Mendoza

Justicia: el tren viene por todo, pero… / La Newsletter de Mauricio Llaver

La única idea clara del gobierno es limpiar las causas de Cristina. Pero por primera vez hay una oposición firme. Mientras, se siguen yendo empresas. En Mendoza, se bambolea la “Ramoneta”. Y un vino, por supuesto.

2 de agosto 2020

UN GOBIERNO CON UN SOLO PLAN. El gobierno nacional parece a punto de ser arrollado por la pandemia (y su violencia en muchas zonas del país) y no tiene plan económico manifiesto (a casi nueve meses de haber asumido). Su único plan claro es avanzar sobre la Justicia para limpiar las causas de la vicepresidenta. Esta semana envolvieron ese objetivo –o trataron de envolverlo- en una “reforma judicial amplia”, que hace acordar a la modificación de la Constitución en la época de Menem: todos sabían que tenía un único objetivo –la reelección del presidente- y que lo demás era todo verso. Algo así está pasando ahora, pero con una diferencia fundamental: la oposición se corrió y Alberto Fernández, el “hombre de diálogo”, terminó lanzando el proyecto casi solito en la Casa de Gobierno. Eso nunca puede ser bueno en algo que necesita de consensos amplios.

TREN A TODA MARCHA. De ello se desprende que el tren está a toda marcha en la nueva versión de “ir por todo”. Pero hay una novedad importante para este boletín: que la Argentina no es la de 2011, en la que Cristina tenía más de 30 puntos de diferencia sobre su segundo rival y, sobre todo, tenía plata para repartir. Ahora sucede algo inédito: que un gobierno peronista tiene una crisis fenomenal hacia adentro y hacia afuera, y que se encuentra con una oposición que a veces parece más articulada que el propio gobierno. La unidad que mostró Juntos por el Cambio contra la reforma judicial es un dato de primera categoría para cualquier análisis. Y ni hablar de cómo Alberto, Cristina (y Anabel) tuvieron que recular con Vicentin, que los agarró con los ciudadanos de a pie, el periodismo y la oposición dispuestos a marcar el límite. El tren del peronismo, con vagones mezclados y de varios colores, viene por todo, pero parece que ahora hay unas cuantas barreras dispuestas a detenerlo.

LA PRUEBA DE FUEGO (11 DE DICIEMBRE DE 2019). Un veterano político argentino (origen: UCR) me whatsappeó por privado su interpretación de lo que sucede: “Juntos por el Cambio pasó su prueba de fuego el 11 de diciembre de 2019, al día siguiente de dejar el poder. Desde entonces, con todas nuestras diferencias democráticas, estamos unidos y fuertes. El gobierno intenta avanzar todo lo que puede, pero ya hay un sistema político en el cual existe un partido o coalición de reemplazo. Ese es un dato nuevo en la política argentina”. Yo agrego una frase que se usa en las Relaciones Internacionales, especialmente en tiempos bélicos: que las alianzas colapsan a la mañana siguiente de la victoria o de la derrota. Pero esta vez no, y la verdad que Juntos por el Cambio ha resistido su salida del gobierno.

UN POCO DE CRUELDAD. Carlos Pagni, en La Nación: “El Presidente está en apuros. Quiere satisfacer la demanda de regeneración institucional de un sector de la ciudadanía. Pero está obligado a hacer todo lo que esté a su alcance para cerrar las causas judiciales de su vice, que es su jefa. La contradicción entre estos objetivos se dispara en un detalle: Beraldi”. Y remata: “A Fernández no le sobra cinismo. Le falta astucia. Solo a alguien muy desprevenido, si tiene a su lado a una figura tan complicada en tribunales como Cristina Kirchner, se le ocurre convertir a las cuestiones judiciales en un eje central de su política. No hay consejo asesor que alcance para disimular ese problema. Porque la sociedad no pide una reforma. Pide justicia”.

