El destino de la causa por la muerte de Alberto Nisman se orientará los próximos meses hacia la pista de un supuesto homicidio. Es un gesto del Poder Judicial para con una necesidad que se ha planteado el Gobierno que es la de arrojar alguna certeza sobre el escándalo que marcó el tramo final del ciclo kirchnerista.
Así como 2015 fue el año en el cual dominó, en instancia de tribunales, la tesis del suicidio primero y luego la de una posible instigación, 2016 depara postales más explosivas porque la trama de un supuesto crimen encierra responsabilidades de todo índole y a todo nivel.
El oficialismo está convencido de que exhibiendo esas cuestiones construirá prestigio social, reforzará la política exterior y, lo que es más importante para el entorno presidencial, mostrará un plano escabroso que atribuirá a la gestión anterior.
El termómetro del caso se movió apenas Mauricio Macri juró como presidente. La jueza Fabiana Palmaghini quien siempre fue renuente a aceptar la carga de la pesquisa terminó por desplazar a la fiscal Viviana Fein. Para esto tuvo el apoyo del camarista Mario Filozoff que vendría a ser su mentor en la cotidianidad de la Justicia penal ordinaria y del fiscal general Ricardo Sáenz que es el superior de Fein y que aspira a reemplazar a Alejandra Gils Carbó con el apoyo del Gobierno.
La pesquisa está delimitada entre las vinculaciones de la política, las hipótesis del caso y las querellas de los familiares de Nisman. Palmaghini tiene aval del oficialismo y de Sandra Arroyo Salgado para ir tras la pista del homicidio. Fein tuvo apoyo absoluto de Gils Carbó y trabó amistad con Sara Garfunkel, la madre del fiscal enfrentada a la exesposa por rudimentos del caso. La fiscal nunca se apartó de la senda del suicidio.
Las ideas de Palmaghini están plasmadas en el paquete de medidas de prueba que requirió, pero sobre todo en dos focos: indagar a la custodia del fiscal y volver a mantener un encuentro con el espía Antonio «Jaime» Stiuso que esta vez no será en la soledad de una madrugada invernal, como ocurriera con Fein, sino con mayor flexibilidad.
Al igual que Palmaghini, Fein también desconfió de la custodia. A ninguna de las dos funcionarias de larga experiencia les parece razonable que el fiscal más importante del país (por la denuncia formulada contra Cristina de Kirchner) pudiera desligarse de sus custodios con solo requerirlo. La jueza cree que podría existir algún tipo de infiltración entre los hombres dedicados a resguardar al fiscal. Tiempo atrás Fein le compartió dudas concretas a partir de ciertas inexactitudes en sus declaraciones.
Fuente: ámbito.com
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