(DyN) – La «escasa credibilidad» del Gobierno «dificulta» la coordinación de «expectativas» en torno a las paritarias, sobre las que la Casa Rosada «interfiere con poco disimulo», advirtió un informe privado.
El reporte fue elaborado por la consultora Management & Fit (M&F), cuyo economista en jefe, Matías Carugati, señaló que «las paritarias vienen más demoradas que lo habitual, y no precisamente por puntos de vista irreconciliables entre gremios y cámaras patronales».
«Es el Gobierno el que, a pesar de sostener que las paritarias son libres, interfiere en las negociaciones tratando de llevar los aumentos al 25 por ciento. La negociación de los empleados de comercio estaba encaminada (28% de aumento) hasta que desde el Ministerio de Economía se sugirió a la cámara empresarial la ‘conveniencia’ de negociar aumentos inferiores», ilustró el economista.
Sin embargo, para M&F, «la escasa credibilidad del Gobierno dificulta la coordinación de expectativas. Por un lado, porque la economía continúa con el ‘termómetro’ averiado a pesar de los cambios en el IPC oficial. Para el Gobierno la inflación anual es del 16,5 por ciento, mientras que para las consultoras privadas es del 29,8 por ciento».
«Sin un consenso previo respecto a cuál es la tasa de inflación difícilmente puedan coordinarse las expectativas inflacionarias, que se mantienen fijas en torno al 30 por ciento», señaló el reporte.
A ese contexto, en el cual la mayoría de los sindicatos busca compensar la pérdida de poder adquisitivo de 2014, se suma, dijo M&F, «la inconsistencia del resto de la política económica, que refuerza las fallas de credibilidad».
«Generalmente, los planes para reducir la inflación utilizan la política de ingresos como herramienta para moderar el proceso de estabilización, y no como componente central. Un programa tendiente a reducir la inflación se sustenta en una política monetaria y fiscal consistente con ese objetivo. En el caso actual, no existe tal coordinación de política económica», explicó Carugati.
Para el economista, en cambio, «la política fiscal mantiene un sesgo marcadamente expansivo, esperándose este año una ampliación del ya abultado déficit. Y la política monetaria está virando de contractiva a expansiva (medida en términos reales) debido a la necesidad de financiar al Tesoro. En este sentido, la política económica no emite señales positivas que permitan guiar las expectativas inflacionarias hacia un nivel inferior».
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