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B Corp: ¿por qué Mendoza es referente dentro de las empresas Triple Impacto?

La provincia ha logrado una importante presencia en el mundo de las empresas B Corp y con ello, Grupo BRODA ha alcanzado un podio siendo una de las primeras en lograr esta certificación.

El paradigma de hablar solo de Responsabilidad Social Empresarial quedó atrás. ¿La razón? Es que en este presente, empresas y organizaciones de todo el mundo buscan dar un cambio de eje en sus compañías en pos del desarrollo de un nuevo desafío como es el de orientar sus objetivos empresariales bajo una visión de Triple Impacto, es decir, cumpliendo con altos estándares de desempeño social y ambiental, responsabilidad y transparencia, dando origen a un nuevo concepto: B Corp, o tambiénllamadas Empresas B o de Triple Impacto.

En esta línea, los números hablan por sí mismos: existen más de 1000 empresas certificadas en América Latina, con más de 7000  empresas B en todo el mundo. Y en este escenario, Argentina ha comenzado a posicionarse como uno de los países de Latam que lideran el podio con empresas B (o B Corps), término a las que se denominan aquellas compañías que se comprometen pública y legalmente a beneficiar no solo a sus accionistas, sino a todas las partes interesadas de la empresa: los trabajadores, los clientes, las comunidades y el medio ambiente. Así, el país ha logrado que alrededor de 200 empresas B, alcancen la certificación, casi el 20% de las de América Latina, detrás de Brasil Chile.

En este marco,  Mendoza ha tenido un papel protagónico ya que una de las primeras certificaciones alcanzadas como B Corp ha sido para un grupo empresarial que desde hace 75 años, ha sabido entender que los negocios deben estar acompañados por un fuerte compromiso social. Es el caso de Grupo BRODA y su certificación en 2015 a “La Marchigina”, como el primer restaurante en el país en conseguirla.

Bajo un apellido reconocido sobre todo en el mundo de la gastronomía como es Barbera, cuatro generaciones han hecho historia en Mendoza llevando adelante un sueño que comenzó el 3 de noviembre de 1948 con el arribo al puerto de Buenos Aires del barco que traía una familia de inmigrantes italianos bajo el matriarcado de la Fernanda Torresi (más recordada como la Nonna Fernanda)  –y con una joven María Teresa de 13 años acompañada por sus hermanos y primos -,  y que en 2024 continúa de la mano de cuatro de sus nietos: Martín, Joaquín, Santiago y Florencia Barbera; todos hijos de Fernando.

Compromiso social

La cuarta generación de los Barbera ha sabido llevar adelante un verdadero linaje en materia de trabajo, el cual ya se encuentra en su ADN.

La apertura de La Marchigiana, el negocio insignia de la familia los posicionó en el ámbito de la gastronomía de Cuyo. Sin embargo, el éxito alcanzado fue acompañado por la firme decisión de Fernando Barbera quien, siguiendo el ejemplo de su madre María Teresa, buscó desarrollar un modelo de negocio sin dejar de lado lo filantrópico.

Así, tras conocer a la fundación suiza Avina pudo acercarse a Pedro Tarak (co-creador del Sistema B) y a otras personas del ámbito social empresarial. Luego se vinculó con Ethos de Brasil, una inspiración para replicar estas experiencias en Mendoza con Valos, promoviendo fuertemente la RSE y volcando todo ese conocimiento, en un verdadero valor agregado para las marcas.

Siguiendo este legado, es que los cuatro hermanos Barbera han construido lo que hoy se conoce como BRODA, un grupo empresarial constituido por distintas unidades de negocios tales como gastronomía y la alimentación institucional; real estate, mercado de capitales y finanzas y a negocios orientados a la innovación y sustentabilidad. En este sentido, tras la certificación como B Corp del 2015, el trabajo se enfocó para ir más allá manteniendo la recertificación de “La Marchi” en el 2019 y para que en 2023, se alcanzara la certificación de todo el grupo empresarial, exceptuando lo financiero.

“Desde siempre nuestra familia llevó adelante su compromiso más filantrópico si se quiere decir, tratando de ayudar a los trabajadores y a los italianos que iban llegando al país a través del primer restaurante o la primera pensión ayudándolos desde el inicio a insertarse laboralmente o dándoles un lugar dónde comer”, recuerda Martín Barbera, director de Grupo BRODA.

“A partir de aquellos años y luego con la visión de mi padre quien a sus 25 años se sumó al negocio pero con un fuerte sentido de enfoque social y su expertise junto a la Fundación Nuestra Mendoza, VALOS y al Banco de Alimentos, promovieron la responsabilidad social empresaria, la que dio la base para el presente de BRODA” , expresa el empresario y agrega: “Como una empresa B, hemos buscado que todas las empresas que conforman el grupo, sean solucionadores de problemas y no una complicación en las sociedades en dónde se encuentran e interactúan”.

Como grupo, la certificación de sistema B ha sido el resultado de una historia de cuatro generaciones, es decir que no es mera casualidad que BRODA haya llegado a ella.

 “Nuestro desafío como empresa es pasar de las buenas prácticas de sustentabilidad a modelos de negocios de impacto, es decir, ser generadores  no solo de emprendimientos empresariales que sean económicamente redituables, sino que generen generar un impacto positivo en la sociedad o en el ambiente. Allí pasas a ser parte de la solución y generar un impacto positivo. Ese el desafío más grande porque nacimos como empresa tradicional”.

Cabe señalar que BRODA  ha enfatizado muy fuertemente su compromiso social en dos de sus unidades de negocios. Por un lado, la cadena de almacenes barriales FRAT que nace como modelo de negocios de impacto donde se inserta a las mujeres como encargadas -–bajo el nombre de ‘anfitrionas’-en el mundo laboral con la particularidad de ser sostén de sus familias. Son casi 40 mujeres, con edades que desde los 40 años, aunque  el rango etario se ha modificado por las distintas necesidades.

 “Para  ellas es una gran oportunidad laboral, nadie mejor que nuestras anfitrionas para dar un valor agregado a los clientes de FRAT ya que al ser jefas de hogar, saben dar una cercanía y familiaridad a los clientes del barrio”, apunta Martín Barbera. “Son todas anfitrionas porque es el viejo modelo de ‘alma de almacenero’, que es parte del barrio, que se siente como un vecino más y que además tengan esa calidez de sentir que el local es como su casa y reciban a su gente”.

En la segunda línea se encuentra SUPRA, que también nació buscando generar un impacto positivo en la sociedad.

Ubicada en el parque industrial de Godoy Cruz, es la unidad de servicios de alimentación institucional de BRODA y, con ella, se ha buscado también la mitigación de impacto con la eliminación de plástico cambiándolo por materiales de vidrio y acero inoxidable.

“Para nosotros, es un desafío a sacudir a este tipo de industria esforzándonos en  hacer las cosas mejores, generando menos impacto sobre todo en el mundo ambiental”, señala Martín.

No obstante, con SUPRA no solo se ha buscado mitigar el impacto ambiental con estas medidas sino ir por más. Y es así cómo nació el sumar la inclusión de personas con capacidades diferentes como empleados de la empresa; todo un desafío que ha dado satisfacciones absolutas a la firma.

“BRODA es una empresa profesional pero también sigue siendo una empresa familiar, ese es el concepto que no queremos jamás perder. Buscamos mantener siempre esa humanidad, mantener la sensibilidad de sentirse familia en cada objetivo que nos propongamos como grupo”, finaliza Martín Barbera.

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