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Samsung admite que las baterías del Note explotan por «producción apresurada»

Luego de un mes de idas y vueltas, el 11 de octubre del año pasado Samsung detuvo la producción del smartphone Galaxy Note 7. En el medio, hubo un primer llamado para que los poseedores de estos dispositivos los cambiaran por uno nuevo, que también fallaron. Luego de varios meses de investigaciones, la empresa de origen surcoreano ha publicado los hallazgos de sus investigaciones.

Tal como se preveía, los informes indican que el problema estuvo centrado en las baterías, y en el caso del primer recall, en una fabricación a las corridas. En cualquier caso, las dos baterías provocaban un cortocircuito por motivos diferentes. Desde la empresa hablan de “batería A” y “batería B”, que fueron fabricadas por la subsidiaria Samsung SDI y por Amperex Technology Ltd (ATL), aunque no se sabe cuál es cual.

En el primer caso, el inconveniente fue causado por una falla de diseño en la esquina superior derecha de la batería, lo que produjo que los electrodos negativos se doblaran. Además, las puntas de estos electrodos estaban ubicadas en la curva y no en un área plana. En el segundo caso, las baterías de reemplazo fueron fabricadas a las apuradas y esto provocó que quedaran defectos en la soldadura que hacían que se tocaran el positivo y el negativo, lo que finalmente causaba un cortocircuito.

Esto quiere decir que los teléfonos no tenían un problema de hardware o de software. En el caso de la batería A, según el portal Gizmodo, el problema fue que se intento reducir el tamaño de las baterías sin que esto significara una pérdida de capacidad: esto llevó a que se utilizaran componentes más pequeñas que al final terminaron por ocasionar los problemas conocidos por todos. Si esto se hubiera resuelto tras el recambio, el problema estaba superado, pero la fabricación apresurada provocó un fallo diferente que fue el beso de muerte para el Galaxy Note 7.

Fuente: Samsung

En la conferencia de prensa, el jefe de la División Móvil de Samsung, DJ Koh, le pidió disculpas a clientes, proveedores y operadoras por el fallo. Luego explicó que la empresa creó un laboratorio especial para analizar los componentes involucrados e ir descartándolos uno a uno como los causantes de los cortocircuitos: carga inalámbrica, por cable vía USB Type-C y el sensor de escaneo de iris, por citar aquellos de los que se sospechaba que podían ser el motivo de las explosiones. Tras el análisis de 200.000 teléfonos y 30.000 baterías por parte de 700 trabajadores tanto de Samsung como de tres empresas externas (UL, Exponent y TUV Rheinland), se llegó a la conclusión ya expuesta: el problema, por distintos motivos en cada caso, salió de las baterías.

La compañía anunció además que a partir de ahora implementará un programa de verificación de ocho puntos para baterías (test de durabilidad, inspección ocular y a través de rayos X, test de carga y descarga, test para chequear que no haya perdidas, desarmaran las baterías para chequear la calidad de los componentes, test de uso acelerado y un test de voltaje para chequear que no haya saltos repentinos durante el proceso de fabricación) y que el 96% de los 3 millones de Galaxy Note 7 distribuidos ya han sido devueltos. Eso sí: de las pérdidas económicas no hablaron.

Fuente: Samsung e Infotechnology
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