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Ileana Ortiz Baeza: “En CIPE prestamos servicios de Ceremonial, Imagen, Protocolo y Etiqueta”

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-¿En qué consiste CIPE?

-CIPE es una sigla que creé para comunicar los servicios que prestamos como organización relacionados con cuatro disciplinas: Ceremonial, Imagen, Protocolo y Etiqueta. Se trata de diferentes temáticas, pero relacionadas íntimamente entre sí. Nuestro campo de acción es el trabajo de consultoría; asesoramiento a través de y workshops y webinars, como así también la organización de eventos tanto privados, como institucionales.

-¿Cómo comenzó este emprendimiento?

-En un momento pensé que era una casualidad, pero después tomé conciencia que de algún modo el destino me fue conduciendo al lugar a donde estoy hoy. Mi madre tenía una formación estética elevada y creo que eso fue clave en mi vida, me transmitió ese modo de ver en TODO: un jardín, un cuadro, una casa, la forma de vestir y mucho más.

Soy abogada recibida en la UBA y ejercí durante muchos años en Buenos Aires. Trabajé para el Ministerio de Economía y después en estudios jurídicos de prestigio hasta que conocí a quien sería mi marido. Y ese fue un cambio radical en dos sentidos: queríamos formar una familia y trabajar 12 horas por día, lo que complicaba un poquito y por otro lado él es diplomático de carrera, con lo cual ambos sabíamos que ante el primer destino que le fuera asignado en el exterior lo acompañaría. Y así ocurrió. En otras palabras, puse a la profesión en stand by, pero nunca pensé que ese período se iba a extender durante 15 años.

Tiempo después, cuando se fue acercando el retiro de Alfredo de sus funciones, emprendí una carrera contra reloj para poder compensar los años de inactividad laboral, así que hice dos posgrados en la Universidad Austral con la intención de recomenzar. Una vez instalados en Mendoza, la ciudad de origen de él, di clases en dos Universidades, escribí cinco artículos jurídicos, pero tuve que enfrentar una dura realidad, ya había perdido ese fuego sagrado, esa pasión por la profesión elegida y después de meditarlo en profundidad, decidí divorciarme de la carrera, tomando todas las cosas positivas que me había dado, que fueron muchas.

Y ahí vino la pandemia con todo el dolor y la incertidumbre que nos produjo, pero también ese tiempo de encierro me ayudó personalmente a reflexionar sobre qué quería hacer profesionalmente de ahí en más.

Y tomé conciencia de todo el bagaje que había acumulado durante la vida diplomática y que quería transmitirlo, pero necesitaba certificarme, encarar un aprendizaje sistematizado.

Y nada es casual. Conocí a una especialista en estos temas, con una vida parecida a la mía y después de 2 años de estudiar con ella de manera intensiva cumplí el objetivo. Y entendí que ya estaba preparada para crear mi propio emprendimiento.

-¿En qué consisten esas disciplinas en concreto?

-El Ceremonial básicamente es conocer las herramientas apropiadas para adecuar un lugar determinado y gestionar los elementos que fuesen necesarios para que el evento que se organiza, cualquiera que fuera, resulte exitoso.

El Protocolo tiene por fuentes la historia, costumbres, religiones, tradiciones y es de origen milenario. Es orden y saber estar, saber comportarse. Tal es su importancia que está regulado internacionalmente por el derecho positivo. Concretamente en nuestro país está legislado a nivel nacional, en Provincia de Buenos Aires, C.A.B.A, Mendoza y otras provincias más.

Se puede hablar del protocolo al más alto nivel como el de las Casas Reinantes Europeas, que son un ejemplo de excelencia. Los ingleses no admiten improvisaciones, de ahí la estrictez en su regulación y aplicación. Muestra de ello fue la organización de los funerales del Duque de Edimburgo y de la Reina Isabel II, como también la coronación del nuevo soberano.

Dentro de este protocolo que podemos catalogar como Internacional existen otras aplicaciones, tales como la creación de organismos internacionales, la firma de convenios multilaterales o bilaterales, las visitas de Jefes de Estado, la organización de una cumbre, la presentación de cartas credenciales por parte de un embajador ante el país donde ejercerá funciones y más.

Luego tenemos el institucional, que es de aplicación en ámbitos de la administración pública nacional y provincial, y el empresarial, a través de un buen libro de protocolo que elabora la propia empresa para determinar sus objetivos, imagen propia y del personal, relaciones públicas, entre otros importantes temas.

