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Invertirán $ 58 millones para la restauración del Museo Emiliano Guiñazú-Casa de Fader

 

El Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía publicó este fin de semana en los principales diarios de la provincia el llamado a licitación para la restauración del Museo Emiliano Guiñazú-Casa de Fader.

Los trabajos de consolidación estructural del edificio que formaron la primera etapa están llegando a su fin. Este segundo tramo requiere una inversión oficial de $58 millones.

Con fecha 1 de octubre, la convocatoria invita a todas las empresas constructoras interesadas en llevar adelante esta importante obra a presentar sus propuestas técnicas económicas hasta la fecha publicada, momento en el cual se darán a conocer los oferentes.

La publicación estipula para el 24 de setiembre una visita obligatoria al museo para observar el estado del lugar, a fin de realizar la propuesta con más detalles.

La primera etapa de consolidación estructural posee una ejecución que supera el 96% y permitió refundar la estructura original de la casona, que data de 1892 y que se encontraba en muy mal estado.

El Museo Emiliano Guiñazú-Casa de Fader está cerrado al público desde  2012, pero gracias a las intervenciones que el Gobierno de Mendoza está llevando a cabo, cada vez se encuentra más cerca su apertura.

Para más información, las constructoras pueden consultar el pliego de condiciones en www.compras.mendoza.gov.ar a partir del 17 de setiembre o acercarse personalmente a la Dirección de Proyectos y Licitaciones, en el 8° piso de la Casa de Gobierno.

Historia de la institución y el edificio

El 31 de mayo de 1927, por Decreto 423, el gobierno de Alejandro Orfila creó el Museo Provincial de Bellas Artes, que se constituyó en institución modelo y sustento para la conformación y afianzamiento del espacio artístico de Mendoza. Nació como un centro de atracción popular y universal en materia de arte, reuniendo a la vez en él obras regionales, americanas y extranjeras, antiguas y modernas.

Se ubicaba en el Parque General San Martín y se inscribió en un contexto museográfico que en su época apeló a modernas concepciones de museo, con influencia de la pedagogía estadounidense y con una definida función social.

La sede actual tiene su origen en 1889, cuando comenzó su construcción como vivienda y finalizó en 1892. Después, Emiliano Guiñazú compró la propiedad de más de 120 hectáreas, ubicada en Mayor Drummond, con una casona de tipología rural que él mismo modificó, y le otorgó un aspecto más residencial, acorde con las casas utilizadas por las familias burguesas de la época.

Se incorporaron las actuales carpinterías, se adquirieron las columnas metálicas de la galería, se decoraron los muros de los locales interiores con símil de diversos materiales y motivos ornamentales, se construyó la sala de la pileta interior con mosaicos venecianos y la reja del cierre frontal.

Fernando Fader pintó los murales mientras habitó la casona, entre 1907 y 1914, ya que contrajo matrimonio con Adela Guiñazú, hija de Emiliano. En 1940, Narcisa Araujo, viuda de Emiliano Guiñazú, donó la antigua casona a la Provincia, con el propósito de convertirla en museo. La casona perteneciente a la familia Guiñazú tenía la tipología propia de la burguesía de la época, con características de caserón suburbano.

El 15 de abril de 1945 se creó el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú y se inauguró en 1951 en ese edificio. El nuevo museo sigue las ideas museográficas del profesor Julio Suárez Marzal, reconocido pintor y primer director, que llevó a cabo el proyecto de remodelación de la casa original y su entorno.

Uno de sus mayores aportes fue la creación del “museo jardín”, con la incorporación del verde en los recorridos museográficos a través de un trazado al estilo francés que incorporaba salas de exposición al aire libre. Esta renovación incorporó el concepto de museo-parque y de museo-didáctico.

 

Fuente: prensa Economía

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