Pablo Ponce Tiviroli es enólogo y comunicador de vinos, creador del blog The Big Wine Theory.
Comidas. Esta cuarentena nos puso un parate a las salidas para comer afuera, incluyendo los restaurantes en bodegas. Por eso celebro la reinvención y la aparición del “delivery gourmet”, que pone a disposición ingredientes e instructivos para preparar almuerzos o cenas por pasos de primer nivel en nuestra casa. Sin lugar a dudas recomiendo “Osadía De Crear en tu casa”, de Susana Balbo Wines, y el programa “Chez Toi”, de Bistró Chandon.
Vinos. Me han llamado la atención proyectos emergentes de enólogos que la están rompiendo, como la línea Malabarista Wines (especialmente el co-fermentado Malbec – Petit Verdot) de los enólogos Fernando Ravera y Eduardo Gabbarini; el nuevo Cabernet Franc de Pacto Wines, del enólogo Rodolfo Dhuin y su socio Leonardo Binci; y Absurdo Wines, con su Contador de Estrellas Malbec, del enólogo Leonardo Quercetti.
DocuSeries. Netflix nos ha salvado en varias oportunidades con contenidos muy interesantes, y particularmente he comenzado a seguir aquellos sobre comida, alimentos y todo lo que tiene que ver con la gastronomía en general. “Street Food”, “Somebody Feed Phil”, “Cooked” y “Ugly Delicious” han sido de las que más me han atrapado y creo que todos deberían darle una oportunidad.
Música para trabajar. Soy de los que cuando trabajan escuchan música, y es fundamental que no me desconcentre pero que se sienta la compañía, por lo que últimamente mi orientación se ha ido hacia artistas como Air, Portishead, Massive Attack, Moby o Radiohead. Obviamente hay que saber armar bien la playlist, porque siempre aparece uno que otro track que te hace saltar de la silla.
Inspiraciones. Todos tenemos algo que nos motiva a potenciar lo que nos gusta. En mi caso, esto suele estar vinculado a la creatividad e imaginación y todo lo que esté relacionado con actividades manuales, que te despiertan el hemisferio creativo. Además, es un buen ejercicio para estar en el presente y tener más conciencia de uno mismo: aunque parezca algo redundante y habitual, nunca deja de sorprenderme la cantidad de tiempo que pasamos físicamente en un lugar mientras nuestra mente está en otro.