REBELIÓN EN LA RAMONETA. El que parece que va a votar a favor de la  reforma es José Luis Ramón, el diputado marxista de la línea Groucho (“Éstos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”). Digo parece, porque Ramón es capaz de cambiar en dos días hasta sus opiniones sobre la vida y la muerte, como hizo en el debate del aborto. Pero ahora tiene una rebelión de Vadillo y Romano, sus socios de Protectora, que habrá que ver cómo termina. La famosa “Ramoneta” de la campaña parece que tiene problemas de dirección. Si no fuera porque Ramón vota en representación de los mendocinos y cobra un sueldazo que pagamos con nuestros impuestos, sería hasta gracioso. Pero no, ya no.

NOBLEZA OBLIGA (PERO SIN DESCORCHAR). El gobierno nacional le envió esta semana a Mendoza los 18,5 millones de dólares de la cuarta cuota de Portezuelo del Viento. Casi no debería haber sido noticia, pero después de la puesta en duda de Alberto Fernández sobre la obra, lo es. Nobleza obliga, hay que reconocer que como venía la mano, se podría haber complicado hasta este trámite burocrático. Pero tampoco es para descorchar: el cronograma sigue hasta 2024, una eternidad para la situación actual. Así que a reconocer que se hizo lo que se tenía que hacer, pero a seguir con el ojo atento.

AUTOS, JETS AVIONES, BARCOS, SE ESTÁ YENDO TODO EL MUNDO. Así decía un tema de Charly García, con Seru Giran, durante la dictadura militar. Ahora está ocurriendo algo parecido, pero con empresas multinacionales. Un solo cable de Bloomberg resume esa huida de capitales, el combustible más necesario del mundo para salir de la pobreza: “Latam, con sede en Santiago, dijo que dejaría los vuelos nacionales en Argentina después de 15 años en el país (…) Honda Motor Co. dejó de fabricar automóviles en Argentina en mayo, aunque continúa fabricando motocicletas (…) American Airlines Group Inc. y Delta Air Lines Inc. están finalizando algunas rutas hacia el país (…) Alsea, que opera franquicias de comida rápida en la región, ha cerrado 37 cafés Starbucks (…) Volkswagen AG y Ford Motor Co. cancelaron sus planes de fabricar camionetas en Argentina”. La nota remata: “Si bien el futuro pospandémico es incierto para la mayoría de los países, la perspectiva para Argentina, que se ubicó  139 de 141 países en una clasificación de estabilidad económica compilada por el Foro Económico Mundial, es una de las más precarias”. 😱😱😱

Y UN VINO, POR SUPUESTO. En el mundo del vino hay muchos buenos tipos, y uno de ellos es Walter Bressia. Como si fuera poco, además produce unos grandes ejemplares, de esos pensados para algo bien de fondo. Esta semana probé, vía Zoom con varios colegas, el Bressia Profundo (cosecha 2016), una bomba que hacía mucho que no degustaba y que, otra vez, me voló la cabeza. Es un tetra-varietal que, según él define, posee  “la pasión en el Malbec, el vigor en el Cabernet Sauvignon, el alma en el Merlot y la perseverancia en el Syrah”. Después de eso, hablar de los porcentajes de cada varietal me daría un  poco de vergüenza. El de Walter es un ejemplo absoluto de proyecto familiar, en el que cada uno de sus miembros–Marita madre, Marita hija, Walter hijo, Álvaro hijo, Antonella hija, Matías yerno- juega su rol. Y lo hacen con un espíritu hermoso, envidiable e inspirador, capaz de hacer frente a todas las adversidades. Cada vez que tomo uno de sus vinos, siento algo de eso: que es mucho más que un exquisito jugo de uva fermentada. Hay una pasión y un amor de muchos que se nota en cada detalle, desde la gratificación sensual de cada trago hasta el angelito que cuida los vinos desde cada etiqueta. La familia Bressia es un ejemplo, y el dios Baco está al tanto de eso.

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