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(AP) — El copiloto que estrelló el vuelo 9535 de Germanwings en los Alpes franceses buscó cómo obtener drogas letales y la posibilidad de hacer un testamento vital, dijeron fiscales alemanes el viernes. Este hallazgo que sugeriría que estuvo analizando otras vías para suicidarse hasta el último minuto.
El fiscal de Duesseldorf, Christoph Kumpa, confirmó la información publicada el viernes por el diario Sueddeutsche Zeitung, que apuntaba que en el mes de marzo Andreas Lubitz buscó en internet la forma de obtener cianuro de potasio, valium y combinaciones letales de medicamentos. También buscó el término «testamento vital» el 23 de marzo, la víspera del accidente.
Un testamento vital recoge los deseos del paciente con respecto a los cuidados médicos que recibiría en caso de incapacidad para comunicarse con los médicos.
La fiscalía sostiene que Lubitz estrelló intencionadamente el Airbus A320 contra la ladera de una montaña, matando a las 150 personas que iban a bordo.

(Télam) – El director de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), Rémi Jouty, responsable de las pesquisas técnicas del siniestro que provocó 150 muertes, entre ellos tres argentinos, indicó que Lubitz «ensayó el gesto que luego hizo en el vuelo fatal», aunque precisó que todavía es prematuro adelantar los motivos que lo llevaron a tomar esa decisión.
Según explicó, fue imposible que los tripulantes, el control aéreo francés y los ocupantes del avión pudieran darse cuenta de que el copiloto, un alemán de 27 años, había programado el aparato para que bajase hasta la altura mínima posible, unos 30 metros, en cinco ocasiones durante ese vuelo de ida.
La conclusión del investigador confirma lo publicado hoy por el diario «Bild» que, basado en un informe de las autoridades aéreas francesas, afirmó que el copiloto ensayó su suicidio en el viaje anterior al fatal.
De acuerdo con la publicación alemana, en el reporte se habla de «un vuelo en picada controlado de varios minutos sin justificación alguna».
El nuevo informe implica que el suicidio de Lubitz fue planificado con anterioridad y no fue producto de una crisis momentánea, según consignó la agencia EFE.
La revelación avala la investigación de la Fiscalía de Marsella, encargada de analizar lo ocurrido, que maneja como hipótesis principal que el copiloto accionó el descenso del Airbus A230 tras tomar los mandos y negarse a abrirle la puerta al comandante.
Desde entonces se supo que el hombre recibió hace años tratamiento psicoterapéutico por «tendencias suicidas» y que tenía un certificado médico de baja por enfermedad psiquiátrica que había roto y ocultado a la empresa, vigente para el día del siniestro.
Trascendió, además, que buscó por Internet información sobre métodos para suicidarse y sobre el funcionamiento de las puertas de las cabinas de vuelo, según comunicó la fiscalía de Düsseldorf que también investiga el hecho.
El avión de Germanwings, que se dirigía de Barcelona (España) a Düsseldorf (Alemania), se estrelló el 24 de marzo provocando la muerte de 150 personas, entre ellos tres argentinos: Juan Armando Pomo, Gabriela Maumus y Sebastián Grecco.

El análisis de la segunda caja negra del A320 de Germanwings, realizado por la Oficina de Investigaciones y Análisis de la aviación civil francesa (BEA), confirma que el copiloto estrelló de forma deliberada la aeronave contra los Alpes franceses con 150 personas a bordo.
En un comunicad, la BEA no deja lugar a dudas: «Una primera lectura hace aparecer que el piloto presente en la cabina utilizó el piloto automático para emprender el descenso hacia una altitud de 100 pies (es decir, 30 m), y luego, varias veces durante el descenso, modificó el piloto automático para aumentar la velocidad del avión en descenso».
Este segundo dispositivo, que técnicamente se denomina Flight Data Recorder (FDR), registra los parámetros técnicos durante las últimas 25 horas de trayecto, tales como la velocidad, la altitud y el modo de pilotaje.
La caja, ennegrecida por el fuego, fue encontrada por una integrante del Pelotón de Alta montaña de la Gendarmería Nacional en una zona ya explorada con anterioridad, y estaba, según la Fiscalía de Marsella, «totalmente enterrada», lo que hasta ahora había dificultado su hallazgo.
Para el fiscal Brice Robin, encargado del caso, aporta un complemento «indispensable» para esclarecer los hechos y completar la información contenida en la primera caja, en la que ya se había perfilado una acción voluntaria del copiloto, el alemán Andreas Lubitz, de 27 años de edad.
La primera de las grabadoras de a bordo (Flight Recorder, en inglés), que registró las conversaciones y comunicaciones de los pilotos, apareció el primer día de búsqueda, y reveló una serie de datos que permiten inferir que Lubitz estaba a cargo de avión y decidió estrellarlo contra una montaña aprovechando que el comandante se había ido al baño.
Según las pesquisas posteriores, Lubitz tenía trastornos emocionales y tenía prohibido volar, dato que ocultó a la empresa. Asimismo, los médicos aseguraron que tampoco sabían que Lubitz no se había tomado la licencia laboral que ellos habían impuesto.

