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Mercado editorial: sellos independientes ganan espacio

En la Argentina hay más de 2000 editoriales registradas pero sólo se considera activas a 230, que publicaron al menos cinco títulos anuales durante los últimos cinco años. De ellas, 101 son medianas (publican entre 20 y 99 títulos al año, un 35% del total de ediciones) y 104 son consideradas pequeñas (publican menos de 20 títulos anuales, 10% de las ediciones totales), según la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP).

Dos megagrupos (Planeta y Random House) publican más novedades por mes que lo que publican las editoriales más pequeñas por semestre. Sin embargo, las editoriales pymes suelen tener catálogos más estables y ventas más parejas a lo largo del año. «No apostamos a los best sellers, sino a long sellers, trabajamos más en el nicho que en la masividad», ilustra Víctor Malumián, uno de los fundadores de Ediciones Godot, dedicada a la divulgación de Ciencias Sociales.

En la última década, hubo un auge de la edición independiente. Según datos del Libro Blanco de la CAP, el 43% de los sellos tienen menos de 10 años de existencia. Este fenómeno tiene su correlato con el aumento de la matrícula en la carrera de Edición en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. De un promedio histórico de 100 a 200 inscriptos por año, hoy se inscriben entre 350 y 500 ingresantes anuales.

Muchos de estos sellos surgieron como un hobby, que luego se fue profesionalizando. «Siempre me gustaron los libros y hace seis años editamos uno con mi socio, muy artesanalmente», cuenta Malumián. «Ambos trabajábamos de otras cosas y tuvimos que esperar a vender esa edición para sacar otra. El problema es que si sos un editor con un sólo libro en tu catálogo, nadie te quiere distribuir y es muy difícil llegar a las librerías», confiesa.

Por eso la mayoría de las editoriales independientes formó cooperativas para la distribución, y de a poco se están organizando para discutir la problemática de su sector, que no es ajeno a una caída generalizada de las ventas y un aumento de los costos (sobre todo del papel, su principal insumo). «Los márgenes en este negocio son exiguos. Por cada libro que se vende, el 10% va al autor, el 20% al distribuidor, un 30% nos llega a las editoriales y 40% para las librerías. Sin embargo, al editar un libro hay que pagar costos desde el primer mes (al autor o traductor, a la papelera, la imprenta y el distribuidor), y las librerías recién nos pagan al mes siguiente con un cheque a 60 días», ilustra.

En los últimos cinco años, si bien las ventas crecieron en precios corrientes (sin tomar en cuenta la inflación), muestran un estancamiento tanto en volumen como en precios constantes, según datos de la CAP.

Para las editoriales pequeñas y medianas, las librerías son el principal canal de ventas (77%), ya que otros canales como Internet, supermercados y kioscos tienen poca relevancia y muy pocos títulos (en general best sellers de editoriales grandes) llegan a estos puntos de venta no tradicionales.

La posibilidad de importar libros vía courriers por el sistema «puerta a puerta» no representa por el momento una amenaza para los editores independientes, ya que «en general se trata de volúmenes bajos y títulos que no se publican aquí», dice Malumián. Sin embargo «nos preocupa la importación de saldos de otros países de habla hispana, que llegan a precios irrisorios».

En busca de un espacio propio de intercambio entre editores, pero también de un contacto más cercano con los lectores y amantes de los libros, 80 sellos independientes organizaron este fin de semana la 5ta Feria de Editores en la galería de arte Central Newbery de la Ciudad de Buenos Aires.

Con la asistencia de más de 6000 personas, se exhibieron más de 2500 títulos, hubo charlas de escritores y muestras de pintura y fotografía.

Fuente Emprendedor XXI

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