Clare Burge pensó que manejaba muy bien su correo electrónico en el trabajo, hasta el día que regresó de unas vacaciones de diez días y se encontró con 10.000 mensajes nuevos en su bandeja de entrada.
El estrés le robó todo el brillo post vacaciones, y mientras recorría la lista interminable de correos se comenzó a preguntar para qué se había molestado en irse.
Entonces tuvo una suerte de momento de locura y decidió hacer un experimento: dejó de utilizar correos electrónicos.
Puso una respuesta automática en su cuenta personal y en la del trabajo, en la que le decía a la gente que la llamaran. Sin proponérselo, esa decisión generó un cambio de vida para Claire.
«El correo es una herramienta muy egoísta», explica Claire, quien ahora dirige una agencia de consultoría llamada Get Organised (Organízate), en Irlanda.
«Las personas le mandan tareas a otras a través del correo sin tener consideración por ellas».
El resultado, según Claire, «es que terminas convirtiéndote en un esclavo de la bandeja de entrada de tu correo; ver correos se convierte en lo primero que haces al despertarte y lo último que haces al irte a la cama».
Productividad
El correo también puede tener un impacto directo en las compañías, al distraer al personal de tareas relevantes por estar atendiendo correos de todo tipo.
Un investigador estimó que toma 64 segundos volver a lo que estabas haciendo luego de revisar un mensaje nuevo, mientras que otros estudios demuestran que mirar los correos puede absorber hasta dos horas al día.
Por este tipo de efectos en la productividad del personal y en el bienestar de los empleados, el correo electrónico ha comenzado a ser cuestionado por algunas empresas alrededor del mundo.
El mismo año que Burge tomó su decisión, el presidente de la compañía French IT, Thierry Breton, prohibió el correo electrónico interno a sus 80.000 empleados. Y la medida se está volviendo popular entre las grandes corporaciones y las pequeñas empresas.
En Alemania una ensambladora de vehículos anunció la limitación del uso de correos. En un artículo del diario estadounidense The New York Times, un columnista describió las herramientas utilizadas por él y sus editores para evitar el uso del correo.
Incluso Halton Housing Trust, una organización inmobiliaria sin fines de lucro en Reino Unido que administra miles de casas, cortó los correos.
Sin embargo, eliminar el uso del correo debe evaluarse con detenimiento, porque puede generar efectos contraproducentes, advierte Jim Harter, jefe de científicos de gestión organizacional y bienestar, en la firma investigadora Gallup.
Para él, la eliminación del uso de mensajes puede afectar a trabajadores que prefieran laborar en horarios más flexibles.
Por esto, y otras razones, puede encontrarse con resistencia.
Fue lo que le pasó al gerente general de Halton, Nick Atkin. Cuando intentó que sus 280 empleados dejaran de revisar el correo, se topó con reacciones que demostraron «cuán adictos somos a ello», incluidas algunas actitudes irracionales.
Definiendo el punto adecuado
En Van Meter, una distribuidora de partes eléctricas en Iowa, Estados Unidos, atacar el problema de la lectura de correos fuera de horario de oficina se incluyó en un programa integral de la empresa para mejorar la cultura corporativa.
Hace unos diez años decidió evaluar el nivel de compromiso de los trabajadores e implementar medidas que buscaban mejorar el equilibrio entre la vida laboral y la personal.
Para Lura McBride, gerente de operaciones de esta empresa de 400 trabajadores, el momento que lo cambió todo fue cuando se dio cuenta que había hecho un hábito de pasar los cerrojos de su automóvil cuando llegaba al estacionamiento de su casa para terminar trabajo pendiente, mientras su niños daban golpecitos a las ventanas.
Al día siguiente habló con uno de los altos ejecutivos de la empresa y le sugirió que suspendiera el envío de correos y llamadas telefónicas entre 5:00pm y 7:00am, y evitar toda comunicación de trabajo durante los fines de semana.
Para ella, la política buscaba respetar el tiempo de cada persona. Y es que cada vez que uno escucha el ping al llegar un correo, te sientes obligado a verlo para ver si es importante.
«Donde trabajaba antes, algunas personas creían que mandar correos a medianoche era una especie de prueba de valor. Cuando recuerdo esas escenas lo encuentro realmente bochornoso», dice.
McBride cuenta que ella y otros empleados todavía trabajan en las noches, pero si alguien tiene que escribir un correo no lo hace hasta el día siguiente, a menos que sea un problema de un cliente o tengan una fecha límite urgente que cumplir.
