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Cómo cuidarse de la luz azul ante la exposición prolongada a pantallas

Estar frente a la computadora y el celular no es novedad para nadie, pero para muchos, este tiempo de exposición ha crecido desde que empezó la pandemia. Si te preocupan los efectos que esto puede tener en la salud de tus ojos y tu piel, a continuación van algunos consejos para cuidarlos.

La mayoría de los celulares hoy nos ofrece información sobre la cantidad de tiempo que utilizamos nuestro dispositivo móvil al día, así como la productividad de esas horas frente al smartphone. También Instagram incluye una herramienta que nos permite programar el tiempo máximo que queremos invertir en la red social, con la posibilidad de activar una alarma que nos avise cuando hayamos superado el límite. Si las propias empresas tecnológicas quieren ayudarnos a reducir el tiempo que pasamos frente a una pantalla es porque verdaderamente estamos abusando del universo 2.0. Ansiedad, estrés, depresión, pérdida de autoestima, problemas de visión, dolor de espalda…

Son múltiples los efectos dañinos que el uso abusivo de los dispositivos provoca en los seres humanos. Pero hay uno en concreto que, en los últimos años, ha cobrado especial protagonismo: el envejecimiento precoz y los daños cutáneos provocados por la famosa luz azul.

Pero, ¿qué es exactamente la luz azul? Oímos hablar de ella habitualmente; sin embargo, seguimos sin tener claro qué es y qué efectos dañinos provoca. Para salir de dudas y poder protegernos de ella, desde Harper’s Bazaar hablaron con el doctor Emiliano Grillo, dermatólogo en el Instituto Médico Láser, para resolver las dudas al respecto.

¿QUÉ ES LA LUZ AZUL?

En primer lugar, cabe hacer una apreciación sobre el verdadero significado de luz azul, ya que no se trata de un tipo de luz concreta, que emanan ordenadores y otros dispositivos. Tal y como explica el doctor Grillo, «la luz azul es parte de la luz visible, dentro del espectro electromagnético es una parte de la luz que nuestro ojo es capaz de percibir». Esta luz la emiten fuentes naturales como la luz solar, y también fuentes artificiales como los dispositivos electrónicos. Es por esto que, al oír hablar de luz azul, lo relacionamos inmediatamente con las pantallas de móviles y ordenadores, aunque no hay que olvidar que no se trata de una luz que provenga solo de aparatos electrónicos, sino que también está presente en la luz solar a la que nos exponemos constantemente. «La luz visible, por lo tanto, está compuesta por rayos de diferentes colores, el azul entre ellos», explica el dermatólogo, asegurando que esta es una de la que más presencia tiene ya que, del 25% de la luz visible, el 25% es de color azul.

¿QUÉ EFECTOS PROVOCA EN NUESTRA PIEL?

En primer lugar, no nos alertemos en exceso ni vayamos a apagar todos nuestros dispositivos electrónicos, porque tal y como explica el doctor Grillo, no todos los rayos de luz azul son perjudiciales para nuestra salud. «Si hablamos de efectos nocivos, la luz azul-morada o azul-violeta, que es la que tiene la longitud de onda más corta y mayor energía, es la que está asociada a los efectos perniciosos sobre la visión», aclara el doctor. Esta luz, que provoca fatiga, estrés visual y degeneración ocular, suele estar presente en las lámparas fluorescentes compactas y en las luces led (presentes en ordenadores, tablets y smartphones). Sin embargo, cada vez existen más avances médicos para prevenir los efectos dañinos en los ojos, y en la mayoría de lentes es posible incorporar un cristal que proteja nuestra vista de la luz azul.

Los daños en la vista son los efectos nocivos más populares de la luz azul; sin embargo, tal y como explica el dermatólogo Emiliano Grillo, cada vez es más común ver cómo esta luz afecta al envejecimiento de la piel. ¿El motivo? El uso (cada vez mayor y, en ocasiones, abusivo) de aparatos electrónicos, que emiten esta luz directamente en nuestro rostro. «La luz azul de los dispositivos electrónicos puede producir pigmentaciones difusas de la piel, que en dermatología conocemos como melasmas», advierte el especialista, que como otros expertos, coincide en que provoca un envejecimiento prematuro de la piel, contribuye a la aparición de arrugas y, como explicaba anteriormente, incita a la creación de manchas en la piel.

¿CÓMO PROTEGER NUESTRA PIEL DE LA LUZ AZUL?

Hay una serie de consejos básicos aplicables a cualquier persona, para protegerse de esta luz nociva, especialmente para quienes pasan más horas delante del ordenador u otros dispositivos electrónicos. Para evitar daños en la piel, el dermatólogo Emiliano Grillo habla de dos cosas fundamentales: los protectores solares (sí, independientemente de que sea invierno o verano) y la ingesta de alimentos o suplementos antioxidantes, que refuercen la piel para protegerse de agentes externos. «Uno de los antioxidantes más potente es el Polypodium Lecuocotomos, que se puede encontrar en forma de fotoprotector oral (a la venta en cualquier farmacia)», explica el experto, que continúa: «Evitar una exposición prolongada a dispositivos electrónicos es algo que también deberíamos hacer, aunque este punto, por motivos laborales, no siempre es posible».

Esta primera rutina protectora es, como decíamos, preventiva y válida para cualquier persona. Pero, ¿cómo podemos saber si nuestra piel ya está dañada por la luz azul? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para paliar esos daños? En primer lugar, el experto aconseja la visita a un centro dermatológico, ya que es imposible diagnosticar los daños sin un examen exhaustivo. Aquí, debemos solicitar una exploración básica con dermatoscopia (lupa de aumento), para detectar las pigmentaciones en nuestra piel. A partir de ahí, nuestro dermatólogo nos aconsejará un tratamiento u otro dependiendo de los daños provocados por la luz azul. Además, el doctor Grillo lanza un último consejo para quienes pasan demasiadas horas frente a una pantalla: «Una hidratación correcta de la piel, una buena alimentación rica en antioxidantes y un buen reposo nocturno, intentando no usar dispositivos electrónicos en la cama cuando nos vamos a dormir».

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