Mendoza

Baja la fiebre, llega el ajuste, Cristina lo sabe / Newsletter de Mauricio Llaver

Mientras cae el dólar, aparecen los verdaderos problemas. Ordenar el desorden será durísimo. El responsable será Alberto, mientras CFK busca entrampar a la oposición. Mendoza: adelante con el pasaporte gastronómico. EEUU, qué país extraño y magnético. Rusia: por ahora, yo no pongo el brazo. Y un vino, por supuesto.

8 de noviembre 2020

CALMA RELATIVA, TORMENTAS EN EL HORIZONTE. Baja la espuma del dólar, viene el ajuste real y Cristina se corre del escenario, mientras le carga la responsabilidad a Alberto e intenta entrampar a la oposición. Ese es más o menos el resumen de lo que está pasando, mientras miramos a EEUU, la Corte Suprema, la vacuna rusa y la salud de Maradona. Argentina de comienzos de noviembre 2020: calma relativa, tormentas en el horizonte.

BAJA EL DÓLAR, BAJA LA FIEBRE. El dólar blue bajó fuerte esta semana por varias razones, pero hay una fundamental: que pasó el pánico momentáneo porque “el mercado interpreta que el gobierno emite señales hacia la normalidad” (léase cualquier crónica de los portales económicos, y ese es el sentido profundo de lo que se escribe). El Tesoro le pide menos plata al Banco Central; se habla de acordar  antes de fin de año con el FMI; se dice que habrá un ordenamiento de las cuentas fiscales para bajar el déficit. En pocas palabras, parece que el gobierno sabe que con el actual descalabro no se puede seguir más.

SEÑORES, LLEGA EL AJUSTE. Cuando baja la fiebre, aparecen los cuadros que estaban ocultos, y ahí se visualiza la verdadera dimensión de lo que viene. Para colmo, saliendo de un año en que el PBI va a caer alrededor del 12%. Hay que eliminar los IFE; eliminar los ATP; licuar (más) las jubilaciones y los salarios; cortar subsidios a las empresas de servicios (¡tarifazo!); autorizar aumentos de prepagas, colegios y combustibles (¡aumentazos!); eliminar los “precios cuidados”; liberar algo de importaciones aunque sea para insumos productivos (resignar dólares que escasean); rescatar los bonos que se están emitiendo para bajar el blue; evitar que se escape la inflación en un contexto de menor producción (es decir, con menos oferta de bienes); auxiliar a provincias que viven del asistencialismo o simplemente están golpeadas por la pandemia (Mendoza entre las últimas, por suerte); soltarle la mano a actividades que se precarizaron con la cuarentena; retomar la educación presencial con chicos que emergerán con gran heterogeneidad de conocimientos; contener a los sindicatos, que podrán aguantar unos meses con la excusa de la pandemia, pero no mucho más. Lo que viene será una especie de 2001 al cuadrado: estamos en él y vamos hacia él, entrando en muy peores condiciones. El ajuste será necesario e inexorable.

CRISTINA, LA ESTRATEGA SAGAZ, SABE. Nadie puede dudar de la sagacidad estratégica de Cristina Kirchner, y por eso hay que interpretar su carta tratando de razonar como ella. Y es así: el ajuste será feroz y el responsable será Alberto. Si la oposición se traga el cuento del acuerdo para la unidad nacional, también será responsable. Mientras tanto ella, que es sólo la humilde y generosa vicepresidenta, se preserva del ajuste y, más adelante, podrá volver con su imagen intacta ante sus seguidores y hasta culpar a los insensibles que ordenaron las cuentas. Cristina está viendo con claridad lo que significará salir del desorden. Alberto no tendrá más remedio que enfrentarlo. La pregunta es si la oposición pondrá la cabeza en la guillotina, teniendo enfrente a un movimiento político y a una líder con un ADN cuyo norte irrenunciable es siempre el poder. Por ahora parece que no. Pero…

MENDOZA Y EL PASAPORTE GASTRONÓMICO. La semana pasada repetí la idea de que los restaurantes y las bodegas no se olviden, cuando vuelva el turismo, de los mendocinos que salvaron las papas en este año tan atípico. Cité también a Pepe Galante, enólogo de Salentein, que proponía una suerte de “pasaporte gastronómico” para mendocinos. La cantidad que mensajes que tuve en apoyo de esa idea fue reconfortante, comenzando por personas relacionadas con el turismo. Es bueno establecer que el “pasaporte” es un concepto, no algo físico, al igual que los “caminos del vino” no son necesariamente una ruta asfaltada. Lo que importa es que se sepa que, cuando alguien demuestre que es mendocino en algún lugar turístico (por ejemplo, simplemente con un DNI que tenga impreso su domicilio) acceda a una tarifa diferencial con respecto a los demás. Es más simple de lo que parece. Y lo bueno es que se aprecia voluntad en el sector para instrumentarlo.

