Un informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) determinó una suerte de claroscuros en la aplicación del Impuesto a las Ganancias en la Argentina con respecto a varios de sus pares de América Latina.
Es que, mientras es cierto que los salarios más bajos del país no pagan el tributo cuando en otras naciones de la región sí, también es cierto que quienes lo pagan en Argentina lo hacen por un monto muy superior al porcentaje que sufren los trabajadores de Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay, que son los países que el IARAF tomó para esta muestra.
De movida, el documento firmado por Nadín Argañaraz y Andrés Mir, desmitifica la opinión de los gremios argentinos de que el salario es un ingreso y no puede ser gravado. “La pretensión de que el salario no debe ser considerado ganancia, que se escucha con insistencia en la situación actual de Argentina, no encuentra sustento en la comparación internacional”, subrayan los economistas.
La primera comparación que hace el informe es con respecto a los ingresos mínimos anuales que hay que tener para comenzar a tributar. Y allí, los empleados en Argentina son los más beneficiados de la región, como puede observarse en el siguiente cuadro.
Sin embargo, a partir de que comienzan a tributar, se observa que el nivel salarial necesario para que un trabajador empiece a abonar la alícuota máxima vigente en cada país es el más perjudicial en la Argentina.
Es decir, que “mientras en nuestro país un trabajador con un ingreso anual de solamente entre $ 210.000 y $ 270.000, según el caso, ya queda alcanzado por la mayor alícuota posible, en los demás países analizados se necesita un ingreso entre dos y nueve veces superior para encontrarse en una situación similar”, destaca el estudio.
La paradoja, entonces, es la siguiente: la combinación de mínimos elevados con tramos de escala desactualizados en relación a otros países provoca que en Argentina la cantidad de trabajadores alcanzados por el impuesto sea menor, pero que paguen una alícuota efectiva notablemente más elevada.
Así las cosas, por ejemplo, un trabajador que percibe un salario neto mensual de $30.000 abona el 36% más de impuesto en Argentina que en Uruguay, el 100% más que en Perú y casi el 300% más que en Chile y Colombia.
El otro punto en contra de Ganancias en el país y que no es correlativo en el exterior es que, de tener una impronta progresiva, se ha transformado en regresivo, ya que pagan más los salarios medios que los altos.
El IARAF lo resume de la siguiente manera:
a) Hasta un nivel salarial de $20.000 mensuales el trabajador queda fuera del alcance del tributo y en consecuencia su tasa efectiva es el ciento por ciento inferior al promedio de la región, que oscila entre el 4% y el 8%, por lo cual estos trabajadores están claramente beneficiados respecto a sus pares de la región.
b) A partir de ese nivel de ingresos, el trabajador argentino pasa inmediata y holgadamente a ser el más gravado por el impuesto a las ganancias con tasas efectivas entre un 80% y un 110% superiores a las de sus pares.
c) A medida que los niveles salariales crecen, el diferencial en contra del trabajador argentino respecto al promedio va disminuyendo hasta ubicarse ligeramente por sobre el 30% para sueldos netos mensuales de $150.000.
“En conclusión, el aumento de presión tributaria del impuesto a las ganancias registrado en Argentina en los últimos años, en convivencia con la desgravación de un amplio sector de trabajadores de ingresos modestos, se ha efectuado claramente en contra de los trabajadores de niveles salariales medios y medios altos y no, como sería lógico, a costa de los asalariados de muy altos ingresos”, concluye el IARAF.
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