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El fabricante de Heineken y vino Finca La Celia ahorró 2.450 millones de litros de agua: cómo lo hizo sin perder dinero

La empresa de capitales chilenos, realizó cambios de equipos con nuevas tecnologías.

La filial local de la empresa de capitales chilenos CCU, que fabrica en el país las cervezas Imperial, Heineken y Schneider entre otras marcas, consiguió utilizar 2.450 millones de litros de agua menos que hace una década.

Para tener una idea de qué implica ese ahorro de recursos, basta saber que es la cantidad de agua que consumen 37.400 personas en un año.

“Gracias a nuestro modelo de sustentabilidad, que tiene al agua como uno de sus pilares fundamentales, logramos en los últimos 10 años reducir el consumo en un 46%, con el objetivo de poder llegar a un 67% para el 2030”, asegura Juan Pablo Barrale, gerente del área de Asuntos Corporativos de CCU Argentina.

Si bien la industria de las bebidas involucra el uso de agua en casi todos los procesos, en la empresa pusieron el foco en desarrollar e implementar estrategias y procedimientos que les permitan hacer un uso consciente y cuidado del recurso.

Esto fue acompañado de mecanismos y métodos de reutilización, tanto a nivel productivo como para enseñar e informar a los consumidores, clientes y proveedores.

El uso más razonable del agua no implicó una merma en el negocio. Por el contrario, en este período maximizaron la elaboración e incrementaron las ventas.

Con sus marcas Heineken, Schneider, Imperial, Amstel, Budweiser y Miller, hoy detentan casi el 30% del segmento de cervezas argentino y producen 7 millones de hectolitros por año.

Un factor clave fue el crecimiento del consumo de cerveza en lata: en el proceso se ahorra un 60% del uso de agua respecto de la botella retornable y es muy eficiente.

“El trabajo a conciencia de nuestra gente en cada detalle de su trabajo resultó fundamental para lograr un uso responsable del recurso día a día”, acota el vocero.

Dos estrategias con un mismo propósito: menos agua por litro de cerveza elaborado y mayor incentivo al consumo en latas, que demandan menos fluido en su etapa productiva. El ahorro entonces tiene que ver con todo el proceso de envasado, en particular con el lavado de las botellas y con el pasteurizado del producto.

Aunque también elaboran vinos (Finca La Celia en Eugenio Bustos, Mendoza) y pisco en menor volumen, el consumo de agua al que hacían referencia en las metas 2020 era el de las plantas industriales cerveceras de Luján, Salta y Santa Fe, y para las de 2030 se suman las dos fábricas de sidras (Ciudadela y Allen) y los centros logísticos.

Los ahorros de consumos se logran a partir de varias iniciativas, como el cambio de equipos con nuevas tecnologías, pero la clave de la aceleración de las metas fue la implementación de TPM, un sistema de trabajo que persigue tener cero pérdidas.

A través de su implementación, operarios, supervisores y jefes detectan oportunidades en sus sectores y se modifican condiciones o conductas para ahorrar el recurso. Estas oportunidades pueden ser reparaciones, modificaciones de procesos, optimización y tratamiento del fluido, reúsos de corrientes, entre otras.

Uso, reúso y extracción de energía

“CCU persigue indicadores de clase mundial y en nuestras plantas cerveceras los indicadores de consumo de agua se acercan entre 85-90%, si tomamos las referencias de benchmark de 3,2 hl/hl”, explica Barrale.

Pero no sólo se busca la disminución del uso en la producción, antes de considerar una corriente como efluente el agua es analizada para reúsos en otros procesos, incluso para extraerle energía si se trata del líquido caliente. Además tienen mesas de trabajo con los proveedores donde este tema ya es parte de la agenda y en breve esperan tener resultados positivos.

En la empresa tienen buenas perspectivas para el negocio y en 2021 esperan registrar valores de facturación similares a los del año pasado.

Fuente: Economía Sustentable

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