Por último también hacemos uso de protocolos –muchas veces sin ser conscientes de ello- cuando organizamos un festejo, invitamos a comer a nuestros amigos. Poner una mesa correctamente ya implica seguir un protocolo, un orden, comer adecuadamente también lo es. Y en este último caso se recibe como un legado de nuestra familia o se aprende.

El profesional en protocolo tiene que dominar estos temas y muchos más. Y siempre, siempre, tener un plan A, B y C para que el evento asignado cumpla con las expectativas deseadas.

La Imagen es nada más ni nada menos que el primer mensaje no hablado que emitimos y puede ser determinante a la hora de conocer a otra persona, de tener una entrevista, tratar con un nuevo grupo inversor (sobre todo si éste pertenece a un país culturalmente diferente), y cuántos eventos más… Y si se ejerce la dirección de una empresa, ésta queda indefectiblemente asociada a la imagen de quienes la administran, para bien o no.

En pocas palabras, es nuestra carta de presentación. En una entrevista evalúan los conocimientos del postulante, su expertise, pero también rasgos significativos que hacen a su personalidad y vivencias: nivel de cultura general, forma de comportarse, de hablar, vestirse y más. Y entre dos candidatos con un CV impecable, la imagen y la empatía pueden ser los que definan la selección.

La Etiqueta es la forma de vestir para eventos especiales. Se indica en el tarjetón de invitación, o bien se deduce a través de ciertas preguntas que debemos hacernos para ir apropiadamente: quién invita, a dónde, en qué época del año, a qué hora, quiénes son los restantes convidados. Se lo conoce como dress code.

-¿Y estas disciplinas hoy tienen vigencia?

-Por supuesto que sí, todas sin lugar a dudas. Ahora bien, como otras tantas, se van adecuando a los cambios que van dándose en el mundo.

La diplomacia es un tema aparte ya que para quienes son funcionarios de carrera el protocolo y el ceremonial constituyen cuestiones esenciales de su profesión.

Citemos entonces otro ejemplo: en un acto institucional o corporativo es determinante saber cómo ubicar a los invitados, es lo que se denomina “Precedencias y Presidencias” y es la columna vertebral del Ceremonial. Es decir que en el caso de una empresa, en la inauguración de una planta, en la presentación de una nueva tecnología, en el armado de una mesa de negociación, el protocolo y el ceremonial deben estar presentes. Primero se determina el objetivo del acto y en base a ello se organiza el evento y se ubica a los concurrentes. Si en una ronda de negociación importante sentamos a dos personas que no tienen empatía enfrentados uno respecto del otro, seguramente habrá una tirantez que desviará el centro de atención que tiene que estar puesto en el objetivo de la reunión. ¿Cuál es la solución en este caso, eliminar a uno de los concurrentes cuando su presencia puede resultar enriquecedora? No, es simplemente seguir una forma de organización de la mesa (vg. sistema reloj) donde participen ambos sin afectar negativamente el objeto de aquélla.

La imagen es un tema más novedoso en Argentina, pero en Estados Unidos y en muchos otros países, los asesores de imagen tanto durante la campaña electoral, como durante el mandato cumplen un rol de importancia. Indican cómo hablar, como vestirse, que colores usar, pues de acuerdo a la Psicología del Color, los tonos tienen distintos significados y producen diferentes efectos en quien lo lleva y en el observador. De hecho, muchos expertos coinciden en que John F. Kennedy ganó el debate presidencial contra Richard Nixon y posteriormente la elección a Presidente por una cuestión de imagen más que discursiva.

-Dijiste que querías transmitir lo aprendido. ¿De dónde viene esa inclinación?

-Desde los 22 años, ahí me ofrecieron dos ayudantías en la carrera de Abogacía en la UBA y en la de Ciencias Económicas en la UCA y a los 28 años ya era Profesora Adjunta de Derecho Comercial II. Y estudié oratoria en el ESEADE. Me encanta dar clases.

-¿Y seguís estudiando?

-Todo el tiempo. Tengo una rutina diaria de estudio, nunca repito una clase, siempre le hago agregados o la adecuo al perfil de los alumnos. Y tengo la intención de escribir un libro a mediano plazo. Escribí uno de derecho, por qué no podría hacerlo respecto de estos temas y mis vivencias?. Además fue una promesa que le hice a mi padre antes de que partiera y la voy a cumplir.

 

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