27 de marzo 2022
UN GUIÓN DE PELÍCULA DE TERROR. La Argentina tiene hoy un grave problema político, un grave problema económico, y una dificultad apabullante para resolver cualquiera de las dos cosas. Desde su primer día en el poder, nunca se supo quién mandaba en este gobierno, y hoy lo sabemos menos todavía. En ese tironeo caótico, hay que tomar decisiones mientras la crisis se agrava hora tras hora. El gobierno no genera consenso propio ni para un acuerdo muy básico con el FMI, la inflación se mata de risa frente a la declaración bélica de Alberto Fernández, y las señales a los empresarios son de más impuestos y trabas a la producción. Es un guión de película de terror en el que no se avizora un final feliz.
TODO ES POLÍTICO. Lo más grave es el problema político, del cual deriva todo lo demás. El kirchnerismo fue explícito esta semana con el documento “Moderación o pueblo”. El “pueblo” se creen ellos, por supuesto, y la “moderación” es el acuerdo con el FMI, que para algunos es de unas exigencias demasiado blandas y para otros son escandalosamente duras. La cuestión es brutalmente sencilla: para ordenar la administración del país, el gobierno no tiene plan económico, ni equipos técnicos, ni credibilidad, ni crédito, ni unidad interna ni vocación.
EN LA CANCHA SE VERÁN LOS PINGOS. Los desafíos económicos son los siguientes, en términos generales: reducir el déficit fiscal (ajustes varios en un Estado fofo e ineficiente); reducir subsidios (aumentar tarifas de servicios públicos); combatir la inflación, es decir aumentar la oferta de productos (mientras se desincentiva la producción vía aumento de retenciones y restricciones a la importación de insumos); corregir un creciente atraso cambiario, ya que si bien un dólar a $ 200 es escandaloso, cuando se lo mide contra los costos de producción ya no es tan caro. Hermosa agenda para un gobierno en crisis. En la cancha se verán los pingos.
PERONISMO CON OPOSICIÓN ARTICULADA. La novedad política de este contexto es que este desorden peronista encuentra por primera vez a una oposición articulada. Que podrá no estarlo tanto como nos gustaría, ya lo sabemos. Pero está, y con varios candidatos con vocación de poder. Para apreciar lo que esto significa basta imaginar lo contrario: que a la cuasi anarquía del gobierno no le encontráramos ninguna alternativa en la oposición. Eso sí sería para ajustarse el salvavidas.
VAN A LLENAR EL MEDIOCAMPO. Una característica de este gobierno contra natura es que, para controlar a los funcionarios albertistas, el kirchnerismo les puso segundas líneas para que los controlaran. Cuando el ministro de Economía quiso ajustar las tarifas de energía en 2021, el subsecretario de Energía se lo contó a Cristina a los dos minutos y no lo dejó hacerlo. Una de las ideas que circula ahora es que los albertistas le quieren poner controladores a los kirchneristas. El Estado se va a seguir llenando de capas de mediocres que controlan a otras capas de mediocres, mientras a eso lo pagamos todos. Van a poner tanta gente en el mediocampo que cuando a alguno le caiga la pelota no va a saber para qué lado queda el arco contrario. Más o menos como hasta ahora, pero peor.
ENTRE PUTIN Y TORO SENTADO. El experimento Fernández-Fernández es tan confuso, que una encuesta de Giacobbe de esta semana preguntó de qué lado está el gobierno argentino en el conflicto ruso-ucraniano. El 36.7% dijo “del lado de Rusia”, el 5.8% “del lado de Ucrania”, y el 34.6% que “no se entiende de qué lado está”. Ni siquiera sabemos dónde estamos parados en una guerra que tiene en vilo al mundo entero. También trascendió que, en Cancillería, los controladores kirchneristas quisieron colar un documento de apoyo a Rusia, que fue detectado a tiempo antes de un nuevo papelón (y no echaron a nadie). La inserción internacional de la Argentina depende hoy de una interna afectada por la sobredosis de ideología, y está gestionada por un canciller que no tiene la más mínima preparación para ello, no se ajusta el nudo de la corbata cuando nos representa, y se expresa en inglés con la fluidez del cacique Toro Sentado.
