Aunque tiene centro de capacitación propio, personal contratado y aviones reservados, lo cierto es que desde hace un año la aérea cordobesa Alas Mediterráneas sigue esperando el llamado a audiencia pública de la Secretaría de Transporte de la Nación para comenzar a volar.
En el medio, se produjo un cambio en la composición accionaria de la empresa que podría repercutir favorablemente en el futuro de la empresa. Sergio Gorelik, uno de los impulsores del proyecto, vendió su participación a un grupo empresario que comanda Claudio Ortiz Belgof, un inversionista oriundo de Córdoba pero que durante muchos años vivió en Buenos Aires y Punta del Este.
Los nuevos inversores seguirán con el plan que teníamos nosotros, dice Gorelik, que mantendrá una participación minoritaria. Y agrega: Alas Mediterráneas fue concebida como una chartera y seguirá por ese camino, aunque el plan también incluye armar un hub de carga en Córdoba y hacerse fuerte en ese segmento.
Los inversores tienen la espalda necesaria para negociar con proveedores y además conocen del negocio. Nosotros hicimos todo a pulmón: por un lado eso es bueno, pero a veces no alcanza, agregó Gorelik.
Mientras tanto, en la compañía siguen esperando la audiencia pública, que podría concretarse en marzo. El plan de la empresa es ambicioso: convertirse en aerolínea comercial y conectar en 5 años Córdoba con el resto del país.