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Los principales condicionantes que encontrará el gobierno que asuma el 10 de diciembre

La próxima administración asumirá sin que se haya resuelto el problema de la inflación, pero sin problemas de atraso cambiario. Las deudas de corto plazo del Banco Central (Leliq) serán un problema a resolver, para desinflar expectativas de devaluación y de elevadas tasas de interés. Pero el stock de estos pasivos se encuentra muy por debajo de los elevados ratios de fin de 2017. Además, la economía se encuentra desmonetizada, por lo que el problema del stock de Leliq puede en parte ser resuelto por una recuperación de la demanda de dinero.

En el plano fiscal, el próximo gobierno heredará una situación mucho más ordenada que la de años anteriores, aunque de todos modos habrá necesidad de seguir manteniendo el gasto público bajo control, dada la necesidad de consolidar el resultado primario, para hacer sustentable el recorrido de la deuda pública. Respecto de este último punto, la próxima administración probablemente asuma con pocos recursos en la “caja” del Tesoro, pero aun así las necesidades de financiamiento de 2020 son accesibles. No sólo podrían refinanciarse los vencimientos de deuda local, también –de existir las señales adecuadas- podría reabrirse el crédito externo, con bajas significativas del riesgo país y una corrección de las expectativas de devaluación y de altas tasas de interés

Candidatos

Además de las condiciones objetivas de la macroeconomía, hay que tener en cuenta la propia historia del candidato presidencial que termine siendo elegido. Hay diferencias cuando se consideran el grado de empatía con los mercados de crédito, la predisposición a encarar reformas estructurales, el eventual compromiso a renunciar al impuesto inflacionario y el grado de apoyo del Congreso y de los sindicatos.

En la medida en que las autoridades económicas puedan desplegar a partir del 10 de diciembre un plan integral, que encamine problemas de corto plazo (Leliq) y, al mismo tiempo, avance en reformas estructurales y en la consolidación fiscal, no es voluntarista esperar una mejora significativa de la performance de la economía argentina para los años por venir.

Actividad económica

En abril, la actividad económica mejoró respecto de marzo (+1,2%), pero todavía sigue en terreno negativo respecto de igual mes de 2018 (-1,5%). La caída en la actividad económica se desacelera 4,2 puntos porcentuales, comparando la variación interanual de abril (-1,5%) contra la variación del primer cuatrimestre (-5,7%). El ranking de “desaceleración de la recesión” por sector es liderado por Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura con una diferencia de 28,1 puntos porcentuales entre la variación de abril (+52,2%) y la suba acumulada de los primeros cuatro meses (-24,1%). La actividad en la industria manufacturera también muestra signos de desaceleración de la recesión, con una diferencia de 2,5 puntos porcentuales; dato relevante teniendo en cuenta que la industria aporta un 19% al total del empleo privado formal.

Crédito privado

En mayo, la variación mensual del crédito al sector privado salió del terreno negativo (pero la suba es todavía marginal). Luego de cinco contracciones consecutivas, los créditos en pesos logran revertir la tendencia el corriente mes. Si bien todavía es incipiente, el cambio de tendencia está impulsado principalmente por las líneas comerciales (Adelantos en Cta. Cte., Documentos a sola firma, Documentos comprados, entre otras); que suben 1,3% m/m. Por su parte, los depósitos privados en pesos crecen 2,2% m/m, un ritmo similar al registrado en meses anteriores.

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