INFLACIÓN: CÓMO ARRANCAR CASI UN SET ABAJO. Alberto Fernández se puso el casco y lanzó la “guerra contra la inflación”, con unos tanques de plástico, unos aviones de camuflaje y unos rifles de aire comprimido. Dentro de tres semanas llegará el primer parte oficial (Indec de marzo) y el resultado va a ser de 0 a 5 o incluso de 0 a 6, según varios economistas. Así lo anticipan los índices comparativos de febrero contra marzo, arrancando con un 4,7% de la inflación mayorista en febrero, que fue igual que la minorista. A ponerse el casco, pero que no sea de juguete.
MARCELINO, SIN VUELTAS. Marcelino Iglesias, intendente de Guaymallén, uno de los políticos mendocinos más saludablemente alejados de la perniciosa corrección política, en el acto escolar por el Día de la Memoria en la Escuela Américo D’Ángelo: “Debemos tener memoria de los hechos que pasaron para exigir justicia, pero también debemos apegarnos a la verdad de los hechos históricos. El 24 de marzo no surgió de la nada, no surgió porque unos militares alucinados decidieron tomar el poder; surgió porque la misma democracia imperfecta había generado condiciones de mucho descontento, no solo en lo económico sino principalmente en lo social. La violencia que existía previamente, en un contexto donde las balas silbaban y las bombas estallaban, donde agrupaciones armadas como montoneros y ERP pugnaban por tomar el poder y las bandas parapoliciales de la Triple A estaban apoyadas y fomentadas desde el gobierno, generó un estado de total indefensión de la gente. El 24 de marzo, a las 10:45, me vinieron a buscar. Nunca había promovido el uso de armas, la violencia o justificado o alentado la misma; siempre había promovido el debate democrático de las ideas; sin embargo, era sospechoso a los ojos de aquellos que se creyeron dueños de las vidas y de las personas. Debo reconocer, con dolor, que el golpe militar tuvo mucho apoyo civil, porque la gente estaba agobiada por la crisis económica y por la violencia reinante entre los grupos paramilitares o parapoliciales del gobierno, y, por otro lado, las organizaciones armadas dejaban inerme a la sociedad. Ustedes chicos, que han desarrollado una visión crítica, les pido que dialoguen con sus padres y abuelos, porque algunos fueron protagonistas de esa época, para que verdaderamente se nutran de lo que pasó. No hay una sola historia oficial, hay una realidad que a mí me tocó vivir como protagonista y que cuento desde mi punto de vista; es mi verdad, no la verdad absoluta. Esa es la forma de defender la democracia y seguir creyendo que podemos no solo quedarnos, como dijo la directora, en la crítica sino ser protagonistas de las transformaciones que con respeto y consenso nos conviertan en una sociedad mejor”.
Y UN VINO, POR SUPUESTO. En la Argentina van apareciendo tantas buenas zonas vitivinícolas que uno no para de sorprenderse. En Chañar Punco, Catamarca, El Esteco elabora el Chardonnay Partida Limitada 2019, con el que se pueden combinar decenas de buenas comidas. Chañar Punco está en el cono sur de los Valles Calchaquíes, y desde ahí hacia el Norte se van encontrando varietales, alturas, texturas, riquezas minerales, que abren toda una nueva paleta para los vinos argentinos. Tuve la suerte de compartir este vino con Emilio Garip, en su clásico restaurante Oviedo, en Buenos Aires, y el Chardo funcionó como los dioses son los chipirones, los langostinos a la plancha, las croquetitas, el gravlax, la paella, y todas las maravillas que tuvo la amabilidad de hacernos probar con mi esposa Paula y mi primo Gustavo Llaver. Así son los grandes recuerdos de la vida: buena compañía, buena conversación, buen vino, buena comida. Mientras eso exista, todo lo demás puede seguir esperando.
