone ejercicios y desafíos, con un espacio en la propia plataforma para practicar los códigos.

“Todos los contenidos que ofrecemos son desarrollados internamente por la empresa, en un equipo de producción de contenido. Pero incluimos contenido de marcas, como MercadoLibre por ejemplo, ofreciendo cursos sobre su API. Otro tanto vale para Intel, Globant y Microsoft”, explica el emprendedor. Pero Acamica también necesita ganar dinero y la forma de capitalizar sus 150.000 usuarios en toda la región (40 por ciento son nacionales) es cobrar US$ 20 mensuales por una suscripción premium. Pero no son sus únicos clientes, ya que vende su plataforma a gobiernos para que usen la tecnología. “La plataforma está pensada para audiencias modernas que usan mobile, con formas nuevas y divertidas. Trabajamos con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en la academia Buenos Aires Emprende y con el Ministerio de Educación en ‘Programá tu futuro’”, señalan desde la compañía.

 

ACAMICA en números

Fundación: 2013

Inversión inicial: US$ 80.000

Facturación anual (a 2017): US$1 millón

Socios: 4

 

Transformación digital

El e-Learning no es sólo educación a distancia, pero lo cierto es que la tecnología cambia la composición y las relaciones que se dan en todos los aspectos del aprendizaje, incluida la comunicación. “Nos gusta pensar que somos una plataforma de comunicación que transformó el clásico cuaderno de comunicados en una App”, manifiesta Nicolás Giménez, uno de los fundadores de Blended. Lanzada en forma de prueba piloto en cinco colegios de Pilar en 2015, al día de la fecha ya tiene presencia en 150 colegios pero esperan plantar bandera en 500 más para el año que viene, copando el 10 por ciento del mercado. Algunos de los socios fundadores de la empresa poseían un background en educación y se dieron cuenta de “que la comunicación estaba atrasada y desconectada, ocho de cada 10 padres no recibían en tiempo y forma los comunicados”, puntualiza Giménez.

Cuando lanzaron su plataforma no tardaron en encontrar su lugar: “Competíamos contra pocas empresas, la de mayor presencia contaba con 14 colegios. Tenían un precio alto de $14.000 o $ 15.000 y por eso sólo trabajaban con colegios pudientes que son el 4 por ciento del total. Para un colegio del Conurbano Bonaerense era imposible y nadie atendía a ese mercado. Nuestros precios van desde los $ 3.000 por mes para instituciones de 500 alumnos”. También generan facturación con Apps específicas para cada colegio, agregando funciones a la plataforma.

El otro as bajo la manga de Blended fue ver que el entorno móvil no estaba siendo aprovechado. “No existía en la Argentina ninguna plataforma con presencia en móviles, ese fue el gran valor agregado”, admite el emprendedor. Pero añade: “Tuvimos suerte de entrar al negocio cuando ya estaba establecido mobile y la nube. El 80 por ciento de nuestros usuarios acceden solamente desde las Apps y hay muchas familias que no tienen PC pero tienen smartphones”. La empresa nació con  US$ 200.000 de parte de tres fondos de inversión y hoy facturan $ 300.000 mensuales.

 

BLENDED

En números

Fundación: 2015

Inversión inicial: US$ 200.000

Facturación anual: $ 3,6 millones

Socios: 2

 

Uniendo los puntos

 

Cognituz es un incipiente emprendimiento del semillero del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que busca dar un entorno digital flexible a la propia actividad que motivó a sus fundadores a darle vida al proyecto: dar clases de apoyo. Con fecha de inicio en el año pasado, un grupo de estudiantes que ya daban clases a sus compañeros decidió profesionalizar su trabajo. “Hoy ya tenemos a 150 profesores anotados, estamos terminando una prueba piloto para Fundación Cimientos y estamos hablando con una universidad y un colegio para desembarcar. Apuntamos a cerrar 120 clases por mes”, detalla Luciano Carmona ,cofundador del emprendimiento.

Hoy Cognituz cuenta con dos unidades de negocios. De cara al consumidor, donde se conecta a un alumno que necesita tomar una clase con un profesor con ganas de transmitir conocimiento. Y por el otro, la venta de su plataforma adaptable a instituciones educativas en la que se crea una réplica de la plataforma Cognituz a medida de la organización solicitante, por ejemplo, un colegio.

¿Cómo se financió la idea? “En principio, ganamos un capital semilla y una invitación para startup México, donde levantamos $ 80.000; fue en agosto del año pasado”, explicó Salvador Dellaqua, también cofundador. “Vamos a seguir con las pruebas gratis en lo que queda del año, mientras preparamos la versión 2.0 para fin de año. Apuntamos que para 2016 cada colegio privado tenga la oportunidad de usar la plataforma”, afirma. Pero tienen planes ambiciosos para el futuro. “Hay proyectada una facturación de $1,3 millón para el año que viene”, sostuvieron.

