Empecé el año demasiado hartante en la oficina de Machinalis, así que me obligaron a irme de vacaciones. Bien lejos de ser posible. Por esa razón me fui a Arraial D’Ajuda, en el estado de Bahía, nordeste de Brasil junto a mi novia Cecilia, mi hermano y su esposa. El lugar es definitivamente espectacular.
Si querés tomar, tenés una calle de puestos (barracas) con bebidas de toda clase donde prevalecen las bebidas frutales, por supuesto la caipirinha y el trago de la zona por excelencia que es el Capeta, hecho a base de Guaraná en Polvo y que según dicen los del lugar, ‘es como el Red Bull o el Speed, sólo que natural’ y con cierto desprecio hacia los condimentos químicos de dichas bebidas. Vale aclarar, que depende siempre de quién lo hace si es un trago afro-paradisíaco o si es algo inclusive molesto para el paladar. Si bien todos rondan por el mismo precio 5 o 6 reales, recomiendo los que están en la galería céntrica Beço Das Cores.
Si después de haber probado (o antes, da lo mismo) algún trago querés comer, la carta es sorprendentemente amplia tanto en la playa como en el centro de Arraial. El precio promedio de los platos es de 25 reales por persona.
Sobresale el plato Moqueca de peixe o camarón, o mixto si querés, plato tradicional de los originarios de la zona y consiste en un pescado con verduras con una preparación única. El costo está alrededor de los 55 reales para dos personas. (¡Ojo! soy de buen comer y siempre que dijeron ‘dos personas’ inevitablemente era para tres).
A la hora de divertirse en la playa, si te gusta el aire, podés hacer parapente, en principio por 100 reales por persona, pero como en todos lados, con un buen regateo el precio cae a 80 reales. Hay excursiones de todo tipo que uno mismo puede hacer (ir a la playa de Trancoso – 10,50 reales el pasaje ida y vuelta, aunque allá los precios están entre 10 y 20% más caros-, ir a conocer la pasarela del alcohol en Porto Seguro -una balsa te cruza por 2 reales- donde hay dos cuadras de barracas ofreciendo tragos de todo tipo – 5 reales cada trago, y suelen ser molestamente insistentes en que les compres a ellos y no a otros -, o ir a bailar a Isla dos Aquarios – 35 reales la entrada-, un boliche con peceras al lado tuyo con sus correspondientes tiburones y demás pescados). Si te gusta el mar, podés hacer buceo en islas y recifes de coral que aparecen y desaparecen con la marea (55 reales por persona la excursión más 15 reales el alquiler del equipo esnórquel). Si te interesa la arena, es bien blanquita y podés hacer castillitos (0 reales).
En fin, podés hacer de todo y llevan al extremo el concepto de ‘servicio al cliente’, al punto de que podés utilizar todos los recursos (que son muchos) de los paradores (que son lindos) de manera gratuita. Sólo preocupate por respirar que del resto se encargan ellos. Eso hice yo y en un esfuerzo me paré, caminé hacia Taípe, una playa cercana y en el camino me saqué esta foto (no recuerdo porqué la cara de serio, pero fue un esfuerzo lograrla) que resume las pilas que recargué para seguir hartando en la oficina durante algún tiempo más… hasta que nuevamente sugieran con insistencia que sería bueno que me fuera de vacaciones
Marcos G. Spontón
Machinalis – Gerente Comercial