Mendoza

Portezuelo: País sin ley, Mendoza a merced del viento

Nueva edición de “Aquí, allá y en todas partes”, la Newsletter Móvil de Mauricio Llaver. Hora de pensar en serio del futuro de Mendoza, más solos que nunca.

Por Mauricio Llaver

27 de junio de 2020

LA VERGÜENZA (NACIONAL) DE PORTEZUELO. El retroceso del gobierno nacional con Portezuelo del Viento es una vergüenza para la Argentina y una provocación e injusticia para Mendoza. No importan los detalles, que si el Coirco, que si La Pampa, que si el laudo, que nada. Importa que Mendoza tenía adjudicada una obra, que era una reparación reconocida por el daño que le había hecho la Promoción Industrial, y que ahora el arbitrio político de un presidente sin palabra y de unos gobernadores ventajeros ha puesto en cuestión. ¿De qué sirven los acuerdos, los dictámenes de los procuradores de la Corte, si después un presidente de la Nación, con total discrecionalidad, decide cambiar las cosas? Es muy duro moverse en un país así, pero nos vamos a tener que acostumbrar. Y vamos a tener que buscar todas las formas posibles de ser autónomos, porque está claro que nadie nos va a ayudar.

EL CEM Y UNA LÍNEA DEL TIEMPO IRREFUTABLE. El Consejo Empresario Mendocino (CEM) publicó esta semana un video sobre el proceso que llevó a Portezuelo del Viento, a partir de su propio estudio de 1998 de los daños de la Promoción Industrial. Es una timeline irrefutable, que atraviesa a gobiernos provinciales y nacionales, de distinto signo político, y a la Justicia. En 1998, Arturo Lafalla (PJ) presentó el reclamo a la Corte Nacional; meses después, la causa tuvo dictamen favorable del Procurador General de la Nación (gobierno PJ); en 2006, Néstor Kirchner (PJ) y Julio Cobos (UCR) acordaron construirlo a cambio del reclamo judicial (refrendado por Alberto Fernández, jefe de Gabinete de Kirchner); en 2018, Mauricio Macri (Cambiemos) y Alfredo Cornejo (Cambiemos/UCR) acordaron los pagos para la construcción, y algunos de esos pagos ya llegaron. ¿De dónde sale ahora la arbitrariedad de poner todo eso en duda?

PENSAR DE NUEVO A MENDOZA, Y ESTA VEZ BIEN EN SERIO (I). Lo de Portezuelo no sólo es una injusticia sino también un ataque a algo que ha caracterizado a Mendoza en los últimos años: hacer las cosas bien. Cuando se ordenan las cuentas, se cumple con lo que corresponde, y después la Nación premia arbitrariamente a quienes no lo hacen (coparticipación, fondos especiales, adelantos para aguinaldos), sólo cabe el desánimo, que es lo único en lo que no tenemos que caer. Este momento es durísimo porque estamos solos: no nos ayudan ni la Nación ni algunos dirigentes que dicen trabajar para nosotros y que son héroes en otras provincias. ¿Qué hacemos? Repensemos a Mendoza. Pero repensémosla en serio, sin anteojeras, sabiendo que vamos a ser dos millones de bocas para alimentar y que con lo que tenemos no nos alcanza.

PENSAR DE NUEVO A MENDOZA, Y ESTA VEZ BIEN EN SERIO (II). Si no pegamos el sacudón ahora, va a ser tarde. Por lo cual vuelvo a preguntar, con todo respeto pero con toda la impotencia de alguien que ve que las cosas no se sostienen: ¿En serio no podremos desarrollar la minería? ¿En serio, teniendo aproximadamente el 85% del territorio sin habitar ni cultivar, no vamos a ser capaces de desarrollar y controlar una actividad que puede ser una de las pocas salidas que nos quedan? Porque hay que saber que nadie nos va a ayudar desde afuera (o que a veces nos van a ayudar, pero después puede venir un gobierno que cambie todo lo anterior). En un país sin ley, Mendoza está a merced del viento. Así que mejor que encontremos la forma de arreglárnoslas nosotros solitos. Todas las ideas de buena voluntad serán bienvenidas.

PARA COLMO, UN 2002 A LA VISTA (¿ADÓNDE HAY QUE FIRMAR?). Todo esto, para colmo, se da en un contexto horrible para la economía nacional. Aquí hay dos datos a tener en cuenta del inolvidable 2002, el peor año económico que recordamos: que la caída del PBI fue de 10,9%, y que la inflación llegó al 41%. Ahora, en este 2020 que también será inolvidable, ya se manejan dos proyecciones: que el PBI va a caer 9,9% (FMI) y que la infla será del 40% (promedio del BCRA de economistas argentinos). O sea, ya estamos ahí. Pero si se miran las cifras de emisión, el golpe a las expectativas con locuras como Vicentin, la pandemia y la desorientación general de la Gestión Fernández, me atrevo a decir que, si me aseguraran que los números van a ser esos, preguntaría de inmediato adónde hay que firmar.

LOS ECOLOGISTAS TIENEN RAZÓN: EL FUTURO ES VERDE. Roberto Cachanosky, en Infobae: “En  mayo el déficit fiscal aumentó el 1.000% con relación a mayo de 2019. Ese déficit fiscal se financia con emisión monetaria, al punto que en abril y en mayo la emisión fue la principal fuente de financiamiento del Tesoro. Desde que asumió este gobierno no solo aumentó el 75% la base monetaria, sino que el BCRA colocó deuda que no va a poder pagar por un monto que más que duplica la base monetaria. Tenemos frente a nosotros un fenomenal problema megainflacionario”. A buen entendedor… 

ESCUCHADO EN FORMA VIRTUAL. Empresario gastronómico mendocino que acaba de poner en pie sus restaurantes; y que entre eso, el delivery y los ATP, por lo menos está pagando los sueldos: “Me dijeron que a los que hemos reabierto nos van a sacar los ATP. Si lo hacen, veré si vuelvo a cerrar. Tengo que sacar cuentas. Esto es un loquero”.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. La primera vez que probé El Enemigo fue una suerte de revelación. Estaba en Catena Zapata, en diciembre de 2010, en una degustación informal con amigos como Enrique Chrabolowsky, Jorge Pérez Cuesta y Andrés Gabrielli, y fue el día que conocí a Alejandro Vigil en persona. Después de haber probado excelentes Catena Zapata y hasta algunas joyas como un Mouton Rothschild, Alejandro nos contó que estaba sacando un vino propio, y nos hizo probar El Enemigo. Fue un bombazo para todos los presentes. Desde ahí, además, nos hicimos amigos, con muchos vinos, juntadas y programas de “In Vino Veritas”  por delante. Un día le comenté lo fuerte que era la marca, y me respondió riéndose: “Muchos me dicen, ‘si yo tuviera esa marca también vendería un montón’. Pero bueno, se me ocurrió a mí”. El Enemigo fue desde entonces mucho más que una etiqueta: se transformó en un concepto, en un símbolo de provocación, de osadía, de ruptura, en una línea de acción y en una reflexión de vida para muchos de sus consumidores. Dio nacimiento a Gran Enemigo (vinos de 100 puntos Parker, dicho sea de paso), ha vendido cientos de miles de botellas, se exporta a 62 países y va a camino a ser una de las grandes marcas históricas de la Argentina. El vino, la etiqueta y su imaginario tienen una impronta formidable, y por la forma en que se dieron las cosas pareciera que estaban predestinadas a ser un gran éxito. Parece fácil. Pero bueno, se le ocurrió a él.

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