Hoy todas las empresas y los medios hablan de innovación, sobre todo las más grandes que son casualmente las primeras en percibir que más temprano que tarde todas las formas de hacer negocios van a ser transversalmente modificadas por la tecnología.
Lo cierto es que algunas empresas no tienen solución y están destinadas indudablemente a morir en el intento cuando timonear el barco sea casi imposible y el “iceberg” este tan cerca ya será tarde.
MIOPIA DIGITAL
Aunque sus ejecutivos lo intenten, y asistan a innumerables cantidades de eventos en donde la temática ya parece trillada de tanta mención pero de poca ejecución. Menos del 10% de estas compañías y sus gerentes “creen” en la transformación digital y en la verdadera revolución 4.0.
NO CREEN O NO ENTIENDEN
Vivimos un siglo XX de la escasez y con este cambio, en el siglo XXI entraremos en la era de la abundancia. La energía será renovable, y por ende más barata, y de cantidad infinita. Con la energía se podrá desalinizar el agua de mar y tendremos agua infinita para riego, lo que traerá alimentos en gran cantidad. No solamente en el ámbito específicamente industrial generará cambios, en los transportes, en la logística, en la domótica , robótica, IoT y particularmente en la salud.Las estrategias de geo localización, el big data, machine learning y la inteligencia artificial entre otras por venir parece que las estaremos dentro de poco tiempo aplicando hasta en los más diversos usos cotidianos.
Imaginarse esto hace 15 años atrás era de ciencia ficción y ahora lo tenemos allí, con prototipos funcionales y con algunas tecnologías ya aplicadas en función de las mejoras de la vida de las personas.
El problema que debemos sortear sigue siendo humano. La generación que está en los mandos gerenciales “no cree” que esto sucederá simplemente porque no está dispuesto a pensar en grandes cambios y porque en el último medio siglo, cada uno de ellos presenció grandes avances como la internet, las comunicaciones etc, pero esos grandes cambios que parecían rápidos en esta nueva ola los movimientos son a velocidades ultrasónicas.
Hablar de si fue Steve Jobs, el creador del Smartphone, que potenció esta ola o si Pokemón GO fue el detonante de que millones de celulares activen su ubicación para empezar a crear un mundo de geo localización y cruzamiento de datos para analizar el comportamiento de masas, parece del pasado, hoy miramos todos los días como startups están creando y surfeando los mejores picos de esta ola y las grandes empresa hacen agua. Será que las startups tienen una tabla más chica, más ágil y moderna para surfearla? Y aparte son más osados y arriesgados. Y a la vez más seguros de lo que hacen?.
En una reciente charla en el Investor Day de Alaya, principal y más activo fondo de la ciudad de Córdoba, escuché a Ivan Vera del Club de innovación y propulsor de la innovación en las empresas desde hace 27 años, muy claramente nos dijo “Las empresas deben convertirse en Porta-Aviones y adquirir la innovación de las startups que son los jets que van a despegar de esa plataforma y así la innovación es posible en las grandes corporaciones con procesos obsoletos, antiguos y burocráticos” y agregó que “debemos trabajar con gerentes que crean en la innovación, de lo contrario no habrá resultados…”
Pero así también nos comentó que son solo unas 40 grandes empresas en Chile que están innovando… y que si bien sumadas todas tienen una facturación más que interesante, hay una porción enorme que aún no hacen y no innovan por el solo hecho de que sus altos mandos todavía no creen y sino creen no vale la pena es muy difícil que un cambio pueda funcionar.
LA SOLUCIÓN NO ESTÁ EN LAS EMPRESAS ESTÁ EN LAS STARTUPS
Todo lo que pierde una empresa a la medida que va creciendo y fortaleciéndose en los números es justamente lo que una startup puede aportar al momento de “adquirir” innovación. Agilidad, pensamiento disruptivo, trabajo colaborativo, compromiso etc. sumado a la osadía de emprender y a la desestructuración de los emprendedores que piensan “fuera de la zona de confort” y resuelven problemas que pueden afectar a miles de millones de personas.
Por el otro lado están los beneficios que una empresa puede darle a una startup, desde dinero , instalaciones, consultoría en áreas que no son del negocio como abogacía y contabilidad, y por sobretodo su cartera de clientes.
Cuando una startup encuentra su socio perfecto en una gran corporación tiene grandes chances de crecer y empezar a transformar esa empresa de adentro hacia afuera para luego abrirse mercado en otros países y continentes. Aunque hay muchas cosas por entender por parte de las empresas como que su aporte es colaborativo y no abusivo, que Smart Money no es Smart Chief y que siempre el equipo emprendedor debe mantener el 51% o más de la participación hasta la serie A al menos y que a mayores logros y crecimiento de la startup no se convierten en dueños y nunca deberían querer serlo. En los negocios de riesgo, saber salir a tiempo es tener en claro en donde uno juega. La ambición no puede ser desmedida sino es un tiro en el pié tanto para la startup como para el inversor
LA REVOLUCIÓN DE EMPRENDER
Como conclusión decimos que la revolución está en crear miles de emprendedores y que el ecosistema permita interconectarlos con empresas y gobiernos para articular leyes y fondos de fortalecimiento emprendedor. En la educación debemos dar el salto de calidad y detectar el gen emprendedor en temprana edad, ya en el nivel secundario el alumno debe saber emprender y tener una metodología de estudio de “equivocarse rápido y barato” como lo es el método Lean Startup de Eric Ries o la técnica del design thinking una metodología de innovación centrada en el usuario y no en el producto.
Enseñar a pensar de manera colaborativa, entender que el fracaso suma y potenciar a los demás emprendedores que están a tu lado es la regla de 3 del siglo 21.
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Nicolás Ferreyra
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