Newsletter de Mauricio Llaver

AF positivo: qué metáfora. MendoExit: preguntas urgentes / Newsletter de Mauricio Llaver

Alberto con coronavirus después de dos dosis de Sputnik: ¿Qué cosa le ha salido bien a este gobierno? MendoExit: mejor hacerse unas cuantas preguntas, más temprano que tarde. Mendoza autónoma: una idea superadora, que nos una en lugar de desunirnos. Cosas del alma: mi hijo el doctor. Y un vino, por supuesto.

4 de abril 2021

ALBERTO POSITIVO: LA MEJOR METÁFORA. La mejor metáfora de este gobierno es que Alberto Fernández se haya agarrado el coronavirus después de haberse dado las dos dosis de la Sputnik. ¿Qué cosa le ha salido bien a esta gente? Justo cuando llega la segunda ola, cuando quieren estirar las vacunas poniendo una sola dosis a más afortunados en lugar de las dos a los que ya empezaron, pumba: el ciudadano más notorio del país (más notorio no significa más poderoso) da positivo a pesar de las dos dosis. ¿Con qué tranquilidad se van a quedar los que ya fueron vacunados? Hay que recordar que, ya entrados en el mes de abril, el porcentaje de vacunados con dos dosis es el 1,5% de la población, mientras los que tienen una sola son el 7,6%. Así que el resumen es el siguiente: hay pocos vacunados, pocas vacunas, y un nuevo golpe a la confianza sobre todo lo que se está haciendo. Felices Pascuas.

EL ERROR DE PONERLE NÚMEROS A LA MENDOZA AUTÓNOMA. Una Mendoza más autónoma es un horizonte, un mito, una dirección que nos tiene que unir a todos los mendocinos para hacernos respetar más dentro de la República Argentina. Ponerle números sería un error conceptual gravísimo, porque diluiría esa aspiración común y nos terminaría dividiendo a nosotros mismos. Si un partido político se presentara como independentista y consiguiera pocos votos, estaría en problemas. Si consiguiera muchos, se metería en un problema mayor. Mejor no enredarse con esas cuestiones, como con las provocaciones plebiscitarias de los ventajeros cortoplacistas. Ser más autónomos tiene un sentido profundo y nos serviría para incrementar nuestro orgullo, mientras trabajamos para conseguir cosas que nos permitan vivir mejor. Ponerle números a un sentimiento puede tirar todo para atrás. Sun Tzu (El Arte de la Guerra, capítulo 8) la tenía clarísima: “Hay caminos que no deben recorrerse, fortalezas que no deben asaltarse, ejércitos que no deben enfrentarse, batallas que no deben entablarse”.

PREGUNTAS INCÓMODAS SOBRE EL MENDOEXIT. En el movimiento del MendoExit tengo muchos conocidos, algunos de ellos amigos. Pero cuando se lanza algo así, lo mejor es hacerse las preguntas más realistas y someterse a las pruebas más ácidas. Robert D. Kaplan decía en Warrior Politics que las instituciones más sólidas son las que están edificadas sobre las previsiones más trágicas. Preguntas incómodas: ¿De qué vamos a vivir si nos independizamos? ¿Y si nos intervienen la provincia? ¿Y si nos mandan las fuerzas de seguridad? (¿con qué nos defendemos, con los cadetes del Liceo Militar?) ¿Y si nos bloquean la salida de productos? ¿Y si nos ponen impuestos para circular lo que producimos o lo que necesitamos comprar? ¿Y si nos boicotean desde el poder central y las otras provincias? ¿Y si las provincias vecinas ofrecen ventajas impositivas a las empresas que se vayan de Mendoza? ¿Y si se aprieta a empresas grandes que tienen sucursales en Mendoza? ¿Y si impiden que haya vuelos desde o hacia nuestro espacio aéreo? No le quiero romper un sueño de buena voluntad a nadie, pero mejor hacerse esas preguntas antes y no lamentar las consecuencias después.

