Un informe elaborado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) asegura que el peso es la moneda a nivel mundial que más se está revaluando y, por ende, haciendo que las exportaciones locales pierdan competitividad.
“Las devaluaciones del tipo de cambio oficial muy por debajo de la alta tasa de inflación han llevado a la paradoja de que la moneda argentina sea la que más se aprecia en el mundo”, señala IDESA, explicando que mientras la inflación del 2014 rondó el 30%, la variación del tipo de cambio oficial estuvo en torno al 10% (de $ 8 a $ 8,80), lo que implica una revaluación del tipo de cambio del 18%.
Esto ocurre mientras el valor del dólar está subiendo en el mundo debido a que Estados Unidos está saliendo de la crisis en la que cayó en el año 2008 por las quiebras en su mercado inmobiliario, y a que tanto Europa como Japón están apelando a la emisión monetaria para combatir la deflación y tratar de salir del estancamiento. Por ejemplo, en los últimos 12 meses, el Euro cayó un -22% y el Yen un -14% en términos reales respecto al dólar. En igual sentido, todos los países latinoamericanos están siguiendo la misma estrategia de los cuales el caso más notable es el del Real brasileño.
“Por lo tanto, el proceso de revaluación del tipo de cambio real es muy intenso. El peso argentino es la moneda que más se revalúa en el mundo. Esto significa que consumir y producir en Argentina es cada vez más caro respecto de otros países”, explica IDESA.
Según la consultora, esto no constituye per se una mala noticia, sino que se convierte en tal debido a que la apreciación de la moneda no está acompañada por un aumento de su productividad.
“Para que este proceso de revaluación del peso argentino fuera sostenible, la productividad en Argentina debería aumentar por encima de la productividad de Estados Unidos y muy por encima de la productividad del resto de los países, como Europa y Brasil. No son necesarios cálculos sofisticados para demostrar que esto no esta ocurriendo. Por el contrario, diariamente se suman factores de ineficiencias en el aparato productivo argentino. Por ejemplo, la falta de infraestructura, las distorsiones impositivas, la baja calidad y cortes en los servicios públicos, corrupción, burocracia, litigiosidad laboral, falta de insumos y bienes de capital, proliferación de feriados y paros”, repasa el estudio.
Y va más allá cuando compara esta coyuntura con una pésima experiencia histórica: la estrategia que aplicó la dictadura con la “Tablita” de Martínez de Hoz. “En aquella época hubo un largo proceso en el cual la inflación iba por encima de los ajustes sobre el tipo de cambio nominal sostenido en base a endeudamiento externo. En la actualidad, el proceso se sostiene poniendo trabas a las importaciones y consumiendo reservas. Pero el resultado es el mismo: una “primavera consumista” que tiene como contrapartida la acumulación de tensiones desencadenantes de la próxima gran devaluación”, pronostica IDESA.
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