DESTACADA

El enólogo de los músicos Marcelo Pelleriti noticia en diario La Nación

 

El enólogo mendocino Marcelo Pelleriti fue noticia esta semana en uno de los diarios más leídos de la Argentina: La Nación. La extensa nota firmada por Delfina Torres Cabrero, cuenta sus comienzos, los vinos que elaboró para músicos famosos (él también es del ambiente), su acercamiento con Michel Rolland, uno de los enólogos más famosos del planeta, sus trabajos en Francia y cómo comenzó la construcción de Bodega Monteviejo. De paso adelantó que el Wine Rock, evento que organiza desde 2011 y junta unas 2.500 personas, tendrá lugar el próximo 6 de abril.

Sobre el vino dejó un análisis para tener en cuenta: el consumo en el mundo está cambiando y para adaptarse las bodegas están elaborando vinos más jóvenes y fáciles de beber.

Aquí la nota completa:

A principios de los setenta, en Mendoza , cuando apenas tenía 5 ó 6 años, Marcelo Pelleriti ya estaba rodeado de los elementos que, más tarde, explicarían su vida. Convertido en uno de los enólogos más prestigiosos del país y artífice de las líneas de vino de músicos de renombre como Jaime Torres, Pedro Aznar o Coti Sorokin, Pelleriti dirá que todo empezó entonces, cuando ayudaba a su abuelo italiano a hacer vino patero y su padre apareció con una guitarra barata y un cassette de Paco de Lucía. Ahí estaba todo.

Pelleriti estudió enología en Mendoza y en 1994 montó su primera bodega, en la que producía 1000 botellas de vino al año. En 2001 una amiga le avisó que Michel Rolland, uno de los enólogos más famosos del mundo , estaba haciendo entrevistas laborales en la zona. Sin demasiada expectativa, se presentó con una botella de su vino a modo de currículum.

«Al poco tiempo me llamó desde California y me preguntó si quería ir a trabajar para la familia francesa Peré-Vergé. Con ellos empecé a construir lo que es hoy la bodega Monteviejo (ubicada en el Valle de Uco, produce 1,5 millones de botellas anuales de las que exporta la mitad) y también a desarrollar todos los proyectos de los distintos châteaux en Francia», cuenta Pelleriti, que desde entonces todos los años se muda durante los meses de cosecha, de septiembre a noviembre, a Pomerol, Burdeos.

En una degustación en Buenos Aires Pelleriti conoció al guitarrista Rano Sarbach y, de su mano, a muchos otros músicos. «Vino Pedro Aznar a la bodega, después vino Coti. Se empezó a correr la bola de que en la bodega había algo con la música y el vino», señala.

En el 2011 armó una «pequeña fiesta de fin de cosecha» en donde en vez de sonar folklore, como se acostumbra, entre los viñedos tronó el rock. Pelleriti tocó con la banda de covers que tenía en ese momento, Soul Mate, y se fueron sumando músicos amigos. De a poco a esa pequeña celebración se convirtió en una costumbre de todos los años llamada Wine Rock, un festival que convoca a 2500 personas y este año se hará el 6 de abril.

«Cuando venían las bandas al festival, el agradecimiento era jugar a hacer un corte y ellos tenían su barrica (300 botellas) de obsequio. Para muchos eso no quedó solo en el juego, sino como algo que querían continuar», cuenta Pelleriti.

La continuación de ese juego terminó con la línea de vinos Artista, entre los que se cuentan Sumaj Tika, con Jaime Torres; Abremundos, con Pedro Aznar; Verso y Vagabundo, con Coti Sorokin; Malbecaster, Gran Baleirón y Pink Flood, con Juanchi Baleirón (Los Pericos); Vanthra con Fernando Ruiz Díaz (Catupecu Machu); Vértigo y Euforia, con Felipe Staiti (Enanitos Verdes) y Estrella del camino, con Rano Sarbach, entre otros.

¿Cómo es el proceso de producir vino con un músico?

«Acá hay 100 parcelas y distintos tipos de elaboración: vinos más frescos, con más fruta, más madera -explica Pelleriti desde los pasillos de Monteviejo-. Cuando vienen los artistas, yo sabiendo lo que les gusta pongo diferentes lotes con distintos estilos de vinos y son ellos los que componen el corte. Es una creación del artista», dice y agrega: «En definitiva un vino, como una canción, es una apuesta: no sabés si va a gustar o no».

El experto señala que el consumo de vino en el mundo está cambiando y que para adaptarse a ese cambio las bodegas están elaborando vinos más jóvenes y fáciles de beber. «Hay que hacerlo, pero si no hacemos también vinos de guarda para beber en 30 años, de altísima calidad, no dejamos una marca al país. Para mí hay que pensar también en una estrategia de mercado de alta gama que posicione a la Argentina», apunta.

Ni siquiera en la línea de cocreaciones con artistas, Pelleriti se conforma con el instante. «Los artistas tienen en la cabeza que si la canción no sigue en el futuro, no comen -dice-. La obra de arte tiene que trascender. Y el vino, para mí, también tiene que ser una obra que trascienda».

 

Fuente: La Nación

Escribe un comentarios