MÁS PREGUNTAS INCÓMODAS. ¿Qué pasaría con los mendocinos que no adhirieran a la independencia? ¿Serían traidores a la patria? ¿Y los argentinos de otras provincias que viven aquí? ¿Pasarían a ser extranjeros, o parias? ¿Y los matrimonios mixtos, de mendocinos o mendocinas con gente de otras provincias? (Estudien lo que sucedió con la partición de Yugoslavia, llena de matrimonios entre serbios y croatas). Hay que tener la cabeza muy fría para plantearse esos temas, porque arremeter en caliente puede derivar en desastres mayúsculos. La idea de una Mendoza más autónoma nos une, mientras que la de una Mendoza independiente nos va a desunir. Estaríamos fabricando otra grieta. Y, yendo al fondo, pensemos en que dejaríamos de ser argentinos y tendríamos que resignar toda nuestra mitología, nuestra historia y nuestro pasado. Yo no pienso renunciar al San Martín visionario, al gigantesco Sarmiento, a los universales Borges y Piazzolla, a las alegrías masivas de Maradona y de Messi, a los recuerdos del glorioso Rojo de Avellaneda, al Flaco Spinetta, o al filoso dolor que experimenté cuando visité el cementerio argentino en las Islas Malvinas. Aviso.

ALGUNAS IDEAS EN FAVOR DE TODOS. Lo que sí puede hacer Mendoza es moverse con una actitud de máxima autonomía y diferenciarse como una provincia argentina única y singular. Hablo, por ejemplo, de tener una suerte de política exterior propia, con algún embajador itinerante o canciller que ponga en valor los diferenciales institucionales y las posibilidades económicas de la provincia. Hablo de firmar todos los convenios internacionales, regionales o interprovinciales posibles dentro de nuestros rangos de autonomía. Y hablo -esto es polémico, pero tiro la idea- de contratar a un grupo de lobbistas profesionales que atraigan inversiones a Mendoza desde otros lugares del país y desde el exterior. No digo que repartan folletos con la foto del Aconcagua. Digo que estén presentes en todas las reuniones empresariales en otras provincias, en todos los cócteles de las embajadas, en todas las organizaciones económicas de la Argentina y en los organismos multilaterales en el exterior (la última foto simbólica de Mendoza, la del túnel que da al lago de Potrerillos, se hizo con un préstamo del BID). Y que tengan el objetivo de aspirar inversiones hacia acá. Eso sí sería bueno y movilizador, y antes que dividirnos nos pondría a todos en la misma dirección. A ver si nos animamos a debatirlo.

COSAS DEL ALMA: MI HIJO EL DOCTOR. Mi hijo Mauricio aprobó esta semana su tesis de Doctorado en Ciencia y Tecnología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNCuyo. Tengo la excusa de la “información completa y rigurosa” para contar que la calificación fue de “Sobresaliente con Mención de Honor”. La vida es tan rara que con mi esposa Paula nos sentimos orgullosos de algo de lo que no entendemos nada, porque su tesis versó sobre “Desarrollo de métodos de separación y preconcentración con líquidos iónicos y nanomateriales soporte para el análisis de especiación de selenio y telurio en muestras de origen ambiental”. Dios santo, cuán ancho es el universo. Mientras seguía la exposición por Zoom, me preguntaba de qué se trataría, pero igual lloraba de la emoción. Para mí, lo mejor del mundo es sentir que soy “el padre de”, y con Mauricio y Ludmila ya tengo una paz en el alma que se me hace imposible de describir.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. Hay un Cuvée Brut Nature, un Extra Brut, un Rosé, un Délice y un Apéritif. Son todos espumantes conocidos de Chandon y puedo recomendar a cada uno de ellos, pero ahora vienen con una novedad: una nueva imagen para el mundo entero, que muestra como nunca lo que Chandon empezó a ser cuando llegó a Mendoza en 1959: una compañía verdaderamente global. Esta semana tuve un Zoom con Gustavio Perosio, gerente general de Moët Hennesy Argentina (propietaria de Chandon, entre otras marcas) y definió todo con una sola frase: “Somos una maison donde nunca se pone el sol”. El concepto me hizo acordar a Carlos V hablando del imperio español. En Chandon realmente nunca se pone el sol, porque fuera de Francia tienen 6 bodegas en 4 continentes (Argentina, Brasil, Estados Unidos, Australia, India y China), y ahora, con la unificación de su imagen y una estrella de 7 puntas como logo (todos los países donde tienen bodegas) muestran que, como la flecha de la historia (Yuval Noah Harari), ellos y el mundo marchan hacia la globalización a una velocidad creciente. Las evidencias están por todas partes, así que no queda más que contemplarlo con un buen espumante en la copa.

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