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Qué hay que saber para alquilar una casa de veraneo en Pinamar y Cariló

 

La experiencia de los propietarios en las últimas temporadas indica que basta con alquilar durante una quincena del mes de enero la segunda casa o departamento ubicado en la costa para cubrir los gastos de mantenimiento anuales del inmueble. Respecto a qué busca la demanda, en la elección de la zona, la composición familiar es la que manda. Quienes tienen niños pequeños suelen buscar barrios tranquilos, alejados del centro o incluso de la playa, puesto que de todas maneras suelen moverse en auto por sus hijos. Cuando en el grupo familiar priman los adolescentes, estar cerca del centro del balneario elegido es fundamental.

Por caso, en Pinamar, hay familias que eligen el Norte, por su cercanía con las playas abiertas, en la zona de La Frontera, ya un clásico con sus médanos que acogen a los amantes de los vehículos 4×4 y los imponentes chalets. El valor de los alquileres varía entonces de acuerdo a estas preferencias. Según Lucio Vera Tapia, de la inmobiliaria Vera Tapia y Asociados, en la zona del centro un departamento de dos ambientes con cochera ronda $ 38.000 en el mes de enero. En la zona Norte, para ese mismo período una casa con tres dormitorios con servicios completos se consigue por $ 72.000, mientras que en el área zona de la Iglesia una casa con cuatro dormitorios más dependencias de servicio, a una cuadra del mar, se alquila por $ 130.000 todo enero. Los alquileres se incrementaron alrededor de un 10 por ciento respecto de la temporada anterior.

En Cariló el aumento de los valores es similar, con la excepción de aquellas propiedades que no se alquilaron la temporada anterior y que hoy se ofrecen sin ajuste de tarifa. Jorge Santamarina, de la inmobiliaria homónima, explica que el principal atractivo son las casas, puesto que allí predominan las familias numerosas o los padres mayores que alquilan para sus hijos y nietos. Las propiedades con piscina climatizada o jacuzzi son las más demandadas. También las que tienen parrilla o buenas galerías. Y las casas que integran el área de servicios o estar, vital punto de encuentro para las familias. Para esta temporada, una casa de tres dormitorios se alquila entre $ 35.000 y $ 40.000 la quincena. Si tiene pileta climatizada, la cifra asciende a los $ 80.000 o $ 90.000. Con la cercanía al mar, el valor de la propiedad aumenta considerablemente, con alquileres a partir de los $ 150.000 y de hasta $ 250.000 por quincena.

Durante la última década, los balnearios de la costa fueron adaptándose a las tendencias de los argentinos a la hora de vacacionar. «Las tendencias de desarrollos en Pinamar cambiaron en los últimos cinco años. Antes, la gente alquilaba una casa por 30 días, o en su defecto por 15, y esas eran prácticamente las únicas vacaciones programadas. Hoy se elige vacacionar varias veces en el año, por períodos más cortos de entre tres y siete días.

La tendencia se registra tanto entre los turistas que alquilan como en los propietarios que hacen uso de su inmueble», explica Iván Renkine, de la inmobiliaria Dinamismo. Además la demanda exige cada vez más edificios con amenities porque nadie quiere ir a trabajar mientras vacaciona sino que se busca el pleno disfrute y descanso. Son valorados entonces los servicios completos como la pileta climatizada, el gimnasio, sauna, playroom y kínder, entre otros. Todo esto fue interpretado por los desarrolladores inmobiliarios, que actualmente proponen a los inversores la compra de unidades en pozo, con departamentos de dos ambientes de 50 m2 o de tres ambientes con alrededor de 75 m2, además de cocheras cerradas y espacios para guardar cuatriciclos. Estas unidades se comercializan en un promedio de US$ 2500/m2 en casi todas las áreas del partido de Pinamar, con la excepción de las propiedades ubicadas en la Avenida Bunge y/o frente al mar, en donde los precios ascienden a los US$ 2700 y hasta US$ 3400/m2. La financiación para la compra de estas unidades suele hacerse en 30 cuotas y, de acuerdo con declaraciones de los agentes inmobiliarios, «la toma de inmuebles o vehículos de menor valor como parte de pago es moneda habitual de comercialización».

 

Fuente: La Nación

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