Mendoza

Nunca tanto dependió de nosotros / Newsletter de Mauricio Llaver

La movida de Suarez, una apelación a la responsabilidad y a preservar el trabajo. El riesgo vale la pena, en honor de los que quieren laburar. Los aliados del orgullo mendocino (cosas simples de la vida pequeña). Unos días que se grabarán intensamente en la memoria.

13 de octubre 2020

¿ACASO VAMOS A DESAPROVECHAR ESTA OPORTUNIDAD? Alberto Fernández quiso regresar al genio adentro de la botella, y en Mendoza descubrimos una interpretación legal para impedir ese retroceso, que era de cumplimiento imposible. En Mendoza la vida seguirá, como nunca, de acuerdo con lo que hagamos cada uno de sus ciudadanos de a pie. Es un momento histórico sobre el cual necesitamos tomar conciencia en toda su dimensión: nunca algo dependió tanto de nosotros. Tenemos en nuestras manos algo sobre lo cual nos van a estar mirando todos los argentinos, y también desde otras partes del mundo. ¿Acaso vamos a desaprovechar esta oportunidad?

NADA DE BRAVUCONADAS. El anuncio de Suarez tuvo la sobriedad y la firmeza que hacían falta: Mendoza respeta el decreto nacional (que es superior en jerarquía) pero hace su propia interpretación a partir de sus decisiones previas (para eso sirvió ser una provincia pionera en ir abriendo las actividades). Donde no se encuentra esa ventana legal (celebraciones religiosas, encuentros familiares) se hace lo que se tiene que hacer: presentar un pedido a la Nación. La actitud de Suarez fue de defender a los suyos, de preservar equilibrios en momentos de incertidumbre, sin dejarse tentar por la demagogia fácil. El lunes por la mañana, con la noticia que atragantó el desayuno del feriado, Mendoza fue un hervidero de emociones de todo tipo. Pero el gobernador no se dejó llevar por la tentación del verbo encendido. Acá no hubo bravuconadas a lo Saddam Hussein, que disparaba al aire con su escopeta y lo terminaron llevando de la oreja a la horca: hubo una apelación a la responsabilidad de todos, poniendo como centro al trabajo de los mendocinos.

UN RIESGO QUE VALE LA PENA. El banderazo de la tarde mostró, por si hacía falta, que las opiniones de la mañana en las radios y redes sociales tenían un sustento real, y que los mendocinos no queremos volver a la Fase 1. Además, las cámaras empresarias, con una masividad pocas veces vista (si es que alguna vez fue tan amplia) apoyaron a Suarez en su intento por preservar la economía. Semejante amplitud de respaldo aumenta nuestra responsabilidad, nuestra necesidad de sensatez, porque lo que está en juego es enorme. Si la movida fracasa, la presión y la revancha serán muy fuertes. Lo de ayer es para entusiasmar por el impulso hacia la autonomía, pero es riesgoso. El riesgo vale la pena, pero ahora todo depende de nosotros.

LOS ALIADOS DEL ORGULLO MENDOCINO. Suarez dijo que nunca una pandemia, en la historia de la humanidad, podía enfrentarse con recursos tan simples como usar barbijo, mantener distancia y lavarse las manos. Es así. En los días que vienen, que no serán fáciles, esos serán los grandes aliados del orgullo mendocino, lo que nos permitirá demostrar que estamos a la altura de las circunstancias. Parece fácil, aunque no lo sea. Pero de esa conducta dependen las familias, los trapitos, los estacioneros, los cocineros, los mozos, los proveedores, los verduleros, los que cambian el aceite del auto, los operarios de nuestras industrias, los panaderos, los choferes, los obreros de la construcción, los empleados de los comercios, los guardias de seguridad, los plomeros y toda la gente que edifica la Mendoza cotidiana, que sólo quiere laburar y cree que es mejor ganarse la vida trabajando que siendo asistida con un plan.

PRESERVAR EL TRABAJO. La movida de ayer se cristaliza en cosas simples: salir lo menos posible para dejar el espacio a los que necesitan moverse para sobrevivir; no aglomerarnos en espacios chicos, hacer que el barbijo también nos tape la nariz, no compartir el mate o tomar del mismo pico, tener el mínimo contacto físico posible con los demás. Son cosas pequeñas, de la vida pequeña, pero significan mucho en este momento. Debemos hacerlo por quienes necesitan trabajar para mantener sus hogares. Y por el heroico personal de la salud de Mendoza, que la pelea todos los días al límite de las estadísticas de las camas disponibles, de los insumos y de su agotamiento en el frente de batalla contra el maldito bicho, que llegó para darnos vuelta la vida en este año tan insólito.

¿DE QUÉ LADO ESTÁN? Sucesos como los de ayer tienen significación histórica, porque ordenan las posiciones de todos los actores de la política. Repito una pregunta que hice hace dos días en esta Newsletter: la senadora Anabel, ¿de qué lado está? Los legisladores del Frente de Todos, ¿de qué lado están? El diputado Ramón, que empieza a sentir en los restaurantes que no le saldrán gratis sus canchereadas, ¿de qué lado está? Un dato para ellos: la movilización de ayer, en una tarde preciosa para ir a la montaña o quedarse en casa, fue la más multitudinaria en mucho tiempo. El deterioro de la economía nacional viene en aumento y la paciencia de todos se va agotando. Es momento de que piensen que cuando quieran reelegirse, tendrán que hacerlo a través de nuestro voto. Y que la memoria de lo que pasa en estos días se está grabando intensamente en el espíritu de los mendocinos.

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