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No blanquees, que oscurece

El análisis del proyecto de blanqueo de capitales presentado el miércoles por el gobierno debe ser encarado desde diversas ópticas. Y en todas ellas encontramos serios interrogantes que nos hacen dudar tanto de su eficacia como herramienta, como del eventual éxito de la medida.

Veamos, entonces, algunas de las preguntas que válidamente nos estamos haciendo por estas
horas:

– ¿Por qué siendo la abundancia de pesos emitidos para financiar el gasto público una de
las causas más evidentes de la suba del dólar informal o blue (y de la inflación, madre
de todos los males de nuestra economía), se idea un plan para hacerse de dólares?
¿No hubiera sido mucho más lógico idear vehículos de inversión nominados en nuestra
moneda que ofrezcan una tasa semejante a la inflación, de modo de desalentar la compra
de dólares?
– ¿Qué le hace pensar al gobierno que una persona que ha tomado hace quizá mucho
tiempo la decisión de ocultarle al fisco parte de su patrimonio va a cambiar de opinión en
el momento de mayor presión tributaria de la historia argentina?
– En esta línea, muchos piensan que no teniendo atractivo para evasores, el plan podría
esconder la intención de lavar dólares de origen delictivo, más allá de la pretensión de
creer que la prohibición de acogerse para funcionarios y personas imputadas va a evitar
que igualmente se pueda acceder al blanqueo vía testaferros y sociedades anónimas.
– Si el gobierno está avalando en el mercado cambiario formal u oficial una devaluación del
peso para este año en torno al 20% anual ¿es buen negocio cambiar los dólares por un
bono que paga el 4% anual (retorno al que hay que descontarle los impuestos a pagar del
blanqueo en adelante)?
– Dicho sea de paso, ¿no hubiera sido más tentador un ofrecimiento idéntico, con la sola
diferencia de no obligar al canje de dólares por CEDINes y/o BADEs? ¿Por qué el gobierno
dice que no necesita dólares, pero exige que ellos sean cambiados por títulos?
– Si una de las intenciones es revivir el mercado inmobiliario, ¿no hubiera sido más sencillo
liberar el cepo cambiario contra presentación de boleto de compra venta o escritura
pública? Y si la otra motivación es financiar a YPF, ¿por qué no solucionar el conflicto con
Repsol nacido de la expropiación y endeudarse en el mercado voluntario de crédito a tasas
históricamente bajas, explotando a nuestro favor el interés internacional que suscita el
yacimiento de Vaca Muerta?
– Finalmente ¿por qué insistir en la nefasta política de premiar al evasor y castigar al buen
contribuyente, incentivando el incumplimiento impositivo que tanto daño le ha hecho en
especial a los más necesitados, y en definitiva a todo el país?

 

Lucas Croce
DLC Asesores Financieros
www.dlc.com.ar
lucas.croce@gmail.com

Twitter @lucascroce

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