El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) difundió un duro informe en el que critica a los gremios que llamaron a un paro general, asegurando que poner como reclamo principal a la falta de cambios en el Impuesto a las Ganancias y no hacer foco en el “despilfarro de fondos públicos” de los subsidios es “un planteo elitista”.
Según IDESA, tomando como base información recientemente publicada por el INDEC se puede aproximar el alcance que el impuesto a las ganancias tiene en el mercado laboral. “Considerando la distribución de las remuneraciones de bolsillo (es decir, descontado los impuestos) del total de ocupados (asalariados y cuenta propia) para el cuarto trimestre del 2014 aparece que: el 40% de los trabajadores recibía una remuneración por debajo del salario mínimo vital y móvil que en ese momento era de $4.400; otro 50% ganaba entre el salario mínimo y 12 mil pesos; un 10% ganaba por encima de 12 mil pesos”.
De estos datos, se desprendería que nueve de cada 10 trabajadores no están alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, ya que el mismo arranca con salarios de $ 15.000 para arriba.
Además, IDESA sostiene que “los sectores de más altos ingresos aportan a través del Impuesto a las Ganancias apenas el 21% de la recaudación total de impuestos nacionales”, mientras que “los tributos al consumo y las cargas sociales, que son impuestos que alcanzan a los más humildes, representan el 35% y el 27%, respectivamente, de la recaudación nacional”. “Si a esto suma el impuesto inflacionario es claro que la gente de menores ingresos es la que proporcionalmente más aporta al financiamiento del Estado”, destaca el informe.
Por eso, IDESA asegura que “en este contexto, presionar por pagar menos impuesto a las ganancias y no cuestionar los subsidios a Aerolíneas Argentinas, Futbol para Todos, la electricidad, el gas, el transporte, las moratorias previsionales y el aumento del empleo público es un planteo elitista. Implica pujar para que sean los más pobres los que paguen el despilfarro de fondos públicos”.
En ese marco, el Instituto señala que “sin revisar prioridades en el gasto público no hay ninguna alternativa seria de replantear impuestos. El récord de presión tributaria, incluido el impuesto a las ganancias, es la consecuencia del récord de gasto público. De no mediar una reducción del gasto del Estado, la demanda por bajar impuestos se reduce a una mera puja entre sectores”.
Y concluye: “Sólo si se corta el despilfarro de fondos públicos se puede generar espacio fiscal para discutir con seriedad la política tributaria. En estas condiciones, la prioridad es eliminar la inflación. Luego, revisar los impuestos más regresivos. Aquí se destacan las cargas sociales cuya incidencia (sumando aportes personales y contribuciones patronales) superan el 45% del salario. Como las cargas sociales se aplican incluso entre las remuneraciones más bajas, provocan que la mayoría de los trabajadores de baja formación sean condenados al empleo “en negro”, al desempleo o directamente a la inactividad laboral. En este proceso, y como un cambio complementario no sustancial, habría que revisar las distorsiones que se han acumulado en los últimos tiempos con la no actualización del impuesto a las ganancias”.
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