NOTICIAS DEL MUNDO: EEUU, QUÉ PAÍS TAN EXTRAÑO. La democracia más emblemática del mundo puede tardar varios días en definir quién ha ganado unas elecciones presidenciales. Un presidente disruptivo e impresentable ha tenido altas chances de ganar su reelección. El sistema de Colegio Electoral (donde a veces quien saca más votos no es el ganador –Hillary, 2016-) a nosotros nos parece ridículo, pero nos quejamos de que el conurbano bonaerense defina las elecciones gracias al voto directo. En California, el 58% votó –sí, votó- que los choferes de Uber y Lyft no sean considerados empleados de las empresas, porque esa inflexibilidad les podría quitar trabajo. Los latinos de Arizona, mayoritariamente mexicanos,  votaron a Biden (lógico: Trump los había humillado con el famoso muro), pero los latinos de Texas, llena de mexicanos, votaron a Trump. Y los de Florida también votaron a Trump, porque allí a los cubanos les gusta que sea duro con Cuba. Estados Unidos, la “República Imperial” (Raymond Aron), es un país extraño, de una complejidad fenomenal, donde cada Estado es como si fuera un país propio (pregúntenle a los Export Managers de las bodegas, que tienen que negociar con cada uno porque todos tienen distintas reglas). Pero con toda esa complejidad, es un país que funciona. Y sigue siendo un gran imán para los desesperanzados de otras tierras, que siguen llegando con la misma ilusión que traían nuestros abuelos cuando llegaban aquí hace un siglo. Me encantaría que nuestros problemas fueran los que tienen ellos.

NOTICIAS DEL MUNDO II: RUSIA, LA VACUNA EN EL “ESTADO SECRETIVO”. El asunto de la vacuna Sputnik ha traído a la Argentina una cantidad enorme de prejuicios ideológicos en la discusión pública. Al punto que algunos la llaman “vacuna comunista”, cuando Rusia no vive más bajo el comunismo desde 1991, por suerte para ellos. El problema no es la propaganda (“Sputnik” remite a la carrera espacial, único rubro en que pudieron competir mano a mano durante la Guerra Fría, aunque igual perdieron con la llegada de EEUU a la luna), sino la credibilidad del Estado ruso. Porque aunque Rusia sea una democracia nominal, está manejada por un mismo hombre fuerte (ex KGB) desde hace 20 años, mientras hay control de la prensa, represión política, atletas olímpicos rebosantes de anabólicos y, cuando aparece alguna figura que pone en crisis ese sistema, suele terminar presa o envenenada. Rusia no cae en denominaciones comunes como “Estado Canalla” (“Rogue State”, Corea del Norte) o “Estado Fallido” (“Failed State”, Haití, Venezuela). Es una categoría que podríamos llamar “Estado Secretivo”, donde a pesar de las formas democráticas, el secreto y la falta de transparencia son de una evidencia abrumadora. Y ahí sí, comprarles con apuro una vacuna que todavía ni ellos aplican masivamente, a mí me da como bastante desconfianza. Preferiría ver unos cuantos sellitos de calidad, de otros Estados y de muchos organismos multilaterales, antes de poner el brazo.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. Una bodega que nunca deja de moverse es Trivento, de capitales chilenos pero cada vez más argentina. Este año han hecho ruido del bueno en rubros muy diversos, como el trabajo ambiental y educativo (tienen reconocimientos únicos a nivel internacional), la producción en Maipú del vino más emblemático de Chile (Casillero del Diablo, cuyo Red Blend es una maravilla), y la presentación de varias líneas y cosechas, algunas con medallas de las buenas en concursos de primera línea (Decanter, por ejemplo). Pero no me quiero detener en eso sino ir hacia otro aspecto remarcable de Trivento: la creciente variedad de vinos del segmento top y sus características bien diferenciadas, a sabiendas de que hay tantos paladares como consumidores. La línea Golden Reserve es de vinos golosos, de esos que llenan la boca, que tienen como un toque dulzón que los hacen irresistibles (mis favoritos de Trivento). Pero también está la línea Gaudeo, que es más seria, más formal, más filosa, menos exuberante que la Golden Reserve. Y ahora apareció Terrunyo, que no es como ninguna de las dos anteriores. Es más elegante, de capas varias, más francesa, para saborearla tranquilo durante un tiempo más largo. Detrás de todo eso hay un equipo de buena gente, como el enólogo Germán Di Cesare (además, guitarrero de buenas uñas), Marcos Jofré (primer gerente mendocino de esta bodega de multinacional chilena), Mónica Caamaño y Victoria Acosta, quienes desde el amanecer de Trivento se encargaron de hacernos saber que aquel proyecto iba en serio. Y lo fue.

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