El próximo martes la CGT que encabeza Hugo Moyano y los gremios del transporte han convocado a un paro nacional, cuyo principal argumento es la falta de actualización de los parámetros que rigen para el pago del Impuesto a las Ganancias.
En ese marco, un informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) dejan en claro el fuerte impacto que este tributo tiene para aproximadamente 2 millones de trabajadores, teniendo en cuenta 1,1 millones en relación de dependencia y 0,8 millones independientes que no pueden adherir al monotributo. “En consecuencia, y considerando una conformación familiar tipo, aproximadamente ocho millones de habitantes han visto como el incremento en la tasa efectiva del impuesto a las ganancias neutraliza un elevado porcentaje de las mejoras nominales obtenidas en sus ingresos”, manifiesta el documento elaborado por los economistas Nadin Argañaraz y Andrés Mir.
A la hora de los ejemplos, el IARAF estima que, suponiendo que las paritarias de este año cierren en 30% y no haya cambios del impuesto, “la falta de actualización de los parámetros provocara que todos los trabajadores alcanzados vean resignar hasta un 36% del incremento negociado y en consecuencia el aumento real de bolsillo se ubicará en torno al 20%, lejos del 30% teóricamente obtenido, con el agravante de que la pérdida será mayor para los sueldos más bajos, dentro de los alcanzados por el impuesto.
En tanto, el IARAF también realiza un interesante análisis de cuánto deberían aumentar los sueldos para que a los bolsillos de los empleados lleguen realmente los acuerdos de paritarias alcanzados.
“Como se advierte, el aumento que debería obtenerse en la negociación paritaria para que los trabajadores que deban tributar el impuesto a las ganancias obtengan un incremento de bolsillo de por ejemplo un 30%, debería ascender a porcentajes de hasta el 46% en el caso de que no se modifiquen los parámetros del impuesto”, manifiesta el IARAF.
Lógicamente, el mayor beneficiado de no modificar nada es el Estado que, según este informe, se apropia de “entre el 29% y el 33% de la remuneración bruta de un empleado casado con dos hijos”, teniendo en cuenta no sólo Ganancias sino también los aportes al fisco a través de los regímenes previsionales e impositivos.
En ese marco, otra forma de ver esta situación es comparar el sueldo de bolsillo que percibe un trabajador y el total de aportes personales, contribuciones patronales y retenciones de impuesto a las ganancias que se origina a partir de su remuneración, y que arroja como resultado que mientras los trabajadores no alcanzados por el Impuesto a las Ganancias tienen un total de aportes y contribuciones inferior al 50% de lo que percibe de bolsillo, la falta de ajuste de los tramos de escala es tan significativa que apenas pasa a ser contribuyente del citado impuesto, ese porcentaje salta a valores que oscilan entre el 74% y el 82% del sueldo de bolsillo.
“Es decir, que en estos casos es prácticamente similar lo que el empleador debe abonar de bolsillo a su trabajador y lo que debe abonar al fisco”, destaca el IARAF.
En ese marco, el informe concluye con un análisis duro para los bolsillos de los trabajadores: “Debe destacarse que adicionalmente el trabajador con su ingreso disponible debe afrontar otra serie de impuesto directos (inmobiliarios, patentes, bienes personales, etc.) e indirectos (el iva, ingresos brutos, comercio e industria, etc. contenidos en el precio de los bienes y servicios que consume) y en consecuencia puede inferirse que, de no modificarse los parámetros del impuesto a las ganancias, los trabajadores alcanzados por este tributo afrontaran en el año 2015 una presión tributaria total muy superior al 50% de sus ingresos”.
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