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El Índice de Clima de Negocios cayó en el primer trimestre

El Índice de Clima de Negocios (ICN) correspondiente al primer trimestre de 2013 tuvo una variación negativa de 1,7% respecto al anterior y de 4,4% en términos anuales, acumulando ocho períodos de caída consecutiva, según informó la Escuela de Posgrado en Negocios de la Universidad de Belgrano.

Por su parte, el Índice de Rentabilidad Empresaria (IRE) disminuyó un 6,4% respecto al cuarto trimestre de 2012 y subió un 2,4% respecto al mismo período del año anterior. El IRE acumula 11 trimestres de caída consecutiva, como consecuencia de la situación inflacionaria que impulsa más los costos que los ingresos, en un contexto de estancamiento de la actividad económica.

A su vez, el Índice de Clima Esperado (ICE) aumentó un 2,4% en términos trimestrales pero disminuyó anualmente un 13,5%, contabilizando seis trimestres consecutivos de descenso. Esta leve recuperación se debe al contexto de alta incertidumbre, lo que genera como resultado bajas expectativas respecto al crecimiento de la actividad para este año.

En cuanto las perspectivas, Alberto Rubio, decano de la Escuela de Posgrado en Negocios de la UB, remarcó algunos puntos:

-Para los próximos meses es previsible un bajo crecimiento de la actividad económica, con una elevada inflación, y se espera que las empresas mantengan suma prudencia en sus decisiones de inversión (sólo reposiciones inevitables). La rentabilidad se mantendrá en los bajos niveles actuales quizás con una leve recuperación.

-La incertidumbre persiste como consecuencia del incremento de la brecha entre el dólar oficial y el tipo de cambio informal, situación que genera en el ambiente de los negocios expectativas devaluatorias o de regulaciones crecientes en el mercado cambiario. Es probable que el congelamiento de precios no logre bajar significativamente la inflación. A esos factores debe agregarse la expectativa de un mayor gasto público, actitud propia de las administraciones gubernamentales en años electorales.

-Los desastres climáticos sucedidos el fin de la semana de Pascua incorporan un nuevo elemento al perfil del escenario interno. La experiencia internacional indica que las grandes catástrofes afectan de modo persistente las actitudes sociales en el largo plazo, porque hacen aflorar vicios ocultos en la estructura de funcionamiento de los países y alteran el tenor de las expectativas. Quizás las próximas mediciones permitan inferir algo de esto.

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