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El encarecimiento de hoteles y restaurantes en Argentina fue el mayor entre 35 países: ¿qué distorsiona los precios?

Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que, para analizar el comportamiento de “Restaurantes y Hoteles”, hay que recordar las dificultades que se impusieron al turismo exterior.

Si bien la inflación ya es de por sí un problema central de la economía local, lo es más aún en el caso de restaurantes y hoteles, un sector que sufrió mucho con la pandemia, pero que tuvo uno de los rebotes más importantes una vez concluidas las restricciones por el Covid. El aumento interanual de los precios en este rubro fue en la Argentina de 106,3%, el mayor entre un ranking de 35 países.

El dato surge de un análisis elaborado por el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), en el que además se consigna que en los últimos cinco años, el precio relativo de un restaurante y hotel argentino subió el doble de lo que lo hizo en un promedio de 35 países del mundo.

En tanto, la inflación general mostró en su medición interanual de noviembre elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) un alza de 92,4% y, según las proyecciones de analistas privados, cerrará el año con un aumento de 99,7%.

Asimismo, el trabajo citado señaló que el segundo país en el ranking de aquellos en los que más subieron los precios fue Turquía con 80,3% y luego Hungría, con el 27,6%. En el otro extremo se sitúa Suiza con 1,5%.

Ahora bien, según explicó Argañaraz, en un contexto de variación de precios, lo relevante es evaluar la evolución de los precios relativos, es decir el encarecimiento o abaratamiento relativo de un bien. “En la Argentina, los precios de restaurantes y hoteles se encarecieron un 7,2% en el último año, es decir que se requiere un 7,2% más de otros bienes o servicios para comprar las mismas unidades de restaurantes y hoteles que hace un año. Mientras, en el promedio de países se encareció relativamente 0,5%”, indicó el economista.

Según analizó Argañaraz, la elevada inflación distorsiona los precios relativos y se pierde claridad. “En este caso, se apreció que a un argentino le ha subido relativamente mucho más ir a un restaurante que a un habitante de otros países. Efectivamente, la recuperación del precio relativo se dio desde la salida de la pandemia”, concluyó el especialista.

Por su parte, en los últimos 59 meses restaurantes y hoteles se encareció relativamente a nivel local un 6,1%. Mientras, en el promedio de países se encareció un 3%. “En efecto, en la Argentina hoy hace falta destinar 6,1% más de otros bienes y servicios para adquirir las mismas unidades de restaurantes que en diciembre de 2017. En el conjunto de países, con un 3% más de unidades de otros bienes y servicios, se puede comprar hoy la misma cantidad de unidades de restaurantes y hoteles que hace 59 meses”, se agregó en el trabajo mencionado.

El economista Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, comentó que este encarecimiento de precios relativos en hoteles y restaurantes se produce porque en el país hay inflación de costos en dólares. “Y en el caso del turismo es donde muchas veces se hace uso del tipo de cambio paralelo que es mucho más alto incluso. Está claro que esto existe porque el dólar se atrasa respecto del resto de los precios”, indicó.

De todos modos, Kalos dijo que en parte de los cinco años que toma el análisis mencionado, estuvo la pandemia, que provocó una disrupción tremenda en el sector turístico a nivel mundial, lo que generó una parálisis en demanda y oferta. “Después vino cierta recomposición de esta demanda en turismo interno, viajes más cortos o con precauciones que antes no se tomaban”, agregó el economista.

Asimismo, Kalós opinó que el aumento de costos no tuvo tanto que ver en este caso con el costo salarial. “En la Argentina, a la par del deterioro marcado que hubo en el turismo interno y externo, se deterioraron también fuertemente los salarios del sector, a tal punto que pasó a ser el peor pago de todas las actividades en el país (trabajadores registrados en el sector privado). Eso se recuperó parcialmente después, pero marca cómo el aumento de precios en el sector no se debe a una incidencia del costo laboral sino que esa inflación viene por otro lado”, concluyó.

Por su parte, Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que, para analizar el comportamiento de “Restaurantes y Hoteles”, hay que recordar las dificultades que se impusieron al turismo exterior. “El tipo de cambio más caro y la imposibilidad de cuotas para la compra de pasajes generó una caída en la demanda para viajar al exterior, en tanto el turismo interno se ve fortalecido por ese flujo de personas. Además, la caída del poder adquisitivo y el encarecimiento del crédito, generaron menor capacidad para ahorrar e invertir en bienes durables. Motivo por el cual, hubo un efecto sustitución hacia demandar más en recreación y gastronomía”, subrayó.

Además, Moschet hizo hincapié en los estragos que generó el confinamiento en el sector. “Una gran cantidad de establecimientos hoteleros y gastronómicos cerraron, achicando la oferta de servicios. En conjunto, estos efectos provocan un aumento de precios por encima del promedio”, afirmó.

Para la economista Natalia Motyl, esto se explica tanto por el lado de la oferta como de la demanda. “Por el lado de la oferta, está la aceleración de la inflación fruto de la política monetaria expansiva en 2020. Y por el de la demanda, se observa desde el 2021 un aumento de la demanda local, ya sea porque la clase media empezó a gastar en ocio lo que tenía en el colchón, por las restricciones cambiarias o por un dólar más caro que volvió atractivo el turismo interno. Eso terminó por subir los precios para recuperar lo perdido en 2020, muchos inclusive por encima del nivel general de inflación. También el turismo exterior favoreció lo que se sumó a la expansión de la demanda después de la flexibilización”, argumentó.

Fuente: La Nación

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