Texto y fotos: Mauricio Llaver
15 de agosto 2024
Para muchos, Florianópolis es solamente sinónimo de playa. Pero un viaje reciente organizado por Embratur me permitió conocer aspectos más diversos de esta ciudad, capital del estado sureño de Santa Catarina, Brasil, que la proyectan como un destino cultural, social y gastronómico de primera categoría. En la foto principal, una muestra de pintura en la comunidad de Monte Serrat, que propone un “turismo de base comunitaria”.
La playa de Imbituba, parte de la “Ruta de la Ballena Franca”. Entre los meses de julio y noviembre, las ballenas también pueden ser avistadas desde la orilla en otras playas, como Garopaba y Laguna. En lugares como Praia da Rosa, los cetáceos se acercan tanto que a veces comparten el espacio con los surfers.
Una roca tallada en la playa de Imbituba, que posee una antigüedad de alrededor de 5.000 años y es objeto de investigaciones sobre la vida de los primeros humanos en la región.
El mercado de Florianópolis, un espectáculo en sí mismo por su oferta de pescados y mariscos, tanto en los puestos de venta como en sus propuestas gastronómicas. Los restaurantes que se visitaron en el tour fueron Box 32 (dentro del mismo mercado), Artusi, Osli, Ostradamus, Terazzas Bar y Rancho Açoriano. Además de las clásicas ostras y camarones, también se encuentra una buena variedad de calamares, almejas, mejillones y vieiras de pesca propia, y un pescado típico llamado tainha.
Florianopolis es la “Capital de la Ostra”, de las cuales provee a todo Brasil y a mercados de exportación. Las ostras se cultivan a metros de la costa y se encuentran con facilidad en mercados y restaurantes. Uno de ellos se llama, ingeniosamente, “Ostradamus”.
Los camarones son parte básica de la oferta gastronómica en todas sus variantes: apanados, grillados, hervidos o en salsas, y cuestan entre 6 y 8 dólares el kilo, según el tamaño.
La cachaça, bebida típica brasileña producto del destilado del jugo de la caña de azúcar fermentada. En muchos lugares se toma pura, pero si se la mezcla con limón y azúcar da lugar a la irresistible caipirinha.
Una vista espectacular del atardecer desde el Hotel LK Design, que cuenta con una ubicación privilegiada sobre la Avenida Beira-Mar Norte. El hotel ofrece servicios de primera clase y alberga al restaurante Osli.
La comunidad Monte Serrat, situada en las alturas de la ciudad y que nuclea a unas 10.000 personas. Con un programa de “turismo de base comunitaria”, reivindica a la negritud, en un contexto en el cual el Estado de Santa Catarina está considerado como “el Estado blanco”.
El centro de la ciudad, que agrupa shoppings, el mercado y edificios coloniales, entre otros atractivos.
“Street Art”, una tendencia creciente en el centro de la ciudad y que aporta un importante colorido al paseo.
Un centro umbanda, muestra de la diversidad religiosa en la comunidad de Monte Serrat. Allí conviven este rito con el católico y el evangélico, entre otros. Y todos los meses de noviembre celebran un encuentro ecuménico.
Itaguaçu, situada en la parte continental de la ciudad de Florianópolis, con una deslumbrante muestra de “piedras grandes” sobre la playa, cuyo origen todavía no se puede determinar.
El puente Hercílio Luz, uno de los símbolos de la ciudad, inaugurado en 1926.
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