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En Milán, un vistazo al mundo que vuelve / Newsletter de Mauricio Llaver

Primera feria presencial después de la pandemia / Mucha gente y muchos controles / Esto se ha llenado de papeles / No se les ocurra perder el teléfono / Una fiesta de la gastronomía / Un esfuerzo argentino por estar / Milán: industria, moda, el Duomo / Viajar es más complicado, pero claro que vale la pena.

Milán, 24 de octubre 2021

OTRO VISTAZO A UN MUNDO QUE VUELVE. Este Newsletter está escrito en Milán, Italia, en la sala de prensa de la Feria TuttoFood, relacionada con el mundo de los alimentos. Se trata de una invitación de la Cámara de Comercio Italiana de Mendoza, coordinada con las cámaras de Buenos Aires y Rosario, y tiene una significación especial: es la primera feria presencial de este tipo en Italia después de la llegada de la pandemia. Estar aquí es como echar un vistazo al mundo que vuelve, que tiene diferencias con el anterior pero en el fondo es el mismo. Es todo más complicado, pero la pulsión de vida se impone rápidamente. La cantidad de gente que circula es enorme, gratificante, y deduzco que todos desean profundamente que la pesadilla de la pandemia esté quedando atrás.

La primera feria presencial después de la pandemia. La pulsión de vida vuelve rápidamente.

MUCHA GENTE, MUCHOS CONTROLES. TuttoFood, el centro de Milán, el Duomo, la Galleria Vittorio Emanuele, están todos llenos de gente. Pero con muchos controles. Italia implementó un permiso de circulación llamado “Green Pass”, que ha generado protestas múltiples. Pero hay que tenerlo, guste o no guste. Es un hisopado rápido que se hace en las farmacias (yo me lo hice en la farmacia del aeropuerto, al llegar) y dura sólo 48 horas. Hay que presentarlo para el transporte público, eventos masivos como TuttoFood, espectáculos y, en teoría, restaurantes (ahí ya la cosa es más flexible). Por la calle muchos circulan sin barbijo, o se lo bajan, pero la mayoría lo hace como corresponde. A pesar de que los ánimos están mejor, al Covid todavía se lo respeta. Hay controles y evidentemente algún temor, pero el movimiento de personas ya es casi normal. Lo cual no es poco, pensando que una de las imágenes más impresionantes de 2020 fue la de Andrea Bocelli cantando solo en el Duomo, con la esperanza de que todo (que entonces era mucho más indefinido) volviera a la normalidad.

ESTO SE HA LLENADO DE PAPELES. Para tener una idea de lo complicado que se ha vuelto viajar, detallo la documentación sanitaria que tuve que preparar para mi vuelo Buenos Aires-Milán, con escala en Madrid: análisis de antígenos (realizado 48 horas antes de la llegada al destino final); carnet de vacunación de ciclo completo; declaración jurada de salida de la Argentina; declaración jurada de entrada a España (aunque estuviera en tránsito); declaración jurada de ingreso a Italia online; declaración jurada de ingreso a Italia en papel (llenada en el avión, antes de aterrizar), y carta de invitación de TuttoFood (para evitar la cuarentena). Para el regreso, declaración jurada de ingreso a la Argentina, misma declaración jurada para la escala en Madrid, y test de PCR negativo realizado en Italia 72 horas antes del regreso. Qué felices eran los tiempos en que sólo viajábamos con un pasaporte y un boleto de avión.

NO PIERDAN EL TELÉFONO. Señores, si quieren vivir en el mundo actual, no se les ocurra perder el teléfono. Los pasajes, las autorizaciones, los códigos QR para circular e ingresar a todos lados, los resultados del PCR, todo está ahí. Y tengan un Gmail, que no falla nunca. Además, pantalones con buenos bolsillos o sacos o camperas que les permitan proteger el celular (las damas usan carteras, aunque me parece que es más riesgoso). Yo, que soy de la guardia vieja, tengo la obsesión de imprimir todo, pero algo se me puede pasar. El teléfono hoy es una línea de vida, y hay que cuidarlo como corresponde.

