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Argentina recibe menos de uno de cada diez dólares que se invierten en Sudamérica

Un informe elaborado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) afirma que Argentina recibió menos de uno de cada diez dólares que llegaron a Sudamérica en la última década, muy por debajo del mínimo que debería haber captado en función de su participación en el Producto Bruto de toda la región.
Tomando datos de la CEPAL, organismo que depende de la ONU, IDESA sostiene que entre 2004 y 2014 la inversión extranjera directa (IED) que entró a Sudamérica fue U$S 978 mil millones y que, de este flujo, lo que llegó a la Argentina fueron U$S 90 mil millones.
«Esto implica que la Argentina recibió el 9% de la inversión extranjera directa que entró a la región. Estos datos señalan que Argentina recibió a lo largo de la última década menos de 1 de cada 10 dólares de inversión extranjera directa. El retroceso queda reflejado en el hecho de que la participación de la Argentina en el producto bruto interno (PBI) de Sudamérica es del 14%», destaca el reporte.
Y completa: «O sea que la participación en la inversión extranjera de la Argentina es inferior a su participación en el producto bruto interno de la región. La situación inversa se observa en países como Chile, Perú, Colombia y Uruguay. Ellos recibieron el 39% de todo el flujo de inversión que llegó a la región, cuando su participación en el producto regional es del 21%».
Desde la mirada de IDESA, Argentina perdió la oportunidad de crecer generando empleos productivos debido a que el ciclo favorable a la región asociado a los altos precios de las materias primas y la prevalencia de muy bajas tasas de interés en los mercados internacionales «está llegando a su fin como lo prueba el hecho de que el flujo de nuevos proyectos de inversión es menos intenso que en años anteriores».
IDESA opina que este resultado «no es fruto de la casualidad sino de la calidad de las políticas públicas», mencionando que los otros países «se destacan por un mayor esmero en construir instituciones estables, racionales, predecibles, respetuosas de la propiedad privada y la división de poderes» y que tienen economías «abiertas al mundo».
«Los bajos estímulos para atraer inversiones en la Argentina están asociados a la degradación de sus instituciones. Manipulación de las estadísticas oficiales; interferencias en el funcionamiento de la justicia; improvisación en las estatizaciones; regulaciones y proyectos de inversión pública orientados a beneficiar a empresarios amigos; prohibiciones para exportar, importar y acceder a divisas; presión impositiva espuria incrementada arbitrariamente con la inflación; presiones y amenazas son algunos de los factores que contribuyen a que la Argentina sea poco atractiva para la inversión», enumera IDESA.
En esa línea, agrega que «los pocos proyectos de inversión que se ejecutan tienen un alto componente especulativo o están basados en rentas extraordinarias de muy corto plazo».

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