“No son 100 años de decadencia, sino 120″, dijo el economista Ricardo Arriazu al compartir su análisis sobre la evolución de la Argentina en el último siglo. El fundador de Arriazu Macroanalistas afirmó: “Tenemos que entender lo que hicimos en 1870 y 1900 y repetirlo”.
“Mientras el mundo aprendió a crecer, nosotros casi a decrecer. ¿Por qué caímos? Porque nos cerramos y nos dedicamos a producir lo que no teníamos ventajas”, dijo Arriazu, quien proyectó que en 2025 la Argentina puede crecer un 5%.
Según el economista, los últimos 30 años del siglo XIX son un espejo en el cual la Argentina podría mirarse hoy: “Duplicamos la producción, pasamos a ser la China del mundo y un país que atrajo ocho millones de inmigrantes netos y la mitad de los capitales de Inglaterra. Creo que hay que repetirlo. ¿Qué hicimos? Una Constitución basada en la propiedad privada, con derechos y obligaciones, una Justicia relativamente independiente y la inserción en el mundo”, planteó en la Cumbre Aseguradora Argentina, realizada en el auditorio de la UCA.
En ese sentido, elogió al presidente Javier Milei, quien hizo referencia “a los tres puntos” en “su primer discurso”, pero enseguida aclaró: “Yo no lo conozco. Nunca hablé con él. Sus formas me podrán gustar o no, pero yo quiero ver lo que hace”.
En ese sentido, afirmó que el programa “de corto plazo” de Milei viene “mejor de lo esperado”, pero aclaró: “No dije que viene bien”, al referirse a la caída del nivel de actividad y el empleo.
“¿Con devaluación y ajuste fiscal que querían que ocurriera? Una devaluación es un impuesto, porque pierde valor el dinero que tengo en el bolsillo”, planteó.
El economista elogió el “ancla fiscal” que mantiene el Gobierno y destacó la firmeza de Milei hacia el gasto público. “Hoy no tenemos un ministro que tiene que convencer al Presidente. [Juan] Sourrouille convenció a Alfonsín dos meses; Cavallo convenció a [Carlos] Menem, dos años. Ahora no es el caso”, planteó Arriazu, al describir el “ajuste de 6 puntos del PBI”.
“Los años negativos que tuvo la Argentina se producen por crisis en la balanza de pagos. Solo tuvimos superávit tras las crisis o con boom de precios internacionales. El déficit fiscal no es bueno ni malo, pero depende de en qué lo gastás. Si lo uso para gasto corriente, tenemos un problema”, afirmó Arriazu, y agregó: “¿Cómo hago para eliminar estos ciclos? No hay que gastar y emitir de más, pero políticamente es más complicado, y ahí está la lucha de los sectores”.
No obstante, criticó la gestión sobre el balance del Banco Central (BCRA) y el enfoque hacia los pasivos remunerados de la entidad y el déficit cuasifiscal. “¿Cómo van a hacer un balance del BCRA sin ajuste por inflación con 300% de inflación anual? La tasa de interés era negativa, no había déficit cuasifiscal”, disparó Arriazu. Era una de las obsesiones de Milei incluso en la campaña y llegó a plantear la eliminación de esos pasivos (Leliq y pases) como condición previa a la salida del cepo cambiario.
En cuanto a la cuestión cambiaria, Arriazu dijo que el Gobierno puso en marcha un esquema “del tipo de los 60 y 70″, que implica “sobredevaluar y mantenerlo relativamente fijo”. Esa es, según el economista, “la clave del programa”.
“Si se mueve el dólar, sube la tasa de inflación”, planteó, al defender la política cambiaria oficial. Sin embargo, calificó como un “error” la baja de la tasa de interés aplicada en junio, que generó una pérdida de reservas en el BCRA.
Sobre ese tema, Arriazu rechazó la idea del “atraso” en el tipo de cambio y de otros precios. “Si no para la calesita de los precios relativos, jamás va a bajar la inflación. Todo el mundo cree que su precio relativo está atrasado y lo que llaman ‘atraso’ es con respecto a su aspiración, que es el máximo histórico”, agregó el analista, quien insistió en que la estabilidad cambiaria es el factor indispensable para el éxito del programa.
Es un concepto sobre el que Arriazu insiste habitualmente en sus presentaciones y exposiciones. “Si devaluamos, se acabó Milei, se acabó todo”, había planteado a fines de agosto, en una charla en el Rotary.
Con respecto a la deuda, rechazó riesgos en lo que queda de 2024 (“Quedan US$600 millones de acá a fin de año, no vamos a ir a un default por eso”), pero planteó desafíos para 2025, con vencimientos por más de US$13.000 millones, entre deuda con privados y el Bopreal del BCRA.
Tras la recesión de 2024, Arriazu proyectó que la economía puede crecer alrededor del 5% en 2025, siempre que no haya una crisis política que implique que salgan capitales. “Siempre dijimos que este año va a ser una mezcla de 2002 con 2010. En 2002 hubo devaluación, ajuste del Gobierno, cayó el empleo y el salario, y 2010 porque fue el fin de la sequía de 2009. Entonces, este año es una primera parte recesiva y una segunda, expansiva”, dijo Arriazu.
Según sus proyecciones, el piso para la actividad “estuvo entre marzo y abril” y el del consumo, “en junio”. Para el mediano plazo, dijo, la Argentina tiene varios sectores en los que tiene claras ventajas, como la energía, la minería, el agro y la industria del conocimiento. “En energía, el saldo externo en 2022 fue de -US$5000 millones, este año son +US$6500 millones y el año que viene, +US$13.500″, se entusiasmó.
Fuente: Esteban Lafuente, La Nación
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