Cambiando velocidad
Lo que Burge aprendió de su experiencia al dejar el correo fue que las compañías tienen que encontrar vías alternas para comunicarse y colaborar.
Según cuenta Lee Mallon, fundador de Rarely Impossible, una agencia de consultoría en tecnología en Reino Unido, abandonar el correo fue más bien sencillo.
«Yo revisaba mi teléfono como 150 veces al día. Era algo que generaba mucha distracción y un fastidio constante», dice.
Mallon explica que el mayor reto ha sido la transición hacia otra forma de comunicación que permita ser más eficiente al asignar tareas o compartir documentos.
Como es una oficina pequeña, los asuntos más urgentes se manejan en persona o con una rápida llamada telefónica. Los empleados utilizan Skype, Dropbox y Slack para seguir proyectos o compartir información.
«Mi equipo se comunica mejor», concluye Mellon, quien además afirma que al abandonar el correo ahorraron 20% de la jornada laboral.
Burge cree que aun falta tiempo para tener un mundo libre del correo electrónico. «Todavía utilizo el correo a diario, porque no he logrado convertir a los siete mil millones de personas que viven en el mundo. Mientras eso ocurre, tendré que seguir enviando correos», según informa BBC mundo.
El Gobierno de Somalía decidió relanzar el correo postal en ese país, al tiempo que también ha introducido los códigos postales en todo el país por primera vez en la historia del país.
El servicio postal cayó en desuso cuando el régimen veterano gobernante de Siad Barre se derrumbó en 1991. Su reintroducción es la última señal de que cierta normalidad está volviendo a Somalia después de más de dos décadas de clan y conflictos de base religiosa.
La semana pasada se instaló el primer cajero automático de Somalia, ubicado en su capital, Mogadiscio. El Ministro de Correos y Telecomunicaciones Mohamed Ibrahim dijo que los somalíes ahora podrán recibir cartas del extranjero.
La siguiente fase sería la de hacer posible que envíen cartas a amigos y familiares que viven en el extranjero, dijo. Sr. Ibrahim dijo a la BBC que estaba entusiasmado con el re-lanzamiento del servicio.
Muchos jóvenes somalíes nunca habían estado expuestos a un servicio postal, y que sería «muy feliz» para enseñarles acerca de «algo que se da por sentado en todo el mundo», dijo Ibrahim.
La mayoría de los somalíes se comunican a través de correo electrónico, teléfonos móviles o enviar cartas escritas a mano a través de amigos. Unión Africana y las fuerzas gubernamentales están luchando contra una insurgencia por el grupo militante islamista al-Shabab.
Se ha expulsado a la mayoría de sus bastiones urbanos y su líder Ahmed Abdi Godane fue muerto en un ataque aéreo estadounidense el mes pasado. Sin embargo, el grupo todavía lleva a cabo ataques esporádicos en ciudades y controla grandes extensiones de territorio en las zonas rurales.
Para muchas personas, los drones representan el futuro en muchos sentidos. Como ejemplo, empresas como Amazon y Google han incorporado estos aparatos como medios de entrega, a través de Amazon Prime Air y Project Wing, respectivamente. En particular, el empeño que ha mostrado Amazon no ha sido poco ya que, a pesar de que inicialmente sufrió un revés por parte de la FAA de Estados Unidos, la empresa no se da por vencida y ha decidido solicitar autorización a la entidad reguladora para poder hacer pruebas con sus drones.
En este contexto, otras entidades se han sumado a la moda de las aeronaves autónomas. El MIT, por ejemplo, creó un algoritmo que ayudará a que estos dispositivos determinen si se encuentran en condiciones de emprender el vuelo. En el otro lado de la moneda, la NASA ha mostrado su escepticismo en torno al uso de drones como vehíulos de reparto, principalmente por las dificultades que pueden encontrar durante sus trayectos, según informa Fayer Wayer.
Pero los puntos en contra de los drones no son elementos que asusten a DHL. Por el contrario, son estos factores los que busca poner a prueba en un trayecto de entrega de mercancía, de acuerdo con reportes de Yahoo y Reuters. La primera prueba tendrá lugar el próximo viernes, cuando el Paketkopter 2.0 de la empresa haga un recorrido de 12 kilómetros hasta la isla de Juist, ubicada en el Mar del Norte.
El viaje de la aeronave será monitoreado de cerca por personal de DHL. Aunque la empresa no tiene planes concretos para extender el uso de estos aparatos como vehículos de reparto, el éxito de esta prueba puede sentar un importante precedente para realizar entregas en condiciones de emergencia o en lugares de difícil acceso.