Mendoza

Semana rara, con algunas buenas / Newsletter de Mauricio Llaver

La carta multidireccional de Cristina. El infierno son los otros, pero ahora que nos salven el gobierno. El dólar baja, pero el costo es alto. Pierde Grabois, ganamos todos. El extraño caso de Lilita. Mendoza: que nos abran los cielos y la tierra. Un “pasaporte gastronómico” para locales. Y un vino, por supuesto.

1 de noviembre 2020

NO TODAS MALAS. Quizás esta haya sido la semana más rara del año, porque por primera vez en mucho tiempo tuvo algunas noticias que fueron buenas. El lunes se sacudió el mundo político con la “Carta Documento” (Pagni) de Cristina a Alberto, pero la baja del dólar y los desalojos de tierras tomadas hicieron recuperar un cierto aire de normalidad. Todo está pendiente de un hilo, pero hacía bastante que no todas eran malas.

LA CARTA MULTIDIRECCIONAL. La carta de Cristina fue multidireccional, con líneas de fuerza hacia todos los puntos cardinales. Por lo tanto, genera interpretaciones múltiples. Pero tiene su eje en un reconocimiento incómodo para el oficialismo: que la situación económica es “agobiante”. Ahí está el nudo del problema. Si no hubiera sido porque Cristina observa que vamos derechito contra la pared, no se hubiera molestado en despegarse tan ostensiblemente. No hay que olvidar que hace como 13 meses, la ingeniosa fórmula Fernández-Fernández prometía llenar la heladera y, con un  nivel de detalle excepcional, aumentar las jubilaciones un 20%, el primer día de gobierno, “con los intereses de las Lelic”. Pero la incompetencia y la peste han llevado a todo lo contrario, por lo cual llega la hora de apurarse a señalar quién es el culpable de los infortunios.

A QUIEN CORRESPONDA (CUALQUIERA MENOS YO). La carta tira palos tan disímiles que se podría haber titulado “A quien corresponda”. Porque ahí la ligan el presidente en plenitud de sus funciones (o sea, el responsable máximo del desastre); los funcionarios -y funcionarias- que no funcionan; Macri, obvio; los empresarios (que estaban representados por Macri en un gobierno que fracasó); y, por supuesto, los medios hegemónicos. Todo el mundo, menos su generoso espacio, que hasta resignó el poder para que el peronismo volviera a la Casa Rosada. Que la psicología explique por qué para Cristina los culpables son siempre los demás (Sartre: “El infierno son los otros”). El problema es que ahora quiere que todos esos “culpables” le salven su gobierno. No será fácil.

EL DÓLAR: SIEMPRE HAY UN PERO. El otro eje de la carta multidireccional fue que la Argentina tiene una economía bimonetaria, donde el principal problema es el dólar. Por lo menos Cristina no dijo que esto es nuevo, porque es la moneda en que siempre ahorró su propia familia. En eso, su gobierno tuvo esta semana un respiro y el blue bajó de 195 a 169. Pero siempre hay un pero, señores. Porque los instrumentos que lanzó, como el bono dollar linked, en algún momento tendrán que ser rescatados, y están siendo emitidos a tasas que llegan hasta el 15%. Para eso no habrá muchas más variantes que generar ingresos en dólares o en pesos, que saldrán de las exportaciones o de la emisión, que si es mucha va a realimentar a la inflación, con lo cual se dificultará la inversión, sin la cual no tendremos superávit ni bajaremos la inflación… etcétera. Ya sabemos que para que eso ocurra hay que empezar por ajustar el gasto, lo cual será un menudo problemón para el gobierno que venía a llenar la heladera y al cual le quedan tres años en el poder.

