26 de marzo 2023
ESTÁ TODO MUY LOCO. Está todo muy loco por acá. En el espacio de unos pocos días, tenemos que Ferrán Adriá viene a Mendoza, que Leo Messi vive su día soñado y nos une a los argentinos, aunque sea por un ratito, y que Sergio Massa cambia depósitos de los jubilados en dólares por bonos en pesos. Es como una esquizofrenia, donde podemos pasar de la esperanza a la estupefacción y donde la incertidumbre crece a cada momento. Intentaremos describir algo de este carrusel.
UN NUMBER ONE MUNDIAL EN MENDOZA. Este martes y miércoles estará en Mendoza Ferrán Adriá, uno de los chefs más famosos y respetados del mundo en las últimas décadas, embajador global de la empresa Telefónica. Con su restaurante El Bulli, en Cataluña, revolucionó la cocina internacional a través de la deconstrucción de platos y creó una escuela que hoy se mantiene en el mundo entero. Ese hombre estará en la provincia hablando de “La innovación como herramienta de cambio”, en charlas en el Park Hyatt Mendoza, en Familia Zuccardi y en el Teatro Independencia. Hace unos lustros ni siquiera hubiéramos soñado con esta visita y, cuando se mira el programa completo de charlas, dos de ellas están a cargo de Robert y Roger Zaldívar y de Pepe y Sebastián Zuccardi, mendocinos que desde acá han sabido proyectarse a nivel global. La calidad y la innovación no tienen fronteras, y de esta visita podríamos sacar muchas buenas ideas.
MESSI Y LA ARGENTINA QUE SÍ PODEMOS SER. La Selección de fútbol nos brindó esta semana otra burbuja de felicidad en un país que hace mucho no vive grandes alegrías colectivas. Sólo había que sentir el clima festivo en el Monumental y ver las caras de los jugadores cuando se cantaba el himno. La gran lección de la Scaloneta es que se puede ganar con los mismos valores que en su momento nos transformaron en un gran país: planificación, esfuerzo y trabajo en equipo. En medio del loquero argentino, Messi y los muchachos son un bálsamo que ojalá pudiéramos reproducir en todos los ámbitos de nuestra vida.
CON LOS JUBILADOS, SÍ. Esta semana el gobierno entró en pánico y, cuando vio que el dólar se acercaba a los 400 pesos, decidió hacer una jugada cuyas consecuencias económicas, políticas y jurídicas todavía ignoramos: obligó a que los organismos públicos que tienen ahorros en dólares, sujetos a la ley internacional (con el Anses como el más simbólico de todos) los canjeen por bonos en pesos, sujetos a la ley argentina. Nadie sabe cómo terminará ese manotazo de Sergio Massa y su equipo, pero algo se puede decir: que difícilmente a algún privado se le hubiera ocurrido hacer eso con sus ahorros propios. El tema es tan complejo en lo financiero, y está tan lleno de letras chicas, que ignoramos cuál va a ser el resultado final. Pero un primer cálculo indica que la maniobra equivale a un endeudamiento a tasas equivalentes al 45% en dólares. La maniobra es tan explícita que pone en cuestión hasta dónde se puede proteger a los funcionarios de sus decisiones políticas cuando aparentemente ocasionan claros perjuicios a la ciudadanía. Y mientras tanto, revela el gran tema de fondo en la Argentina: no hay dólares, no los habrá en los próximos tiempos, y del gobierno se puede esperar cualquier cosa para conseguirlos.
LOS VERDES QUE SE SIGUEN YENDO. El Banco Central de la República Argentina vendió esta semana US$ 588 millones, y eso que fue semana corta. En lo que va de marzo ha tenido que desprenderse de US$ 1.467 millones, y desde que comenzó el año va para atrás con US$ 2.550 millones. Mientras, la sequía hace prever una pérdida de entre US$ 15.000 y US$ 20.000 millones. Eso explica todo lo anterior, mientras al gobierno no se le cae una sola idea sobre cómo gastar menos o de mejor manera los recursos públicos. Ahí está el nudo del asunto: cómo hacer populismo sin plata, encima en un año electoral. Los próximos meses nos traerán un espectáculo inédito.
TUIT DE LA SEMANA I. Horacio Cabak: “Si la inversión que protege el futuro de tu familia estuviese en bonos en dólares de legislación internacional, ¿los cambiarías por bonos pesificados de legislación nacional, a largo plazo? ¿Algún funcionario de los que defiende la medida lo podrá responder honestamente?”
TUIT DE LA SEMANA (II). Marcos Galperín: “Qué lindas épocas cuando cada uno de nosotros tenía nuestros ahorros jubilatorios en nuestras propias cuentas privadas y podíamos ver la evolución de nuestros ahorros todos los meses”.
ES POR AHÍ. Comunicado de JetSmart, línea aérea: “JetSmart anunció el aumento de sus frecuencias entre Mendoza y Buenos Aires a partir del próximo 1º de abril, con precios que parten desde los $ 6.990 pesos finales por tramo, impuestos incluidos (…) A partir de abril sumamos triple oferta diaria desde Mendoza con Buenos Aires (…) JetSmart continuará durante la temporada baja con los vuelos entre Mendoza y Salta, con cuatro frecuencias semanales. Por otra parte, también se confirmó que los vuelos directos entre Mendoza y San Carlos de Bariloche ya están programados desde el 1° de julio próximo, con miras a la temporada de invierno (…) En los dos primeros meses de 2023, el Aeropuerto Internacional El Plumerillo recibió más de 257.000 pasajeros de vuelos domésticos, lo que se traduce en un aumento del 38% en comparación con el mismo período del año pasado”.
Y UN VINO (BLANCO), POR SUPUESTO. Esta semana tuvimos una juntada de amigos en el restaurante Magnolia y yo llevé un vino blanco (Norton Lote Blanco Grüner Veltliner 2021). Como todos llevamos casi siempre tintos, fue una especie de sorpresa, que sirvió de disparador para plantear un desafío: animarse a probar más vinos blancos y combinarlos con distintos platos. En un momento, nos dimos cuenta de que cada paso del tremendo menú que armó Nacho Bordón podía ser maridado con un blanco: burrata con gazpacho de melón; tataki de atún con salsa teriyaki; mollejas marinadas en soja; pulpo a la gallega; raviol de cerdo ahumado, cordero glaseado con puré de berenjena y peras… En mi experiencia, salvo con las carnes rojas o las pastas con salsas carnosas, los blancos suelen andar muy bien con todo, por supuesto que con las variantes acordes a cada varietal (un Sauvignon Blanc, ácido, va perfecto con los ceviches, y un Chardonnay con madera se empareja divinamente con un cerdo crocante). Pero lo importante es probar, y sacudirse el prejuicio casi primitivo de que sólo se puede comer con vinos tintos. Los blancos también pueden ser grandes vinos, su paleta de posibilidades es amplísima, y para las bodegas pueden ser una bendición, porque requieren de menos tiempo para estar en el mercado. Tiro un tip para empezar: prueben los blancos con mollejas, chinchulines o riñoncitos a la parrilla. Después me cuentan.
