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El nivel de reservas enciende señales de alerta en el mediano plazo, advierte Ecolatina

Con el afán de utilizar un ancla cambiaria para reducir la inflación, el Banco Central redujo sensiblemente la tasa de depreciación del peso: entre marzo y mediados de junio, el dólar avanzó poco más de 6%, mientras que la inflación acumularía 16% en el período. En este marco, reaparecieron algunos fantasmas de apreciación cambiaria.

«Considerando que ya pasó la temporada alta de liquidación de divisas del agro, y que en el segundo semestre el Banco Central históricamente vende reservas en lugar de acumularlas, este número enciende algunas señales de alerta, especialmente de cara al mediano plazo», advierten desde Ecolatina.

Más aún, al contemplar las necesidades de intervención para calmar al dólar oficial y paralelo durante el período electoral, el desenlace se vuelve más incierto. Aunque el poder de fuego alcanzaría para contrarrestar las presiones en la previa a los comicios, no está claro que lo pueda seguir haciendo después de noviembre.

EL PODER DE FUEGO DEL BANCO CENTRAL

Nunca se puede descartar la posibilidad de una suba del dólar en la Argentina: la clave para saber si el Gobierno podrá sostener al tipo de cambio en estos niveles será la disponibilidad de reservas internacionales netas.

Este activo del Banco Central se redujo más de 60% en 2020, acercándose a sus mínimos históricos. En lo que va del 2021 viene recuperándose, pero su stock todavía es muy acotado.

«De esta forma, la aparición de shocks o el aumento de la incertidumbre podrían gatillar una corrida, aun en ausencia de factores objetivos para una suba», alertan desde Ecolatina.

En este aspecto, resalta la negociación con el FMI, que sería el principal uso de reservas netas en los próximos meses. Si las autoridades lograran postergar los pagos a dicho organismo, la situación cambiaria tendría una perspectiva mucho más sólida. Siempre cuando en el acuerdo no se restrinja el accionar del Banco Central, tal como se hizo en 2018.

Por el contrario, de mantenerse el calendario de pagos actual, el año próximo se debería afrontar vencimientos por más del doble de las reservas netas, algo imposible de realizar.

En síntesis, la situación cambiaria dista de ser extrema: habrá ingresos de divisas mayores a los egresos en 2021 en el mercado oficial y la situación fiscal está en camino a corregirse.

No obstante, la sostenibilidad de la estrategia dependerá de despejar el horizonte de vencimientos internacionales de los próximos años: sin un acuerdo con el FMI que ayude a descomprimir los pagos será difícil mantener la calma.

Fuente: El Cronista

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