Mendoza

Mendoza quiere trabajar (mientras el dólar se sigue yendo…) / Newsletter de Mauricio Llaver

Los temas del momento: preservar el trabajo y cuidarnos más que nunca. El dólar que no frena (y tampoco la inflación). Noticias de la historia: Esparta tenía dos reyes. Cada segundo, 100.000 pesitos. Queremos tanto a Cortázar (pero interpretado al revés). Y un vino, por supuesto.

18 de octubre 2020

SEÑALES MENDOCINAS. Mientras miramos las estadísticas de camas ocupadas en el sistema de salud, en Mendoza damos buenas señales de que queremos vivir de nuestro trabajo, a pesar de todo. Esta semana fue decisiva la reacción del lunes, cuando nos decretaron desde la Nación que debíamos volver a la Fase 1. Fue un día de espíritu intenso para los ciudadanos de a pie, que gritaban su disconformidad en las radios o en las redes sociales; para los empresarios, que cerraron filas para que nos dejaran producir; y para el gobierno, que interpretó el decreto a partir de dos líneas de fuerza: el llamado a la responsabilidad individual y la preservación de las fuentes de trabajo. Los mendocinos expresamos el lunes que queremos ganarnos la vida trabajando, que queremos producir, que queremos progresar con nuestro esfuerzo, y que no nos queremos resignar a vivir de la asistencia de los planes.

OTRA VEZ, A CUIDARNOS MÁS QUE NUNCA. Lo que tenemos entre manos –insisto: mientras miramos las estadísticas de ocupación de camas- es la posibilidad de demostrar lo que somos capaces de hacer. Y no es muy difícil: salir sólo lo necesario; mantener la distancia; usar el barbijo como corresponde; no aglomerarse en lugares cerrados; lavarnos las manos. De esas cosas de la vida pequeña depende el trabajo de miles, en un momento en que la actividad económica sería dramática incluso si no existiera la pandemia. Al esfuerzo hay que hacerlo por todos los laburantes mendocinos que reman en dulce de leche, en un momento en que el PBI cae entre un 10% y un 15%. Y por el personal de salud, exhausto, que pelea todos los días en la trinchera contra un enemigo invisible. El lunes por la mañana, con el desayuno atragantado por la noticia, todos tuvimos la intuición de cuán brutal sería el impacto de volver atrás. Por eso hoy, una vez más y seguramente por mucho tiempo, tenemos que cuidarnos más que nunca. Lo que está en juego es de una dimensión extraordinaria.

EL PROBLEMA NO ES EL DÓLAR, EL PROBLEMA ES EL GOBIERNO. El dólar cerró el viernes a 178 pesos, cosa que ya sabe todo el mundo. En lo que va de octubre (y recién estamos a día 18) ya subió 47 pesos, lo mismo que valía el día que los Fernández-Fernández ganaron las PASO. Al día siguiente de aquella elección, “el mercado” había avisado  que las cosas iban a ser difíciles (aquel lunes se fue a 62) pero nadie imaginó que hoy estaría en estos niveles. El problema es que aquella dupla Fernández-Fernández, tan ingeniosa para ganar la elección, no ha sido tan ingeniosa para gobernar. De hecho, ni siquiera se sabe quién gobierna. Ni quién toma las decisiones en la economía. Ni cómo van a salir de este laberinto (inflación de septiembre con “precios cuidados”: 2,8%), con tres años por delante en el gobierno y con una cuarentena que hace agua por los cuatro puntos cardinales.

LOS DOS REYES DE ESPARTA. Casi todos sabemos lo que era Esparta como ciudad-estado en la Antigua Grecia, unos pocos por Tucídides y otros por las lecciones de Historia de la secundaria. Eran grandes guerreros (la resistencia de sus 300 soldados en el desfiladero de las Termópilas contra los persas todavía genera películas); a los niños los separaban de sus familias a los 7 años para prepararlos para la guerra; eran sumamente austeros; las mujeres tenían muchas más libertades que en otras ciudades de la Hélade; y dejaron como legado lo que el emperador Adriano, unos siete siglos después, elogió como “valores espartanos”. Lo que no todos saben es que, en su organización política, eran comandados por dos reyes al mismo tiempo, que se encargaban de los deberes religiosos y lideraban al ejército en las guerras. No sólo es una curiosidad histórica (aunque hay un antecedente en una comunidad en el Mar Negro, en el Siglo VIII A.C.) sino que es bueno saber que eso de tener dos reyes por lo menos allá funcionaba.

