21 de mayo 2023
AHORA SÍ LA VAMOS A ESCUCHAR. Cristina se bajó de ser candidata a presidente y corremos el riesgo de escucharla mucho más seguido, porque es la única manera que le queda de conservar cierta centralidad política. No puede hablar como candidata porque no lo es; no puede hablar como miembro fundador de este gobierno porque es un fracaso. Para evitar la indiferencia colectiva sólo le quedan sus clases magistrales y sus ataques a la Justicia, al FMI y a Macri Gato. Son también una excelente manera de esquivar temas como la inflación, la pobreza, el dólar, la corrupción, la desesperanza y la incertidumbre colectivas de la Argentina. Su poder de fuego se ha reducido considerablemente, y quizás habrá que resignarse a escucharla hablar con abundancia. En ese caso, como diría Lilita, paciencia y templanza cristiana.
LA SUERTE YA ESTABA ECHADA. El 1 de septiembre pasado, a Cristina Fernández de Kirchner le pusieron una pistola a diez centímetros de la cara y le dispararon. Afortunadamente el tiro no salió. Ante un hecho tan conmocionante, sucedió algo muy llamativo: unos seis de cada diez argentinos ni siquiera creyeron que había sido un atentado, y desde entonces su imagen siguió cayendo. Su suerte como candidata ya estaba echada, por una razón matemática: en un sistema de doble vuelta electoral, nadie puede ser presidente cuando seis de cada diez votantes ni siquiera reconocen algo tan evidente como un intento de magnicidio, con imágenes reproducidas millones de veces. Cristina no generó empatía ni con algo tan traumático como un atentado contra su vida. Es algo que debería llevar a la reflexión a ella y a sus seguidores más fieles. Pero no, no. Ya sabemos cómo es eso.
NINGUNO DE LOS DOS. Un solo dato refleja con claridad el desastre de este gobierno: ni el presidente ni la vicepresidente se animan a presentarse a una nueva elección. El experimento Fernández & Fernández fue un pase de magia genial, inventado por Cristina para ganar en 2019, pero se ha probado como calamitoso para manejar el país. Aunque todavía lo estemos padeciendo, el futuro tendrá una visión inapelable sobre esta administración: nunca funcionó, y es difícil encontrar algo que haya hecho bien desde que asumió. Todo está peor que cuando Alberto y Cristina llegaron en diciembre de 2019, desde los índices económicos duros hasta el clima social y la desesperanza general. Si faltaba una prueba definitiva, aquí está: ninguno se quiere presentar en las elecciones, su partido no encuentra fácilmente un candidato, y hasta Cristina admite que hay que esforzarse “por llegar al balotaje”.
LAS METAS DEL FMI: META INCUMPLIR, NOMÁS. La Nación: “En lo que va del mes la maquinita funcionó otra vez a full para enviarle al Tesoro nacional $440.000 millones, lo que, sumado a los $130.000 millones transferidos el 21 de abril y los $100.000 millones girados el 17 de marzo, hacen que el total de la asistencia llegue ya a los $670.000 millones, cuando el compromiso asumido ante el FMI era que esa fuente de recursos sólo podía aportar algo menos de $373.000 millones en todo el primer semestre. Es decir, el incumplimiento de la meta de asistencia monetaria para la primera mitad del año por parte del Gobierno ya supera el 79%”.
ESCENARIO CORTITO: Salvador Di Stefano, economista: “Estamos ante un escenario de recesión con inflación, lo que se llamaría recinflación. El mundo no nos sonríe, y la falta de dólares es manifiesta”.
NO SÉ POR QUÉ NO ME SORPRENDE. Noticia de agencias internacionales: “La cafetería The Anarchist (El Anarquista) de Toronto, que abrió como espacio comunal anticapitalista y anticolonial, tenía como lema ‘Pagá lo que puedas’. Pero ahora cerró sus puertas, después de un año de la apertura que se realizó en marzo de 2022. Su propietario, Gabriel Sims-Fewer, anunció el cierre debido a las dificultades para mantener el negocio. El modelo comercial implementado se basó en la idea de utilizar bebidas relativamente caras para subsidiar las bebidas de aquellos que no podrían pagar tanto. Además, tenía planes de contratar a más personal y pagarles un salario igualitario, sin la existencia de gerentes ni jerarquías”. Ups. Quién hubiera dicho.