La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se inclinó por lo más seguro, a la hora de reemplazar a su actual ministro de Economía, Guido Mantega.
Según publica el diario Folha do Sao Paulo, escogió a Joaquim Levy, un economista con amplio roce internacional y muy valorado en los mercados financieros. De esta manera, busca recuperar la confianza de los inversores y así volver a un crecimiento sostenido de la economía, detalla TN.
Levy arrancó su carrera internacional como economista visitante del FMI en 1992. En 2000, con Fernando Henrique Cardoso, ingresó en la función pública como subsecretario de política económica.
La llegada de Lula da Silva al poder en 2003 asustó a los mercados y el real comenzó a devaluarse a paso agigantado. Para frenar esta mini corrida, el ex dirigente sindical le dio el cargo de secretario del Tesoro a Levy, sabiendo que era uno de los niños mimados de los mercados internacionales.
La opinión pública brasileña tiene una buena imagen de él. Fue el encargado de anunciar la cancelación anticipada de la deuda de Brasil con el FMI y luego el acuerdo de pago con el Club de París.
Sin embargo, tiene una mancha en su currículum. Fue el segundo de Antonio Palocci, acusado de corrupción y de girar fondos oficiales en beneficio del Partido de los Trabajadores.
Tras la salida de Lula del poder, pasó a ser secretario de Finanzas de Rio de Janeiro y hasta hoy ocupaba el cargo de director del banco Bradesco, el más grande del país.
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