Mendoza

O vacunas o Zugzwan / Newsletter de Mauricio Llaver

Sin vacunas, toda movida empeora alguna otra cosa / Las cifras son escalofriantes y la única verdad es la realidad / A ver quién se anima al “Pande-Channel” / El kirchnerismo enfrenta su laberinto discursivo / Sobredosis de ideología (el Muro no ha caído por aquí) / El gran Sarmiento y el festín de la vida / Y un vino, por supuesto.

30 de mayo 2021

SI NO HAY VACUNAS, ESTO ES UN ZUGZWAN. El Zugzwan es una situación que se da en el ajedrez, en la cual cualquier movida que haga un jugador empeora su situación. El jugador está obligado a mover, no hay forma de escapar al mal resultado, y el jaque mate está a la vuelta de la esquina. Hasta que en la Argentina no haya una vacunación masiva, certera, tranquilizadora, cada decisión del gobierno será un Zugzwan. Los casos aumentan y ya estamos naturalizando entre 400 y 500 muertos por día (a este ritmo, en la próxima semana morirán entre 3.000 y 4.000 argentinos y el escalofriante número total rondará los 80.000). Si el gobierno refuerza el confinamiento, la economía se sigue fundiendo; si no, crecerán los contagios. Y si ocurre lo intermedio -este confinamiento relativo, medio trucho, donde no se cumplen del todo las restricciones porque de lo contrario la gente se muere de hambre- nos seguiremos fundiendo y muriendo un poco más de a poquito. Acá hay que vacunar, vacunar y vacunar, y mientras el gobierno no consiga las vacunas que se debería haber agenciado hace tiempo, todo será tapar agujeros que se hacen cada vez más grandes.

DATA DURA: LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD. Datos sobre vacunación basados en cifras y declaraciones oficiales:

Población objetivo a vacunar en la República Argentina: 30 millones.

Dosis necesarias para concretarlo: 60 millones (30 x 2)

Cantidad de dosis aplicadas: aproximadamente 11.840.000 (con dos dosis, 2,67 millones; con una, 9,17).

Cantidad de dosis que faltan según matemática de primer grado, presencial o virtual: 48.160.000

La única verdad es la realidad.

VAMOS CON EL “PANDE-CHANNEL”. Los anuncios sobre las restricciones son tantos, tan encimados y a veces tan contradictorios, que puedo tirarles una idea a los pibes emprendedores: crear una app que anuncie qué se puede hacer día por día y hora por hora. Sería una especie de Weather Channel pero con la pandemia, donde uno abra su teléfono y le muestre qué puede hacer, entre qué horas circular, si puede ir a un restaurante o hacer take away, si puede acompañar a su mamá en su cumpleaños o si tendrá que saludarla por videollamada, o si podrá ir a un café porque tiene mesas afuera. Como a veces las medidas son sólo para los fines de semana, se podría hacer un pronóstico extendido, y la app podría enviar notificaciones cada día según el número de documento. Un apartado buenísimo sería el fútbol, tanto local como sudamericano, porque parece que el virus no piensa circular en el país durante la Copa América. Creo que el “Pande-Channel” estaría condenado al éxito. Después no digan que no les avisé.

DEGUSTACIÓN DE SAPOS. Jorge Fernández Díaz escribió la semana pasada que al gobierno le hubiera convenido perder por pocos puntos con Macri y sabotearlo ahora despiadadamente por las restricciones a las libertades, el aumento de la pobreza y el derrumbe económico. Jaime Durán Barba dijo que esta pandemia se hubiera llevado puesto a un gobierno de Macri, porque lo hubieran atacado quienes hoy sostienen a Alberto y Cristina, como Moyano y Baradel. Esa sensación es bastante general en muchas conversaciones privadas, en las cuales hasta se lo interpreta con cierto alivio. La historia tiene esos giros, que ponen a un gobierno como el actual frente a su propio discurso y obligan a sus seguidores a degustar sapos en cantidades inimaginadas. Veremos cómo el kirchnerismo enfrenta su propio laberinto discursivo.

CLARO COMO EL AGUA CLARA. Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Economía de Axel Kicillof: «Adentro de la economía argentina hay un problema real -que quiero confesar: depende con qué pie me levanto de la cama, un día pienso una cosa y otro pienso exactamente la contraria- que es que no hay plata, la economía argentina está toda rota y la gente se está cagando de hambre (…) El problema no es que no hay un plan anti-inflacionario, el problema es que no hay un plan económico (…) Para mí, discutir la importancia de un plan económico es como discutir la importancia del agua en la navegación”.

SOBREDOSIS DE IDEOLOGÍA. La semana pasada cité a Raymond Aron hablando de gobiernos que insistían con políticas fracasadas. Aron lo había escrito en el prólogo del “Breve Tratado de Sovietología”, de Alain Besançon, de 1976. Pero me quedé con ganas de citar algo más porque en aquel prólogo, el gran politólogo francés mostraba evidencias básicas sobre lo mal que se vivía en la Unión Soviética y se preguntaba por qué generaba en tantas personas una “indestructible fidelidad”. La respuesta: la ideología. “El régimen es la obra de unos auténticos creyentes que se estrellaron y siguen estrellándose contra la resistencia insuperable de la naturaleza humana y social”. Eso fue 13 años antes de la caída del Muro del Berlín, y podría suponerse que dejaría una enseñanza para el futuro. Pero en la Argentina actual estamos en una fase similar de sobredosis de ideología, de creencias que se golpean contra la realidad y de un pensamiento mágico que ignora la razón, los datos y las estadísticas. Sólo atañe a una minoría, pero es la que ostenta el poder. Así es como se combate a los que producen, se desanima a los que ganan mercados o se pide que no se cumplan los compromisos de la deuda externa. No sabemos cómo va a terminar, pero que estamos con sobredosis, estamos con sobredosis. Y no sabemos si el Muro caerá alguna vez por estos lados.

COSAS DEL ALMA: SARMIENTO Y EL FESTÍN DE LA VIDA. (Domingo Faustino Sarmiento, cada día más necesario para nuestro país, con subrayado mío). “Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, más que mía de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que creí bueno, y coronada la perseverancia con el éxito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporción de mi país y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimación de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codicié, porque era bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, del que yo gocé sólo a hurtadillas”.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. En una de las fases permitidas de esta cuarentena intermitente, nos juntamos a comer con mi amigo José Manuel Ortega y a tomar unos buenos vinos. Él llevó un Trapiche Medalla 1997 (corte de Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec) y yo un Bramare Malbec Chañares Estate 2016 de Viña Cobos, una botella que hasta estaba firmada por Paul Hobbs. Fueron dos maravillas. Primero arrancamos con el Trapiche, que a sus 24 años está espléndido y aterciopelado como los grandes vinos de guarda, y después entramos al Bramare, una cosa potente, vibrante y todavía con mucho por delante. Es buenísimo que en la Argentina ya se puedan hacer ese tipo de catas, con vinos que van teniendo su guarda y otros elaborados con paradigmas más actualizados (hablo de suelos, de concentraciones, de tecnología, de investigación). En esa comparación de productos tan distintos -“una elección entre Audrey Hepburn y Pamela Anderson, una elegante y para toda la vida y la otra para una noche voluptuosa”, según José Manuel- quedó resumido que en los vinos argentinos ya tenemos para todos los gustos. Y que -me la recontra juego- lo que viene será inexorablemente mejor.

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