(DyN) – El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, minimizó los efectos del paro que están realizando las centrales sindicales opositoras, al expresar que «mañana van a tener que sentarse a discutir de nuevo» las condiciones salariales, entre otros reclamos.
Al llegar a la Casa Rosada, el funcionario dijo a la prensa que la medida de fuerza «es un paro político con el objetivo de generar confusión» e «impide» movilizarse «al que quiere ir a trabajar, que es la inmensa mayoría de la población».
La huelga afecta a todo el transporte público colectivo terrestre, aéreo y marítimo, aunque el funcionario advirtió que «no tiene ningún valor» y que «si la discusión es por las paritarias, mañana van a tener que sentarse a la mesa a discutir el tema, hasta que las velas no ardan».
«No hay que preocuparse ni volverse locos con este tipo de situaciones. Esto no nos saca de quicio a nosotros», advirtió el ministro coordinador, sobre el nuevo paro que debía afrontar el Gobierno.
A su vez, indicó que «el Gobierno nunca cortó el teléfono» con estas centrales sindicales, y que «no va a levantarlo, porque está levantado desde siempre, esperando que del otro lado contesten».
Sobre ello, aseguró que «cuando se tire demasiado de la cuerda, van a tener conflicto en los propios gremios, porque la gente común no se banca que le digan lo que tienen que hacer los dirigentes gremiales».
Por último, sobre los piquetes realizados por grupos de izquierda, especialmente en los accesos a la Capital, observó que «son funcionales, como tantas veces», y concluyó con humor: «Como diría Antoine de Saint Exupery, lo esencial es invisible a los troskos».
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