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Las certificaciones que necesita una Pyme para poder lanzarse a exportar

«Muchas veces, cuando una pequeña empresa procura expandirse al mercado internacional, en lo primero que piensa es en el tipo de cambio y si los números son favorables. Sin embargo, lo que termina haciendo viable el negocio son las certificaciones previas. Creo que es la mayor razón por la cual muchos productos no se exportan a otros mercados», explica Claus Noceti, director del área de Comercio Internacional y Aduanas de PwC Argentina, según informa el sitio Apertura.
Son la carta de presentación para ingresar en el mundo. Aunque, según el último relevamiento realizado por la Fundación Observatorio Pyme (FOP), apenas el 17 por ciento de las pymes industriales argentinas posee una certificación de calidad ISO y solo un 7 por ciento está en proceso de implementación.
Asimismo, un 9 por ciento de las compañías tiene otro tipo de certificaciones, como las IRAM y las otorgadas por el INTI. Entre las normas generales, la ISO 9001:2008 especifica los requisitos para un sistema de gestión de la calidad y se destaca como una de las más importantes. «Es fundamental para la pyme que necesita solidificarse. Será difícil que se abran puertas sin cumplir con este estándar de calidad», aseguró Gustavo Pontoriero, gerente de Certificaciones del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM).
La ISO 14.001 delimita los estándares de Calidad y Gestión Ambiental, y es muy valorada especialmente en los mercados europeos. «Sin esta certificación, ni siquiera se sientan a negociar», advirtió Noceti. La OHSAS 18.001 establece requisitos de Seguridad y Salud en el trabajo e involucra fundamentalmente a aquellas industrias (minería, oil, gas, por ejemplo) en las que sus trabajadores están expuestos a riesgos de salud. Pero las pymes que quieran ampliar sus fronteras también deberán ajustarse a determinadas normas específicas que varían de acuerdo al sector al que pertenezcan. Por ejemplo, para exportar alimentos son un requisito básico.
En este caso, la ISO 22.001 es vital para asegurar la seguridad e inocuidad de los alimentos: “esta certificación garantiza la calidad de un alimento en toda su cadena, desde la producción hasta el consumo», indica Marcelo Carbone, director del Grupo Crescent. Otras certificaciones a tener en cuenta son la FSSC 22.000, la GlobalGap y el sistema de gestión de buenas prácticas de manufacturas (BPM).

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