Tres bodegas que hay que conocer en Mendoza
La consigna que me dieron es simple, pero a la vez muy difícil. Como hay muchas posibilidades, elijo una región en particular: tres bodegas que hay que conocer en el Valle de Uco.
Monteviejo: Uno de mis lugares en el mundo. Es la casa de mi amigo Marcelo Pelleriti -¡tremendo enólogo!-, y si tenés la suerte de encontrarte con él, ya vale la visita. Tiene una terraza en donde te sentís volar por sobre el Valle de Uco. Las delicias que prepara Nadia Harón y los vinos estilo francés son un combo imbatible; ya sea que te tomes un Lindaflor Chardonnay, algún joven Petite Fleur o te mimes con una joya: La Violeta.
Zuccardi Wines: Si querés ver arquitectura de la buena, es el lugar para caerte de espaldas. No por nada se la premió como la bodega más linda del mundo. Sebastián Zuccardi y su equipo te abren la puerta a los vinos de montaña y te transmiten una pasión arrolladora al contarte cómo los hacen. Confieso que una lágrima de emoción se me ha caído admirando el paisaje de San Carlos, con gusto a algún Aluvional del Seba en la boca.
Salentein: Tiene una de las mejores salas de guarda que he visto, y un espacio de arte, Killka, que es un lujo. Pero lo que quita el respiro es la Capilla de la Gratitud, en donde Bórmida y Yanzón honraron a la construcción andina tradicional. La engalana una serie de obras póstumas de la maravillosa escultora mendocina Eliana Molinelli. Emocionante e imperdible.