EMISIÓN: 100.000 PESOS POR SEGUNDO. Willy Kohan, La Nación. “La única verdad es que hoy en la Argentina se emiten pesos sin respaldo para cubrir el déficit de manera casi descontrolada, a razón de 200 mil millones de pesos por mes. Lleva $1,8 billones emitidos el Banco Central para asistir al Tesoro en lo que va del año, y los economistas calculan otros 600 mil millones hasta fin de año. Significa unos 9.100 millones por día hábil, 380 millones por hora, más de 6 millones por minuto y unos 100.000 por segundo”.

CORTAZAR, PERO AL REVÉS. En “Final del Juego”, Julio Cortázar escribió uno de esos cuentos que sólo podía escribir él, en el cual un tipo se enredaba y se enredaba mientras trataba de ponerse un pulóver. Era todo de una torpeza mayúscula y de complicaciones crecientes, pero al menos, desde el nombre del cuento, asumía su propia responsabilidad: “No se culpe a nadie”. Alberto Fernández y su gobierno están como Cortázar, pero al revés. Esta semana tuvieron la marcha opositora más grande desde que asumieron, el dólar siguió pum arriba, el FMI le dijo que necesitaba un plan económico creíble (a 11 meses de haber asumido), los empresarios le pidieron reglas claras en el Coloquio de IDEA, pero estamos ante un gobierno sin autocrítica, que nunca reconoce errores, que se victimiza con el 17 de Octubre y que ante cada dificultad titula como Cortázar, pero al revés: “Cúlpese a todos los demás”.

IDEAS PARA REMERAS. Cuando la Revolución Bolivariana todavía no arruinaba definitivamente a Venezuela, un empresario hizo imprimir una remera que decía YO NO LO VOTÉ. Vendió millones. El comandante Hugo Chávez, enfurecido, las mandó a prohibir (en serio). Entonces, el hombre de negocios hizo imprimir otra que decía YO TAMPOCO, antes de que lo volvieran a prohibir. Eso me hizo pensar que ahora se podría hacer algo con el Covid, que diga por ejemplo YO YA LO TUVE. O algo como IGUAL QUIERO TRABAJAR. O, a la luz de lo que vimos en los últimos días, SOY MENDOCINO Y QUIERO TRABAJAR, o SOY MENDOCINO Y NO ME QUIERO ENCERRAR. Esas últimas me gustan bastante, pero el concurso queda abierto.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. La bodega Norton nació hace 125 años en Perdriel, y ahora está en una reivindicación de la línea que lleva el nombre de ese lugar. Bienvenida. Su enólogo, David Bonomi, se acuerda de personas que le dicen que “se casaron con Perdriel Centenario”, y Edelweys Barzola, la jefa de Relaciones Institucionales, cuenta que pronto tienen un casamiento en el cual les pidieron que sólo se sirva esa etiqueta. Ahora están lanzando el Perdriel Vineyard Selection 2015, un blend de Malbec (60%), Merlot (20%) y Cabernet Sauvignon (20%), que tiene reminiscencias de los vinos clásicos argentinos y una frescura que es patrimonio de estos tiempos. Es todo junto. Es muy bueno percibir todo ese espíritu en una presentación como la que hicieron esta semana, vía Zoom, junto con el agrónomo Fernando Puliti y la chef Patricia Suárez Roggerone, una artista capaz de crear los platos formidables del restaurante La Vid y de diseñar cada una de las cajas en que nos mandaron el menú. En Norton, siempre, hubo un espíritu familiar para los que trabajan ahí, que bien se nota desde afuera. No hay charla con Michael Halstrick, David o, en otras épocas, con Jorge Riccitelli, en que no aparezcan menciones a sus anteriores propietarios, Ricardo Santos o James Edmund Palmer Norton, el inglés ingeniero de ferrocarriles que por suerte se enamoró por acá y se quedó. Y creó una bodega que es cada vez más antigua y más nueva, y que hace vinos cada vez más tradicionales y más modernos, lo cual parece contradictorio pero no lo es. Ahí asoma este riquísimo Perdriel Vineyard Selection 2015, que bien vale la pena poner en una buena mesa, argentina o extranjera.

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