PIERDE GRABOIS, GANAMOS TODOS. Después de la payasada oportunista que hicieron Grabois y los suyos en el campo de los Etchevehere, felizmente puestos en caja por la Justicia, y del desalojo de Guernica –también ordenado por la Justicia y ejecutado por el tándem Kicillof/Berni, lo cual será divertido hacia adentro del Frente de Todos- por lo menos esta semana tenemos la tranquilidad de que ese paso hacia la anarquía se está limitando. Aquí asoma una interpretación sencilla: cada vez que Grabois diga: “Hemos sido derrotados”, todos los demás podremos interpretar que ha ganado la cordura. Esa fórmula será infalible.

EL EXTRAÑO CASO DE ELISA CARRIÓ. Cuando la historia argentina juzgue a Elisa Carrió, el veredicto será favorable. El trazo grueso –que es lo que se termina imponiendo- hablará de su coraje, su honestidad y su lucha contra la corrupción. No hay dudas de eso. Pero en el mientras tanto, las figuras históricas tienen claroscuros, y a veces hacen cosas difíciles de comprender. Como su idea de jubilar tan rápido a Macri, su sorpresivo pedido de apoyo al juez Rafecas como Procurador General de la Nación (después de haber dicho de él las peores cosas del mundo, especialmente las relacionadas con la causa del fiscal Nisman), su aseveración de que le robaron la elección de 2007, sus crípticas referencias al Papa Francisco, que a veces parecen a favor y a veces en contra… Lilita es admirable, pero muchas veces es difícil de entender.

QUE NOS ABRAN LOS CIELOS Y LA TIERRA. En varios Zooms en los que participo con colegas de Buenos Aires noto algo muy esperanzador para nosotros: todos están deseosos de venir a Mendoza, respetan nuestro manejo de la cuarentena buscando la mayor normalidad posible, y tienen una imagen sobre nuestra provincia que envidiarían todas las demás. Lo cual me hace percibir que, si tuviéramos la posibilidad de recibir gente, podríamos tener una temporada de verano magnífica, como para dejar atrás este año extrañísimo de nuestras vidas. La posibilidad se resume en un solo concepto: hacer todos los deberes hacia adentro para mantener a raya al maldito bicho, mientras hacemos la máxima presión hacia afuera para que nos abran los cielos y la tierra. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero es una salida que al menos podemos visualizar.

PASAPORTE GASTRONÓMICO PARA MENDOCINOS. En un diálogo con el gran Pepe Galante, enólogo de Salentein y mano mágica para los Chardonnay argentinos, me tiró una idea para cuando el turismo nacional e internacional vuelva a fluir hacia Mendoza: que en el sector enoturístico se emita una suerte de “pasaporte gastronómico para mendocinos”, con descuentos permanentes en las bodegas, pensando en los que conocieron sus restaurantes y les salvaron las papas en estos meses difíciles. Sería justicia y, bien manejado, la ampliación de un negocio que sería inclusivo en el mejor sentido. Y que todos rogamos que vuelva a funcionar a full con los turistas, más los mendocinos.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. Yo no entiendo mucho de Petit Verdot, pero encontré uno que me encantó. Es el Finca Decero Petit Verdot Remolinos Vineyard 2014, que vale la pena buscar (y sobre todo, encontrar). El winemaker Tomás Hughes lo hace en la bodega Decero, en Agrelo, del viñedo Remolinos, cuyo nombre proviene de los vientos de esa parte de la precordillera que, según explican, ayudan a protegerlos de las heladas en primavera. Las partidas top-top del Petit Verdot son la 2014 y 2017, sin filtrar ni clarificar. Al vino conviene tenerlo fresco, después abrirlo y dejarlo que respire, y ahí sí que empiezan a aparecer las cosas agradables que tienen los buenos vinos, en el olfato y el paladar, que mucha gente sabe definir aunque yo no. Pero no importa: lo que importa es que uno se toma una copa y después no queda más remedio que tomarse otra, porque el vino se va poniendo cada vez más rico. Finca Decero nació a fines de los 90’s de la mano del suizo Thomas Schmidheiny, y tanto Juan Marcó (CEO and Director of Viticulture & Winemaking), Hughes y Carolina Cortinez (Tourism & Events Manager) la manejan con precisión suiza pero con corazón mendocino. Y se nota.

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