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Fondos vs Start-ups: no gracias

En marzo pasado un grupo de 19 organizaciones europeas, incluidos fondos, y aceleradoras de Startups y también las ScaleUps (antiguas startups que han alcanzado la fase de expansión) – con un gran predominio alemán y francés – envió una carta a la Comisión Europea con una petición: no dar más dinero directamente a las Startups, financien antes el «ecosistema».

Hay, entre los signatarios, las empresas financiadas por el SME Instrument (un programa de la Comisión Europea para PYME disruptivas). Se trata de startups que recibieron subsidios de más de un millón de euros de la Comisión y alcanzaron el estado de scaleups, los que sugieren que no se haga lo mismo para otros proyectos que tienen el mismo mérito. Incluso cuando ya dieron amplio testimonio sobre la enorme diferencia que el SMEi hizo en su crecimiento.

Las políticas de financiación para la innovación, la investigación y el desarrollo de la Comisión Europea hace varios años que se dan directo a las startups y si hay algo que la Comisión ha hecho es adaptarse (hasta reinventarse) para resolver el problema de la falta de traducción de su apoyo a la innovación en productos comerciales y líderes del mercado.

Un ejemplo de esto fue la transición del 7º Programa marco de Horizonte 2020, marcado por la creación del Instrumento SME, que invierte en startups y las PYME con innovación disruptiva – uno que cambia fundamentalmente la forma en que se procesa o desarrolla determinado producto o servicio, o crear un mercado totalmente nuevo. Un programa que es una especie de «liga de los campeones de la innovación», a la que las empresas pueden competir solas (sin obligatoriedad de crear un consorcio) y en la que sólo las tecnologías más prometedoras logran entrar.

Es un programa de dos fases. La Fase 1, con financiación de 50.000 euros para análisis de viabilidad del negocio, y luego, en la Fase 2, una financiación hasta 2,5M € para cubrir el 70% del costo del proyecto. Se pretende con este apoyo llevar productos desde un prototipo demostrado hasta una versión pre-comercial, cuando ya hay menos riesgo en la entrada de un gran inversor privado. Menos del 5% de los candidatos tienen éxito.

Para un emprendedor, este apoyo es óptimo. Permite encontrar el capital para desarrollar su producto en un momento en que una ronda de capital con inversores privados puede ser difícil y seguramente implicaría una valuación de su empresa inferior a la obtenida tras la participación en el SMEi. Además, incluye también medidas «suaves» como coaching de especialistas y servicios de aceleración y networking.

Por supuesto que contar con inversores privados también puede ser transformador en una start-up – traen conocimiento de mercado, capital y experiencia – pero si el capital privado recaudado sólo tiene que corresponder al 30% que la CE no financia, el fundador evita enajenar una buena parte de su participación, dejando espacio para futuras rondas.

Pero incluso para las empresas (startups o no) que han tenido participación de inversores privados y el programa de capital de riesgo es buena. Permite aprovechar en gran parte la participación de los inversores, sin necesidad de hacer aumentos o refuerzos de capital.

Según un estudio contratado por la Agencia Europea para las PYME (EASME), casi dos de cada tres beneficiarios de la Fase 2 del SME Instrument tuvieron un aumento significativo en su facturación, pasaron por un «exit» o pasaron por una ronda de recaudación de capital.

Sin embargo, esa carta, titulada «¿Cómo los programas europeos pueden apoyar a los innovadores y las startups”,basado en tres pilares:

  • Apoyar el ecosistema en lugar de las startups: se llegó a decir que «los programas europeos no deben apoyar directamente a las startups e innovadores”, recomendando el foco en el «ecosistema» para dar visibilidad al sector.
  • Financiar los inversores de fondos en lugar de las startups: en vez de poner dinero en nuevas empresas, ponen en fondos que invierten en ellas. En este punto se abre la puerta a algún tipo de financiación directa a startups, pero sólo si no hay inversión simultánea de los fondos privados o aceleradores;
  • Apoyar ScaleUps  en lugar de startups: defienden que los fondos deben ser para las empresas en  fase de crecimiento en lugar de que están en desarrollo.

El segundo y tercer punto hasta tienen aspectos positivos. Es verdad que el actual enfoque exclusivo en el desarrollo del producto puede sacar oportunidades de financiación a empresas en fase de crecimiento. Y que la co-inversión con fondos privados puede ser un garante de interés comercial del producto o servicio a lanzar y más una innovación a adoptar en el programa. Es incluso en esta enmienda se centraría cambios en el próximo programa marco, porque apoyar las scaleups en la financiación de su expansión más que la innovación puede incluso plantear cuestionamientos de la ayuda estatal.

El primero es que no puedo entender. Me parece contradictorio y muestra una industria contra la razón de su creación. Y que parece querer sostenerrla y validar la innovacion en la financiación pública en vez de convencer  porque hace buenas apuestas. No quiero creer que así sea.

O pasa por la cabeza de alguien  una carta de startups pidiendo, «financiar las startups en lugar del ecosistema.»

En este asunto no pueden haber dos lados de la vereda. No puede haber un duelo. Los dos tienen que convivir, necesitan uno del otro y ambos se benefician actualmente del apoyo muy significativo de la Comisión Europea. Sino que lo digan muchos de los suscriptores de la carta.

Fuente: i9magazine.pt

Adaptado y traducido por Nicolás Ferreyra

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