Su presencia no pasó desapercibida y su trascendencia como el mejor competidor olímpico de todos los tiempos lo catapultó a la fama. Exigente en los entrenamientos, obsesivo y cumplidor con todas las metas que se plantea, Michael Phelps quedará en la historia.
Pero su éxito no sólo tiene como base la constancia, sino que la tecnología fue fundamental en este camino, la cual llegó, para sorpresa de algunos, de la mano de BMW.
La automotriz alemana se convirtió en patrocinadora del equipo Olímpico de Estados Unidos hace más de 6 años y contribuyó con un sistema que ayuda a analizar el rendimiento de los nadadores como si se tratara de vehículos autónomos. Esta clase de tecnología inteligente es la misma que se usa en los vehículos autónomos para detectar desviaciones, personas y elementos del camino.
Lo que hacen, en el caso de los deportistas, es colocar sensores con tecnología de iluminación LED en diferentes partes del cuerpo. Cada dispositivo marca una trayectoria que detectan las cámaras acuáticas y queda registrado en un software que analiza BMW y los entrenadores.
En el caso de Phelps y sus compañeros, los leds se colocaron en muñecas, hombros, caderas, rodillas, tobillos y dedos del pie, adheridos con un amarre impreso en 3D.