 

COGNITUZ

En números

Fundación: 2015

Inversión inicial: US$ 250.000

Facturación anual (a 2017): $ 1,3 millones

Socios: 5

 

Todos para uno y uno para todos

 

“Nosotros creamos una comunidad en 2008, online, para intercambiar opiniones profesionales. Veía una necesidad ahí. Inicialmente la idea era crear un grupo cerrado tipo Facebook desde donde hacer actividades gratuitas y de networking”, explica Lorena Amarante, cofundadora de OM Latam.

“Pero ya en 2011 queríamos dar un paso adelante, generando una plataforma de aprendizaje bajo demanda. Desarrollamos un Programa Ejecutivo en Marketing Digital, una serie de cursos y webinarios de capacitación y especialización mediante la innovación tecnológica, desarrollando una metodología que integra funcionalidades de e- Learning colaborativo. Empezamos con dos socios, pero luego para formalizar la empresa entró un tercero. Empezamos operaciones en 2012”, desarrolla Amarante.

El proyecto se financió en principio con aportes de los socios, luego trabajaron con la incubadora NXTP Labs, que les proveyó un capital de $ 20.000. Entonces migraron de una plataforma sólo para profesionales a querer también ser atractivos para los emprendedores. “Por ejemplo, gente que participa de entrenamientos en Facebook para vender allí sus productos. Esto es así de necesario porque el marketing digital es el nuevo inglés, es el lenguaje de los negocios”, puntualiza.

Lo que hoy ofrece la compañía son cursos autoadministrables ciento por ciento online, principalmente material en video, que se complementa con exámenes multiple choice. Las ventajas, aseguran desde la empresa, son la flexibilidad, pues no se paga un abono fijo sino que se abona por curso. Los precios empiezan en los $ 600, luego para arriba, siempre condicionado por la cantidad de horas.

 

OM LATAM

En números

Fundación: 2012

Inversión inicial: US$ 20.000

Facturación anual (a 2017): $1,8 millones

Socios: 4

 

Educación para solucionar problemas reales

 

Junto a tres socios, hace ya nueve años, Sally Buberman trabaja en la aventura y el desafío de crear la primera plataforma del país enfocada en el concepto de Live Learning. La plataforma se llama Wormhole y ofrece la posibilidad de crear una universidad. “Ofrecemos a las empresas, gobiernos e instituciones educativas tener un entorno virtual, que puedan crear programas completos de estudio pero sin perder interactividad y la calidad de la alternativa presencial. Que sea igual que cuando se hace en persona”, precisa Buberman, que actúa como CEO.

También explica que hay diferencias entre lo que hacen desde Wormhole y otras plataformas. “Es Live Learning y no e-Learning porque creemos que ese concepto es obsoleto; en esos casos, se provee información y no conocimiento. Hay todo un proceso social en el medio que tiene que ver con trabajar en equipo y probar las teorías, cuestionar, hacer preguntas… hacer eso es lo que hace que esa información sea conocimiento”, detalla Buberman en relación a las propuestas rivales como Coursera o Khan Academy.

La estrategia es ofrecer un servicio integral, porque “muchas empresas tienen el contenido y el know-how; nosotros lo convertimos en algo educativo y de conocimiento”, expresan desde la compañía. “Los gobiernos y las empresas tienen problemas y necesitan soluciones, a veces la capacitación y la educación son el medio para resolver el problema. Por ejemplo, tenés un grupo de empleados que no saben hacer venta relacional, o creció mucho la estructura de Recursos Humanos y ya no pueden hacer los eventos de forma presencial”, explica la CEO y cofundadora. “Identificamos problemas y buscamos objetivos, por ejemplo aumentar las ventas. Primero proponemos hacer un piloto chiquito sin costo, un curso pequeño para pocos empleados y en base a esa experiencia continuamos con un proyecto más grande.”

Actualmente, trabajan con 30 grandes empresas y alrededor de 250 más pequeñas. El modelo de negocios es por suscripciones anuales, un fee básico para 100 personas y luego los costos ascienden de acuerdo a la cantidad de empleados. Comienzan desde US$ 2.000 anuales. Quizás por esos precios es que ya pueden dar cuenta de US$ 1,6 millón de facturación al año y este año estiman llegar a US$ 2,5 millones.

 

WORMHOLE

En números

Fundación: 2007

Inversión inicial: US$ 10.000

Facturación anual: US$ 1,6 millones

Socios: 3

Fuente: Infotechnology

Escribe un comentarios