UNA FIESTA DE LA GASTRONOMÍA. TuttoFood tiene cinco pabellones y 1.421 marcas de 31 países. Las subdivisiones son incontables, porque cada sector tiene lo suyo. Cuando se está en un lugar así, uno toma conciencia del movimiento formidable que genera la gastronomía. La variedad de pastas, salsas, panes, quesos, fiambres (salame de oca, por ejemplo), vinos, pizzas, postres, alimentos congelados, cafés, carnes, aceites, acetos, pescados, mariscos, vegetales, frutas, tragos, aperitivos… podría completar el newsletter con su sola enumeración. Pero también he visto congeladores, moldes, servilleteros para bares (hay como 15 modelos de servilleteros, de esos que uno tironea y saca una servilleta de papel), bandejas para horno, bandejas para servicio, cubiertos, vasos, copas, centros de mesa, manteles… bueno, podría hacer otro newsletter. Y además hay charlas de todo tipo y, lo más importante de todo, el Campeonato Mundial de Tiramisú. Organizado por la Federación Italiana de Pasteleros que, como corresponde, antes de la final hizo entonar a los presentes su propio himno. La gastronomía es siempre una fiesta, y en Italia se la vive con toda la intensidad.

El Campeonato Mundial de Tirasimú, con himno propio y todo.

UN ESFUERZO ARGENTINO, PERO ESTAMOS TAN LEJOS… Argentina tiene un grupo de empresarios que vino a sondear cómo está Europa después de la pandemia y a explorar qué se puede hacer, a pesar del tipo de cambio y las restricciones a las importaciones. Eso es algo que todos saben, en Argentina y en Italia. Cuando me escuchó hablar como argentino, una Export Manager de una empresa italiana de harinas me preguntó por la situación política del país. Fue directamente al hueso, porque sabía lo que nos ocurre. No hace falta que hable de los lazos de todo tipo entre Italia y Argentina, y el interés está vigente. El problema ya sabemos cuál es. Igualmente, me sorprendió algo que vi en el stand de una empresa de Islandia: camarones argentinos. Me dijeron que los venden mucho y son de excelente calidad. Por las dudas, mejor que no se enteren algunos funcionarios de los que no funcionan, a ver si les ponen un cepo.

MILÁN: INDUSTRIA, MODA Y EL DUOMO. Milán es industria, la moda y el Duomo. Lo cual no es poco. Hace unos años, era la ciudad europea con el segundo PBI per cápita, detrás de París. Es probable que hoy sea la primera, porque se supone que la pandemia pegó más duro en los ingresos parisinos por turismo. Habrá que esperar nuevas estadísticas, pero no sorprendería que Milán quedara en primer lugar. En cuanto a la moda, lo poco que puedo opinar es que está lleno de negocios y carteles de las grandes marcas que me suenan (y que los italianos visten con un gran sentido de la elegancia). Me queda el Duomo, de lo que no puedo opinar como arquitecto, pero sí como un homo sapiens común y corriente. Es hermoso, emocionante, inmenso sin ser aplastante, e inagotable. Me podría quedar horas sentadito mientras lo contemplo. Es una gloria de la creatividad humana, que se construyó a partir del año 1386 y se terminó en 1965 (sí, hace tan poquito, cuando se inauguró su última puerta). Antes de ser el Duomo, allí estuvo la Basílica de San Ambrosio, obispo de Milán y uno de los padres de la Iglesia, quien convirtió y bautizó a San Agustín (Siglo IV). Cuando se conoce toda esa historia, el significado se magnifica. Este fue mi segundo viaje a Milán, pero el impacto del Duomo fue tan gratificante como la primera vez.

El Duomo, una gloria de la creatividad humana, hermoso e inagotable.

VIAJAR EN ESTOS TIEMPOS: PACIENCIA, PERO VALE LA PENA. Entre Osama bin Laden y el Covid, los últimos años se nos ha complicado bastante la vida para viajar. Porque ahora, al nuevo papelerío, hay que sumarle los controles que se habían agregado desde el atentado a las Torres Gemelas. Que no, no han desaparecido, y entonces hay que sacarse los zapatos en los controles, pasar las computadoras por fuera de las mochilas, quitarse los cinturones y todo eso. Así que el consejo de los tiempos que corren para los viajes internacionales es: paciencia, paciencia y paciencia. Pero cada viaje agrega una vida, así que claro que vale la pena.

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