Hasta ahora el cambia estaba planificado para el otoño de 2015, momento en el cual Germanwings cambiaría su nombre por el de Eurowings, manteniendo el mismo modelo de negocio low cost, bajo el que opera en decenas de rutas en Alemania, Europa y otros destinos a nivel mundial.
En este sentido, la línea aérea low cost, ya con nuevo nombre tenía planificado comenzar operaciones bajo su nueva denominación el próximo 25 de octubre con vuelos cuyos primeros destinos serían Dubai, Bangkok, Phuket, Bridgetown, Punta Cana y Varadero.
Germanwings fue creada en 2002 y hasta el momento había tenido éxito como filial low cost de Lufthansa, sin embargo se preparaba este cambio de nombre para entrar a competir con otras empresas similares como EasyJet, según los planes asumidos en diciembre del pasado año.
Según las declaraciones del consejero delegado de Lufthansa Airlines, Karl Urich Garnadt, pocas semanas antes del accidente, “Germanwings fue un éxito, pero por motivos de costos tenemos que convertirla en Eurowings“, alegando que de esta forma podrían operar mejor en toda Europa.
Una decisión que a nadie extrañaría, pueda adelantarse, después de conocerse parte de las investigaciones sobre las causas del accidente y la presunta culpabilidad del copiloto, quien habría decido estrellarse debido a la depresión que enfrentaba y que no fue detectada por la línea aérea, según informa Merca20.

Andreas Lubitz, el copiloto del vuelo de Germanwings que se estrelló en los Alpes franceses con 150 personas a bordo, había sido clasificado como «en riesgo de suicidio» antes de iniciar su carrera profesional y por ello recibió tratamiento psiquiátrico.
Así lo informó la Fiscalía de Dûsseldorf, en Alemania, que a través de un comunicado precisó que «posteriormente hubo más visitas médicas con prescripción de baja, sin que en ella se constataran tendencias suicidas o agresivas».
Más temprano la Clínica Universitaria de esa ciudad alemana, a la que Lubitz acudió en los últimos dos meses para solicitar su diagnóstico, entregó el historial médico del copiloto a la Fiscalía, que estudia qué es lo que pudo llevar al joven de 28 años a estrellar el avión de Germanwings.
Ante la proliferación de informaciones sobre la salud psíquica de Lubitz, la Clinica emitió el viernes pasado un comunicado en el que informó que el copiloto había sido paciente en febrero y había estado en el centro médico, por última vez, el 10 de marzo.
Según la Fiscalía de la ciudad francesa de Marsella, que lleva la investigación por la caída de avión, el joven alemán estrelló la aeronave el martes pasado de forma voluntaria.
Mientras tanto, se difundió un video que muestra a Lubitz aprendiendo a volar y que ya se ha hecho viral en youtube
https://www.youtube.com/watch?v=svGNo0OevJg

La fiscalía de Düsseldorf informó que Andreas Lubitz, el copiloto señalado por estrellar presuntamente en forma voluntaria el avión de Germanwings en los Alpes franceses el martes, tenía un certificado médico de baja por enfermedad que había roto y ocultado a la empresa.

El allanamiento del departamento que el joven tenía en Düsseldorf fue fundamental: los policías no encontraron una carta de despedida ni material político o religioso que pudiera sugerir un móvil terrorista, pero encontraron certificados médicos que revelan que estaba en tratamiento médico y que tenía un parte de baja para el día de la tragedia.
Según la fiscalía, la policía encontró este certificado roto en pedazos.
«El hecho de que hay notas que indican que no estaba capacitado para trabajar, entre otras cosas, que se hallaron rotas, que eran recientes, e incluso del día del accidente, respalda la presunción basada en la investigación preliminar de que (…) ocultó su enfermedad a su empleador y sus colegas profesionales», explicó la fiscalía de Düsseldorf, donde vivía el copiloto y hacia donde se dirigía el vuelo estrellado.

Cabe recordar que las grabaciones de cabina parecen indicar que Andreas Lubitz, el copiloto alemán del vuelo, se encerró en la cabina y estrelló a propósito la nave.

