El Instituto de Economía del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) realizó ayer su encuentro mensual de coyuntura en el que, como aspecto saliente, definieron cuáles son los aspectos claves que el nuevo administrador nacional deberá enfrentar.
De esa manera, el CPCE estableció una suerte de top five de las problemáticas que la próxima gestión no podrá esquivar de resolver:
1) Recuperar el superávit comercial
2) Resolver el déficit fiscal
3) Ganar competitividad
4) Mejorar la productividad
5) Solucionar el conflicto con los holdouts
Y en esa línea, la economista jefe del CPCE, Mary Acosta, planteó cuáles podrían ser algunas líneas de acción para enfrentar estos temas, entre las que incluyó un abordaje integral del sistema tributario, que debería reformarse; la corrección de los subsidios para reducir su peso sobre el gasto y ganar equidad; y la administración de las importaciones para evitar seguir impactando en el nivel de producción. «Todos los temas están vinculados, para recuperar suprávit comercial hay que ganar competitividad, para producir más hay que eliminar restricciones a las importaciones; es toda la recreación de un círculo virtuoso», resumió.
Acosta llegó a esta conclusión analizando los datos clave de los últimos tiempos, cuando la actividad dejó de caer pero se mantiene en un nivel de recuperación mínima ya que, por ejemplo, las ramas industriales que lograron subir su performance no alcanza a compensar la caída del sector automotor y sus áreas conexas, lo que también transparenta el alto nivel dependencia de ese segmento y la poca diversificación de la producción.
Otro aspecto es la caída del superávit de la balanza comercial, no sólo por la baja de precios internacionales sino por dos factores claves y condicionantes que tiene la Argentina. Por un lado, la importación de combustibles que redujo a la mitad su déficit internanual por la caída de los valores del petróleo y por el déficit de la balanza comercial industrial donde, a pesar del adormecimiento de la actividad y de la administración de las importaciones, sigue siendo negativa. La industria argentina es altamente dependiente de los insumos importados.
Acosta también analizó que, de acuerdo al Indice de Demanda Laboral que elabora el Consejo y que lleva dos meses de suba, podría anticiparse una reacción de la actividad. De todos modos, advirtió que las alzas son en relación a una base muy pobre. El presidente del Consejo, José Simonella, destacó que una economía más grande (por el crecimiento acumulado del PBI) demanda menos empleo.
El frente fiscal se presenta asimismo complicado, con un rojo en crecimiento y con el Central habiendo ya sobrepasado el límite de adelantos transitorios al Tesoro que le permite la Carta Orgánica, un contexto en el que se aceleró la colocación de bonos. Para el 2016 los compromisos de deuda están alivianados respecto a este año.
Sobre el tipo cambio, Acosta planteó que las devaluaciones se mantienen suaves para evitar el traslado a precios. Respecto de la reacción del dólar paralelo en los últimos días, Simonella la adjudicó más a las expectativas generadas por la designación de Carlos Zannini como integrante de la fórmula con Daniel Scioli que al «efecto aguinaldo o exceso de pesos». «Hay expectativas de devaluación, pero ahora se piensa que el tipo de cambio oficial podría mantener un tiempo más que antes de la nueva fórmula», indicó.
En cuanto a la inflación, Acosta sostuvo que presenta una desaceleración interanual; hoy para el CPCE es del 24% anual. Aunque podría haber una corrección hacia arriba en la segunda parte del año en función del impacto de las nuevas paritarias y los planes para impulsar el consumo.
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