Los medios alemanes retrataron a un hombre con un historial de depresión que había recibido tratamiento psicológico y que podría haberse visto afectado por una ruptura con su novia.

Concretamente, Lubitz estaba recibiendo tratamiento psiquiátrico hasta el mismo día de la tragedia, según confirmó uno de sus primos.
Además, hacía algunas semanas se había separado de su novia.
En 2008 Lubitz había  tenido que dejar su formación como piloto por una «depresión severa» de la que también fue tratado durante año y medio.
La aerolínea Lufthansa, propietaria de Germanwings, explicó que «el piloto había pasado todas sus pruebas y todos sus exámenes médicos».
«Él estaba al cien por cien de condiciones para volar sin restricciones», afirmó Carsten Spohr, jefe de la compañía, consigna el diario El Mundo de España en su versión web.
La investigación se centra en las motivaciones de Lubitz, un ciudadano alemán que se unió a la aerolínea de bajo coste Germanwings, propiedad de Lufthansa, en septiembre de 2013 y que tenía sólo 630 horas de tiempo de vuelo -en comparación con las 6.000 horas de vuelo el capitán-.

(AP) — El copiloto del avión de Germanwings estrellado el martes en los Alpes franceses con 150 personas a bordo inició el descenso de forma manual e «intencionada», indicó el fiscal de Marsella.

El comandante del vuelo salió de la cabina, al parecer para ir al servicio, y después no pudo volver a entrar, explicó el fiscal, Brice Robin. Después de que el comandante saliera, el copiloto Andreas Lubitz activó de forma manual e «intencionada» el descenso del avión y lo llevó contra las montañas.

El copiloto, de nacionalidad alemana, parecía tener «intención de destruir el avión», señaló el procurador, y se negó «de forma voluntaria» a abrir la puerta.

Esa información se obtuvo de la grabadora de voz de la cabina, que no registró ninguna palabra del copiloto después de que el comandante abandonara la cabina.

«Había silencio absoluto en la cabina», indicó Robin.

En los últimos minutos del descenso de la aeronave se oyeron golpes en la puerta mientras sonaban las alarmas, añadió.

Justo antes de que el avión se estrellara contra las escarpadas laderas alpinas, la grabación registró los gritos del pasaje.

Las 150 personas que iban a bordo de la nave murieron, y las tareas de identificación de las víctimas ya han comenzado, señaló el fiscal.

Las conversaciones grabadas entre los dos pilotos, explicó el fiscal, comenzaron siendo corteses. Pero las respuestas del copiloto se tornaron «lacónicas» cuando el capitán comenzó a preparar los planes de aterrizaje a mitad del vuelo.

Las autoridades alemanas se encargaron de la investigación sobre el copiloto, dijo el fiscal de Marsella, declinando dar detalles sobre el origen o la religión del piloto. «No creo que sea necesariamente lo que debamos estar buscando», dijo.

En la localidad alemana de Montabaur, conocidos de Lubitz dijeron que estaba al final de la veintena y no mostraba signos de depresión cuando le vieron el pasado otoño, cuando renovó su licencia de piloto de planeadora.

«Estaba contento, tenía el empleo con Germanwings y le iba bien», comentó un miembro del club de planeadoras, Peter Ruecker, que le había visto aprender a pilotar. «Daba buenas sensaciones».

Lubitz obtuvo su licencia de piloto de vuelo sin motor cuando era adolescente y fue aceptado como piloto en prácticas en Lufthansa tras titularse en una estricta escuela preparatoria alemana, dijo Ruecker. Describió a Lubitz como un joven «bastante tranquilo», pero amistoso.

Lufthansa ha rechazado identificar a los dos pilotos, pero explicó que el copiloto se incorporó a la compañía de bajo coste en septiembre de 2013, justo al terminar su formación, y había volado 630 horas.

El capitán tenía más de 6.000 horas de vuelo y estaba en Germanwings desde mayo de 2014, dijo Lufthansa añadiendo que antes había volado con aeronaves de su compañía y de Condor.

El Airbus A320, que cubría la ruta entre Barcelona y Duesseldorf, comenzó a descender inexplicablemente desde una altitud de crucero y se estrelló contra una zona de montaña remota en los Alpes franceses, matando a las 150 personas que iban a bordo.

Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, las aerolíneas de Estados Unidos no permiten que un piloto se quede solo en cabina. El procedimiento estándar es que si uno de los dos sale – por ejemplo al servicio – un asistente de vuelo ocupe su lugar en la cabina. No estuvo claro de inmediato si las aerolíneas europeas han adoptado la misma práctica.

El director ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, describió a los pilotos como » experimentados y entrenados» durante una rueda de prensa el miércoles por la noche en Barcelona.